Hola, chicas, aquí London, despues de 200 años, les comparto este capítulo de Los Archers creo que se esta alargando demasiado esta introducción del personaje de Robbie pero me emocione un poco, igual espero que les guste esto, y también que yo nuevamente agarre el ritmo, entre la pandemia y el trabajo fue demasiado para mí pero se que esto es algo que me llena demasiado espero lo disfruten, acepto sugerencias. Haha, espero que se encuentren bien.
Capítulo 20 Robbie
Archer pt 2
Henry Archer (16 años.)
Íbamos camino a la casa del lago,
eran mis dos semanas favoritas del verano porque me la pasaba muy bien con
Robbie, la verdad es que también nos veíamos en la ciudad pero nunca era lo
mismo, la casa del lago era como algo diferente, aunque debía admitir que el
año pasado no me la había pasado tan bien, creo que me dejaba de llamar la
atención las pocas cosas que nos dejaban hacer, pero este año Robbie había
dicho que cuando él y mis tíos habían ido en primavera había conocido a unos
chicos que vivían por ahí, que seguían en contacto y que harían una gran fiesta
en su casa, así que era prometedor, aunque… recientemente mis padres, las
fiestas y yo no teníamos una buena relación, a mí me gustaban las fiestas, vaya
que sí, y todos querían que yo fuera, era el tipo más popular de la escuela,
perdón si suena egocéntrico pero es verdad tenía algo que a la gente le
agradaba, y todos me buscaban, había entrado al equipo de americano en mi
primer año de preparatoria y ahora sería el capitán en mi último año, aparte de
ser de los mejores promedios de mi generación, hasta ahí a mis padres les
encantaba, pero no les gustaba que saliera, admito que siempre me metía en
problemas, pero así es siempre, ¿no? Tampoco era para tanto… lo más grave que
había pasado era una vez que papá tuvo que ir por mi porque había perdido mi
celular, mi madre encontró unos cigarros en mi sudadera, bueno… y una vez que
hice una fiesta sin permiso en mi casa cuando mis hermanos y mis padres habían
ido a casa de mis abuelos. Las otras ocasiones usualmente no contestaba o no
llegaba a la hora que me decían pero todos lo hacen, no soy el único, pero
supongo que es la maldición del primer hijo, porque había mil cosas con los que
mis padres eran más estrictos conmigo y con Reed e Easton nunca les decían nada
pero jamás era una buena idea usar ese argumento con mis padres, aunque debo
admitir que mi padre me hacía perder los estribos bastante seguido.
-Hazte para allá, Easton.-Mi
hermano Reed gruñó del mal humor, Reed odia la casa del lago y los viajes en
carretera.
-Estoy en mi lugar, Reed, ya
cállate.-Respondió East.
-¡Mamá!-Chilló Reed.
-Reed, la camioneta es bastante
grande como para que tu hermano este en tu lugar, aparte ya vamos a llegar, faltan
como… diez minutos.-Explico mi madre con paciencia, llevaba un libro en las
manos, no sé cómo podía leer en movimiento mientras Reed no podía pasar una
hora en el auto sin vomitar y hacer un drama de todo.
-Pues ya hay que regresarnos, no
entiendo porque tengo que venir.-Gimoteo Reed retorciéndose en el asiento.
-Porque tienes catorce años,
cariño y no te puedes quedar solo dos semanas.-Le explico mamá con paciencia.
-No es justo. Y es muy injusto
que me obliguen a venir cada estúpido año.
-Reed, no empecemos.-Intervino
papá.-Y cuida esa boca.
-Me quiero regresar a
casa.-Gruñó.
-Cariño, enserio no empecemos, las
pastillas te ayudaron mucho.
-Como sea.
Cuando llegamos antes de ir a
nuestra casa fuimos a la de mis abuelos ahí estaban mis tíos, que habían llegado
ya hace una semana igual que mis abuelitos, nos estaban esperando para cenar,
así que mientras esperábamos la comida Robbie y yo subimos a su habitación.
