Daniel tenía que admitir que, a pesar de la inicial satisfacción hace unos momentos, sentía que estaba en estado de alerta, sólo esperando el momento en que ‘algo’, lo que fuera, pasara.
El chiquillo le había dado su celular (sin bajar la mirada fulminante ni por un segundo), no había abierto la boca para discutir ni una vez más y había corrido a su cuarto apenas Daniel le soltó el brazo.
No se podía negar que había cierto sentido de satisfacción en lo rápido y sencillo que había sido el proceso, pero también era sospechoso… Nunca nada era fácil con ese niño. Daniel sabía que muy seguramente estaba siendo paranoico, pero también sentía que el chiquillo seguramente estaba de algún modo planeando cómo vengarse.
Daniel lo negaría ante quien fuera, pero cuando su teléfono comenzó a vibrar en el bolsillo de su saco no pudo evitar sobresaltarse por un milisegundo antes de tomar el aparato y obligarse a calmarse un poco.
Por supuesto que rodó los ojos al ver el nombre de contacto en el celular, e incluso bufó fastidiado antes de contestar.
-¿Qué quieres Patricia? Nada más a ti se te ocurre andar llamando a esta hora.- No sabía a qué se debía el honor, pero tampoco es como que le emocionara mucho la idea de hablar con ella nuevamente. Ellos dos llevaban años sin verse y la verdad es que se habían encontrado tan solo algunas veces desde el parto de su hijo en común.
-Y nada más a ti se te ocurre andarle pegando a un niño. ¿Estás loco o qué te pasa Daniel?-
Esa horrible voz otra vez…
El hombre se tomó un momento para procesar lo que acababa de escuchar, porque primero que nada, ¿Cómo demonios se había enterado? Segundo, ¿Qué tipo de universo alterno era ese? Patricia no era la mamá del año y bueno, él tampoco iba a ganar el premio a papá número uno, pero esa mujer no tenía derecho de reclamarle nada; ella literalmente le había dicho a Marcela que no quería quedarse con el niño… Bueno, Daniel también, pero al final ahí lo tenía.
-Para empezar, no sé de qué estás hablando. Yo no le pegué a nadie. Y segundo, no sé qué cara tienes para andar reclamando nada. ¿Dónde estás ahorita? ¿En Las Bahamas con el mequetrefe ese de Nicolás? Porque yo estoy aquí apenas llegando a la casa desde la estación de policía.-
Daniel escuchó la expresión sorprendida de la mujer y completamente pudo mentalizarla llevándose la mano a la boca.
-¿Te llevaron a la cárcel por golpea niños?-
Él se pasó la mano por el rostro.
Enserio…
-No seas ridícula, claro que no. Mira, no sé qué te haya dicho Daniel ni cómo te contactó, pero andaba con unos vagos de grafitero y se lo llevó la patrulla. No sólo tuve que ir a recogerlo a la estación, sino que ahora tengo también a CPS encima.-
-…Pues no seas menso, Daniel, no lo dejes juntarse con ellos y mucho menos andar saliendo juntos.-
-Es que nadie lo dejó- ¿Lo creía estúpido o qué?- Ese maldito mocoso hace lo que quiere. Claro que yo no lo dejé y mucho menos le di permiso de salir. Ahora resulta que no sólo no va a la escuela, sino que se sale de la casa.- Aunque Daniel no debería de estar sorprendido, ¿Por qué ni siquiera lo había considerado antes? Claro que andarse saliendo sin permiso no le iba a parecer muy extremo al chiquillo ese.
-Pues es que no lo estás cuidando bien.-
¿Perdón?
-Patricia, tú no tienes nada de vergüenza, en eso sigues por completo igual. Cómo te atreves a decir que yo no lo estoy cuidando bien cuando soy el único que lo está haciendo?- o algo así…
-Ay bueno, osea yo estoy al pendiente desde aquí…-
-No, no es cierto, no estás. Y es más, ¿cómo sabes siquiera que le toqué un pelo?-
-Pues porque me mandó un mensaje por Instagram, duh.-
Daniel maldijo por lo bajo e hizo una nota mental para confiscar también la tablet y la laptop.
-Mira, como haya sido, tú no me vas a andar diciendo cómo hacer las cosas cuando ni siquiera estás aquí batallando con él.-
-Ya te dije, Dani, que si no estoy ahí batallando con él no es porque no quiera.-
-Ah, ¿no? ¿Entonces porque es?-
-…Pues porque se me complica, Daniel, ¿por qué más?-
-A mí también se me complica, ese es el niño más complicado que he conocido, y que quede clarísimo que yo tampoco quería.- En serio que no entendía el cinismo de esa mujer, era impresionante y no en el buen sentido. -Así que estamos en las mismas, con la pequeña diferencia que yo sí estoy teniendo que hacer algo.-
-Pues hasta ahorita.-
-…Pues sí, pero mejor tarde que nunca, descarada. Y si tengo que seguirle “pegando” para sobrevivir al niño este, lo voy a hacer.- Daniel colgó, bastante estresado con la conversación tan ridícula.
Un segundo antes, el hombre había estado dispuesto a esperar hasta el día siguiente para tener que encarar al crío, pero al parecer el otro estaba bastante despierto y hasta en redes sociales.
Daniel salió de su cuarto y recorrió todo el pasillo con todos los falsos seguridad que fue capaz de recolectar. Respiró hondo y se armó de valor antes de abrir la puerta del chiquillo.
-Dame la laptop y el iPad.- Daniel exigió apenas entró al cuarto. Se esperaba actitudes, gestos, groserías… lo que no esperaba era encontrarse al niño con lágrimas en la cara. No recordaba haber visto eso antes… o tal vez sí, pero hace muchísimos años y por algún berrinche. Recordaba claramente no haber tenido que lidiar con ello, seguramente se habían encargado Marcela o Malú.
Pero ellas no estaban ahí, y Daniel no tenía ni idea de qué hacer.
Ahora, no es como que el niño estuviera llorando desconsolado, tenía más como una expresión molesta, pero lágrimas eran lágrimas y aparentemente eran también todo lo necesario para completamente desarmar al tipo.
JAJAJA
ResponderBorrarPobre Daniel, no sabe que hacer.
Ya quiero saber que viene.
Ansias a mil <3 <3