-La fiesta es mañana, ¿Si crees
que te dejen ir? –Me pregunto mientras jugábamos un videojuego.
-Sí, bueno… no sé, Ian está
enojado porque la semana pasada me salté una cena con uno de sus amigos porque
fui con unos amigos a un partido de americano y dije que iba a llegar a la cena
pero no llegué.
-Que dramático.-Rodó los ojos
mientras pausaba el juego.-Pero tienes que ir, a lo mejor si yo le digo si
quiera.
-Pues es un gran último recurso,
si puedes ir tú, no veo porque yo no.
-Aparte le puedes decir que te
vas a quedar aquí.
-Seguro si me deja,
Esa noche esperé a que mis
hermanos estuvieran en el cuarto para ir al de mis padres, y preguntarle, toqué
la puerta, los dos estaban sentados en la cama a punto de irse a dormir.
-¿Qué pasa, cariño?-Dijo mamá
sonriéndome.
-¿Quieres dormir con
nosotros?-Bromeo papá y también me sonrío.-Porque tenemos espacio.
-Obviamente no…-Rodé los ojos y
me senté en los pies de la cama.-Es que quería hablar con ustedes…
-Ajá…-Dijo papá mirando a mi
madre.
-Es que Robbie y yo… bueno es que
Robbie se hizo amigo de unos chicos que viven a unas casas de aquí y pues… lo
invitaron a una fiesta mañana, entonces… Robbie me invito, y queremos ir,
¿puedo ir?-Pregunté.
Para mi sorpresa la primera en
responder fue mi madre:
-No, Henry.-Comenzó.-No conocemos
a esos chicos, y tú tampoco.
-Pero… Robbie si, y de seguro mis
tíos también, anda mamá, ¿no sé supone que venimos de vacaciones? ¿De qué sirve
si no puedo hacer nada?
-Venimos de vacaciones
familiares, no a que vayas a fiestas de desconocidos. –Continuo mamá.-Ni
siquiera conoces a nadie.
-Tampoco en casa conozco a todos,
no inventes.-Rodé los ojos.
-Bueno, tal vez en casa tampoco
te deberíamos dejar ir a fiestas.-Agregó papá.
-¿Por?-Fruncí el ceño.
-Porque hijo, no respetas las
horas de llegada, no contestas el celular cuando te llamamos, apestas a cigarro
cuando llegas, y pues ya sabes varias situaciones que se han
suscitado.-Continuo mamá.
-Ay, por favor.-Dije de mal
humor.-No es para tanto… aparte solo es una fiesta, y Robbie dijo que es muy
cerca, mamá, aparte mis tíos si dejaron a Robbie.
-No, Henry. Si tus tíos dejan a
Robbie está bien, pero tú nos vas a ir.
-Pero…-No estaba tan acostumbrado
a que mamá dijera que no pero siempre que mamá decía no, no había poder que mi
padre dijera que si.- ¡No es justo! No tiene nada de malo, es una fiesta,
¡Mamá! –Gimotee y me levanté de golpee de la cama.- ¡Ya no soy un niño!
-Ya lo sabemos hijo, y por eso
espero que entiendas porque no te quiero dejar ir.-Explico mi mamá con toda la
paciencia del mundo.
-¡Es una estupidez!-Azote un pie
contra el piso.
-Cálmate-Me ordeno papá.
-¡No quiero! No es justo, es una
fiesta, no tiene nada de malo, ¡Son vacaciones!
-Basta de berrinches, Henry, ya
te dije que no.-Dijo mi mamá bastante seria.
-No estoy haciendo un
berrinche.-Escupí furioso.- ¿Es enserio que no me van a dejar ir?
-Muy enserio.-Respondió Ian.-Así
que ya te calmas, y dejas los berrinches.
-Pues ustedes dejen de arruinarme
las malditas vacaciones.-Salí de ahí hecho una furia, cerré de un portazo duro
la puerta de mis padres y no contento con eso, también la de mi habitación que
compartía con mis hermanos.
-¿Qué paso?-Pregunto Reed quien
estaba leyendo en su cama.
-Nada.-Conteste enojado
sentándome en mi cama.
No pasaron ni cinco minutos
cuando se abrió la puerta, era mi papá con cara de pocos amigos.
-Henry, ven acá.-Me ordenó.
-¡No quiero!-dije muy valiente.
Mi padre entró muy enojado y me
levantó de un tirón solo para regalarme una larga y fuerte serie de palmadas
que me estaban doliendo como el infierno pero me estaba aguantando porque no
quería darle el gusto de ponerme a llorar.
-Le bajas, pero ya.-Dijo
soltándome.-Vuelve a azotar una puerta y te voy a dar con mi cinturón, vas al
cuarto y te disculpas con tu mamá por estar de mal educado.
-¡No les hice nada!-Lloriquee
dejando caer algunas lágrimas.-Ustedes son los que me están arruinando las
vacaciones.
-Deja de hablarme así, porque te
voy a dar la versión completa.-Me advirtió.
-Pero papá…
-Pero nada, ya te dijo tu madre
que no, y no porque no tengas todo lo que tú quieras te da derecho a hacer un
berrinche como este, ¿estamos?
-Pero papá…-Comencé a llorar con
más ganas.
-¿Estamos?-Repitió
-No…es que papá…-Replique.
-Henry.-Me miró serio.
Seguro mis padres estaban un poco
confundidos, yo jamás había hecho un berrinche como ese cuando no me dejaban
salir, aunque admitamos que usualmente mis padres no me decían que no, porque
siempre habían dicho que era un niño muy centrado, y que podían confiar en mí,
pero tal vez mi comportamiento reciente los había hecho cambiar de opinión.
-Papá…-Gimotee una vez más-Por
favor.
-Henry, ya te dijimos que no, así
que basta ya.-Contesto- Quiero que te disculpes con tu madre por comportarte de
esta manera, y después de metes a la cama, es la última vez que te lo pido de
buena gana-Me advirtió.
Lo miré enojado pero salí del
cuarto hacía el de mis padres con paso apurado, entré con cara de pocos amigos,
ahí estaba mamá en el mismo lugar.
-Lo lamento.-Dije de mala gana.
-¿Qué lamentas cariño?-Me
preguntó ella.
-Haber sido grosero…-Conteste
enfurruñado. Papá me miro.-Y azotar la puerta.
-Henry.-Comenzó mamá.-Papá y yo
somos muy indulgentes siempre contigo, sabemos que estas creciendo nos queda
claro, pero igual no eres lo suficientemente grande para saltarte lo que
nosotros te estamos diciendo, y tal vez eres demasiado inteligente como para
darte cuenta que tenemos razón pero muy inmaduro para entenderlo, así que
enserio ni quiero que vuelvas a azotar la puerta, ni te quiero de cara mañana,
ni ningún día.
-Ay, pero Reed si puede estar con
su jeta siempre, ¿no?-Bufé enojado.
-¿De todo lo que te dije es lo
único que escuchaste? –Me miro severa.-Vete a dormir ya.
-No tengo sueño.-Ya sé, quería
seguir peleando.
-Si en diez minutos voy a tu
cuarto y no te veo dormido te voy a dar las nalgadas de tu vida.- Me
advirtió.-Y córrele que te tienes que cambiar y van cinco ahí.
-¡Mamá!-Gimotee
-¿Qué hora es? –Miro su
celular.-Tienes de aquí a las once dos.
-¡Papá!
-Obedece. –Dijo Ian.-Cuando
quieras hablar y no pelear, hablamos.
-No estoy peleando, pero es que…
-Tienes nueve minutos.-Dijo
tajante mi madre.
A mí mamá le encantaba hacernos
eso era como su “Si cuento hasta tres…” pero era peor, mis dos hermanos y yo ya
lo habíamos vivido, aunque jamás tenía idea si mi mamá iba a los diez minutos
porque claro mis hermanos y yo ya estábamos dormidos para entonces. Tomé la
poca dignidad que me quedaba y fui a mi cuarto donde por mucho coraje que
tenía, me cambie y me metí a la cama.
En la mañana del siguiente día
fuimos a desayunar en casa de mis abuelos y estaba a punto de intentar algo
bastante peligroso, pero Robbie y yo estábamos seguro de que iba a funcionar.
-Tía, Henry ¿puede ir conmigo a
la fiesta?-Dijo en voz alta mi primo.
-Ya le dije que no,
cariño.-Respondió mi mamá-¿No te lo dijo?
-Sí, pero la verdad es que
enserio tengo muchas ganas de que vaya.-Continuo Robbie seguro de sí mismo.
-No, Robbie.-Respondió mi
mamá.-No conocemos a esos muchachos, ni siquiera Henry, tal vez tu un poco pero
no conocen a la gente que va aparte de ellos, y no es lo mismo que en casa.
Para mala suerte de Robbie como
que mi tía puso demasiada atención a eso.
-De hecho, hijo… tu tía tiene
razón aparte hoy tus abuelitos querían ir al club a cenar, ya sabes que cada
año vamos a la fiesta de verano y es hoy.-Empezó tía Bella.-Y si necesitas algo
no vamos a estar, mejor vienes con nosotros y mejor otro día ves a tus amigos.
-Ya me habías dicho que sí.-Gruñó
de mal humor.-Aparte ¿Qué voy a necesitar? Es como a veinte minutos de aquí.
-Pues sí, cielo. Pero apenas tus
abuelos me dijeron que la fiesta es hoy.
-Nos vamos a divertir en el
club.-Dijo mi abuelita con una sonrisa.-Ya quiten esas caras chicos, a lo mejor
podemos buscar algo divertido que hacer en estos días para que la pasemos bien.
-Mamá ya me había dicho que
sí.-Dijo Robbie enfurruñado.
-Yo sé, cielo pero ya te
expliqué.-Mi tía le iba a pasar la mano por la mejilla pero Robbie le empujo la
mano.
-¡Oye, no seas grosero!-Gruñó la
hermana de Robbie. Alexis era de la edad de Easton y la única niña.
-¡Cállate!-Gruñó Robbie de mal
humor.
-Robbie, bájale.-Le advirtió su
padre.
Mis padres estaban que no se
creían lo que había hecho Robbie, porque obvio mis hermanos o yo, jamás nos
hubiéramos atrevido hacerle algo así a mi madre, era la reina de nuestra casa,
aunque seguro si lo hiciéramos mi madre no lo hubiera permitido y papá bueno…
ni se diga.
-Mamá ya me había dicho que
sí.-Robbie aventó su tenedor en el plato y se levantó de la mesa para irse a
sentarse de mal humor a la sala.
-Robert Gallagher, ven acá.-Le
dijo mi tío Robert enojado.
-No quiero.
-No te estoy preguntando, ven acá
y te disculpas pero ya.
-Que no.
Mi tío sin esperar un momento más
se levantó de la mesa y fue directamente a la sala, agarró a Robbie del brazo y
a punta de nalgadas lo arrastro a la cocina.
No se escuchaba nada de lo que le estaba diciendo mi tío a Robbie pero si se
escuchaban los lloriqueos de Robbie diciendo que no era justo aunque también
estaba llorando demasiado como para entenderle, cuando salieron Robbie se
disculpó y así nuestro intento fallido porque me dejaran.
-Mamá, no quiero ir a la fiesta
del club.-Me quejé cuando mamá y yo íbamos de camino a comprar algunas cosas en
súper.
-¿En serio vas a estar en ese
plan todas las vacaciones?-Me miró cuando estuvo el alto.
-¿En qué plan?-Dije indignado.-No
me gustan esas fiestas, siempre tenemos que ir a las fiestas de los amigos de
papá y de los tuyos, y que a los socios, y ahora también aquí, aparte mejor me
quedó con Robbie jugando videojuegos en casa de mis tíos.
Mi mamá negó con la cabeza.
-Henry, te voy a dejar quedar
pero ya no quiero malas actitudes en todas las vacaciones, ¿estamos?
-Si maa, te lo prometo.-Le sonreí
–Eres la mejor.
Por la noche cuando ya todos se
iban, Reed casi arruina mis planes, mi plan era quedarme con Robbie en casa de
mis tíos y decirle que nos escapáramos a la fiesta, no sabía si el querría pero
yo sí, no planeaba quedarme jugando videojuegos cuando había una fiesta cerca
de ahí, aparte siempre podíamos llegar antes que mis tíos, pero ahora Reed
estaba haciendo un berrinche enorme porque obviamente no quería ir a la
estúpida fiesta.
-Pero Henry se va a quedar.-Dijo
una vez más, ya estaba listo, no entendía cuál era el problema ahora.
-Hijo, pero él se va a quedar con
tu primo, Robbie en la casa de tus tíos, y tú no te puedes quedar solo aquí.-Le
explico mi madre.
-¿Por qué no?-Se cruzó de brazos-Solo
es un rato.
-Porque no, Reed. Ya por favor
deja el drama y vamos, ya estás listo.
-Pero Henry si se puede quedar,
¿por qué yo no?
-Porque no, cariño. Vamos a ir y
no quiero discutir, Reed.
-Henry siempre hace lo que
quiere.-Reed azotó un pie.
-Reed.-Dijo mi padre en tono de
advertencia.
-¡Es la verdad!
-¿Yo hago lo que quiero? ¡Tú
haces lo que quieres!-Me quejé.
-¡Claro que no! Tengo que venir a
esta estúpida casa, tengo que ir a la
estúpida fiesta, y tú te vas a quedar en casa de mis tíos con Robbie,
¿Cuánto a que te vas a salir a la fiesta? Porque siempre te quieres salir con
la tuya.
-¡Cállate!
-Basta los dos.-Dijo mi padre
enojado.-Reed ya no voy a discutir contigo, y tu Henry espero que enserio te
portes bien porque si te metes en líos vas a ver.
-Mamá.-Me escude enojado.-No
estoy haciendo nada.
-Bueno, ya vámonos, y pórtate
bien, Henry.-Respondió ella.
-No es justo.-Gimoteo Reed.
Robbie y yo estábamos tirados en
la sala de la casa, queríamos ir a la fiesta pero para que mentir, teníamos
miedo de que nos descubrieran, tal vez si nuestros padres no estuvieran tan
enojados con nosotros podríamos huir sin ningún problema, pero yo sabía que mis
padres se iban a poner más que furiosos, y el tío Robert ni se diga…
-Tal vez solo nos estamos
preocupando demás… -Dije de pronto.-Si solo vamos un par de horas no creó que
suceda nada…
-Pues aún es temprano… no creó
que regresen tan pronto.-Continuo Robbie.
-¿Entonces?
-¿Podríamos ir un rato, no?-Se
levantó Robbie.-Vamos en mi auto.
Si, Robbie tenía un auto, y mis
tíos lo habían dejado conducirlo hasta acá, yo quería uno también pero mis
padres aun no estaban seguros, ya sabía conducir, papá me enseñó y tenía un
permiso, pero no un auto, y claramente era una tontería porque para que quería
un permiso sin un auto, pero era una discusión de nunca acabar con mis padres.
-¿No crees que se den cuenta?
-No, no es como que vayan a
revisar el kilometraje, o bueno, no creo que mis padres lo hayan revisado
cuando se fueron.
-Sí, tienes razón.-Miré mi
celular.-Pues vámonos, si regresamos a media noche seguro apenas estarán
saliendo del club, porque el itinerario terminaba a esa hora, y no estaremos
lejos de aquí.
Admitiré que en mis cortos
dieciséis años he ido a demasiadas fiestas bastantes como para poder clasificar
una buena fiesta y una mala fiesta, seguramente Robbie también y esta fiesta estaba casi en el puesto número
uno de las fiestas más, más aburridas de todo el mundo, no podía creer que
hubiera hecho tanto drama por una fiesta como esta, ni siquiera había cerveza,
no era tan fan de beber, en especial si mis padres iban a interrogarme pero
vamos que un poco de alcohol no le hace daño a nadie, la fiesta estaba
aburridísima, los amigos de Robbie estaban bien, eran buena onda pero
obviamente Robbie y yo habíamos esperado una GRAN fiesta así que salimos antes
de lo que esperábamos, íbamos camino de regreso a la casa cuando Robbie se
estrelló con un árbol que salió de la nada, y cuando digo de la NADA es de la
nada, al menos yo no lo había visto y Robbie tampoco, cuando mi primo intento
encender el auto no prendió, lo que nos faltaba.
-Fuck.-Robbie bajo del auto
después de intentar prender el auto en varias ocasiones.-Estoy muerto.
-Estamos.-Dije yo pasándome la
mano por el cabello.-Dude, hay que hablarles
-¿Estas loco? Mi padre me va a
matar.
-Pues mis padres también pero… ¿Y
qué hacemos? No conocemos a nadie, no es como que sepamos donde hay un taller,
y aparte no tardan en llegar, solo será peor sino nos ven en tu casa.
-Maldita sea.-Gruñó Robbie.-Pues
llámales.
-No tengo batería, llámalos tú.
-No tengo celular, dude.
-Robbie, deja de jugar ya.
-Dude, no estoy jugando deje mi
celular en la casa porque le envíe mi ubicación en tiempo real a mamá.-Me
explico.
-Pues tendremos que regresar
caminando.-Dije resignado.
-Henry, no inventes, no se me el
camino, aparte… vamos a llegar como en dos horas.
Yo me sabía el camino de memoria,
era sencillo, por alguna vez me servía mi mente prodigiosa, pero Robbie tenía
razón, llegaríamos como en dos horas aproximadamente, o más, en carro las
distancias eran cortas pero caminando no, aparte de que eran peligrosas, si no
estaba mal cerca de ahí había una avenida y seguro podíamos conseguir un taxi.
Tuvimos que caminar al menos
veinte minutos para llegar a la dichosa avenida, estaba lamentándome en
silencio porque mis padres de verdad me iban a matar, por desobedecer, no iba a
poder salir hasta que cumpliera treinta, Robbie a diferencia de mi se iba a
quejando pero en voz alta, ya no sabía que decir, de alguna manera me sentía
culpable, aunque Robbie también se había querido escapar, odiaba estarme
preocupando por él, cuando realmente mi mamá iba a estar furiosa y mi papá ni
se diga, ya los estaba escuchando, realmente en todas las malas circunstancias
que me había imaginado, justamente el que Robbie se estrellara no era una
opción.
No encontramos ningún taxi, así
que tuvimos que seguir caminando, estaba seguro que ya pasaba de medianoche,
sino me equivocaba seguramente era la una de la mañana o un poco más tarde, y
Robbie de verdad no dejaba de lamentarse, que tampoco lo culpaba, se había
salido de casa sin permiso, había estrellado su auto, y ni siquiera sabía si
realmente me sabía el camino, que sí, si me lo sabía, pero mucha gente no
entiende cómo funciona mi mente. Seguimos caminando hasta que fácil media hora
después vimos el auto de mis padres, y por mucho que no quería ni verlos, sentí
un alivio enorme, nos faltaba mucho camino y yo ya estaba exhausto.
Se detuvo el auto al vernos, y
estaba ahí mi padre con cara de muy pocos amigos, yo estaba a punto de subirme
al auto pero mi padre se bajó antes de que pudiéramos hacer algo.
-¿SABEN LO PREOCUPADOS QUE
ESTABAMOS? –Mi papá comenzó a quitar el cinturón.
Yo me quedé helado, no quería que
me pegara, menos enfrente de Robbie y menos en medio de la carretera, pero mi
papá se acercó muy peligrosamente a mí y me tomó del brazo y yo comencé a
jalarme.
-Nooo, papá, papá por favor.-Me
jale.-Te voy a explicar.
-Cállate.-Me dio el primer golpe
que me ardió muchísimo.-Súbete al auto, Robert.
Mi primo obedeció sin chistar, mi
padre enojado vaya que daba mucho miedo, aunque a mí me daba más miedo mi tío
Robert, pero seguro a Robbie le pasaba lo mismo, mi papá me dejo caer una serie
de cintarazos que vaya que me estaban doliendo, sabía que me los merecía, no
había estado portándome muy bien y siempre mis papás se habían portado muy
tranquilos e indulgentes.
-AUUUU.-Lloriquee.-Papá, yaaaa,
me duele.
-Súbete al auto, pero ahorita vas
a ver en la casa.-Me advirtió y me soltó.
-Pero papá…-Sollocé.
-Que te subas al auto.
-No, espérate… -Mi papá frunció
el ceño.-Te explico.
-¿Qué me vas a explicar? Que te
estas portando como un mocoso malcriado que va y hace lo que quiera aunque
claramente se le dijo que no, varias veces. No quiero explicaciones Henry
Archer, quiero que te subas al auto y dejes de desobedecer, ¿Me vas a hacer
caso o te doy la versión sin pantalones aquí? –Me quedé callado.-Te estoy hablando,
¿Vas a hacer caso o no?
-Si…
-¿Si qué? El si es en el
auto.-Abrió la puerta de mal humor.-Ándale.-Me soltó un cintarazo.
-AYYYY, ya voy.-me metí al carro.
Llegamos directamente a la casa
de mis abuelos, las luces de la parte baja estaban todas encendidas, eso quería
decir que todos nos estaban esperando, yo no quería que me regañaran enfrente
de todos, menos de mis abuelos, pero papá me abrió la puerta del auto y tuvimos
que caminar detrás de él, cuando entramos estaban mis abuelos, mi tía Isabella
y mi madre, seguro mi tío Robert nos había estado buscando también.
-¿Qué ustedes están tontos o qué?
–Comenzó mi tía Isabella, se veía muy enojada pero más que nada preocupada,
igual que los abuelos, a mi mamá no me atrevía a verla porque ya sabía que
estaría más que furiosa.-Estábamos pensando lo peor, dejan el auto ahí
abandonado, ¿qué demonios piensas Robert Gallagher?
-Fue un accidente…-Robbie rodó
los ojos.
-¡No pongas los ojos en
blanco!-Le grito mi tía Isabella.-Estas a nada de que pierda la paciencia,
Robert, no vas a salir a ninguna parte en todo el verano, a ninguna parte,
aunque ruegues, llores, y me prometas que vas a ser el mejor.
-Pero ni siquiera fue para
tanto…-Dijo Robbie menos petulante.-Fue un accidente lo del auto.
-Un auto que no tenía que estar
fuera de esta casa.-Le recordó su madre.-Siéntate ahí-Le señaló el sofá de la
sala.
Robbie obedeció pero rodó los
ojos nuevamente, y mi tía lo agarro de la oreja antes de que llegará al sofá.
-¡Ayyyy!-Soltó Robbie
sorprendido.-Suéltame, ayy mamá…-Llevó las manos a la oreja.
-Le bajas a tu actitud, o te
sueno enfrente de tus abuelos y tus tíos.-Le advirtió ya enojada.
-Mamá…me estas lastimando. –Se
quejó Robbie, mi tía le dio un tirón. –Ayyyyy
-Siéntate.-Le ordeno y le dio una
dura palmada que sonó en toda la casa.
Robbie se veía mucho más
avergonzado que adolorido, pero obedeció ya sin rechistar y sin hacer caras, no
hicimos ni siquiera contacto visual, yo estaba atrás de mi padre como perro
asustado, no quería la “versión sin pantalones” y ya me quería ir de ahí,
seguro solo estábamos esperando a mi tío pero no veía la necesidad, tenía un
nudo en el estómago.
-Tú también siéntate.-Me dijo mi
mamá.
-Mejor ya vámonos…-Dije bajito.
-Obedece. –Me dijo tajante mi
papá, y obviamente me fui a sentar en la otra orilla del sofá sin mirar a
Robbie.-¿Dónde está tu celular?
-No tiene batería…
-Dámelo. –Se acercó y se lo di,
me iba a aburrir mucho sin él todas las vacaciones.
Estuvimos en ese silencio
incomodo al menos media hora más antes de que llegará mi tío Robert, yo no
entendía porque nadie le había avisado que ya estábamos aquí, luego entendí que
si ya sabían lo del auto seguro estaba esperando una grúa, o haciendo algo por
el estilo, entró y vaya que tenía cara de pocos amigos, yo quería irme a la
casa ya, aunque mis padres estuvieran furiosos, no me gustan los regaños
públicos y menos, ver como regañaban a Robbie.
-Bueno, ¿Tu qué tienes en la
cabeza, Robert?-Se dirigió directamente a mi primo.-Ya me estoy cansando, entre
esto y todo lo demás, lo único que estás buscando es que deje de ser tan
permisivo, si tu madre o yo te decimos que no, es no, y obedeces, ¿Estamos?
-Si… pero es que papá…-Comenzó
Robbie.- Mamá ya me había dejado ir.
-¿No fui claro el día de la
cocina, o qué?-Pregunto.
-Si…
-¿Entonces, Robert?
-Es que… son vacaciones, papá y
esta de flojera… ya no somos unos niños.
-¿Ah no? Yo creo que sí, unos
niños malcriados y caprichosos, que lo que necesitan son unas buenas nalgadas y
ubicarse un poco.-No miré la cara de Robbie pero mis mejillas se encendieron de
vergüenza.- Las nalgadas ahorita te las voy a dar en la casa…
-¡Papá!-Gimoteo Robbie no sé si
por pena, o porque realmente estaba asustado por la advertencia de su padre.
Seguro por las dos…
- Y vas a estar sin salir todo el
verano, para que te ubiques un poquito, a ver si no estar con esos amigos tuyos
te hace ubicarte un poco.
-Pero… ¿Si me vas a dejar ir a
Ibiza?-Podía ser una pregunta tan tonta, pero yo sabía que Robbie llevaba
prácticamente un año esperando ese viaje, y también que él había juntado el
dinero para ese viaje, era dinero que
sus padres le daban, pero realmente si lo había estado ahorrando e Ibiza
no era un lugar muy barato que digamos.
-A ninguna parte, te
dije.-Interrumpió mi tía Isabella.
-Pero…-Robbie parecía bastante
ofuscado.- Llevó un año esperando el viaje… aparte yo lo pagué.
-Hablamos después de eso.-Dijo mi
tío Robert.
-No, yo ya dije que no
vas.-Continuo mi tía Isabella.-Ya tuve suficiente de tus grosería y tus malas
actitudes, Robert, no vas a ir, así llores y patalees, te lo advertimos antes
de venir, y después de la fiesta en la casa.
-Pero… ¡No es justo!
-Si es, y bastante, intentamos
hablar contigo, te estuvimos diciendo, y fuimos bastantes pacientes, te lo
advertí antes venir.
-¡Yo no quería venir! Nada
hubiera pasado si no me hubieran obligado a venir, ¡No es justo! No me puedes
quitar mi viaje, yo lo pague.
-No vas a ir.-Soltó su madre.
-¡Si voy a ir! –Gritó Robbie
levantándose del sofá.
-No grites.-Le dijo su padre.
Yo voltee a ver a mis papás para
que tuvieran piedad y me sacaran de ahí, aparte de que me había ofendido un
poco de que Robbie dijera que no quería ir, cada año era divertido venir porque
venía él, y ahora resultaba que planeaba dejarme a mi suerte si hubiera podido,
entendía en parte a Robbie, yo tampoco tenía tanta ganas de venir ya, y más
cuando vi que todos mis amigos iban a lugares juntos, y hacían fiestas y demás,
pero me reconfortaba un poco que Robbie hubiera venido, y ahora resulta que
también anhelaba estar en casa con sus amigos, me enojaba pero al mismo tiempo
entendía, Robbie y yo éramos más que primos, si éramos amigos, pero mamá casi
nunca me dejaba ir tan lejos de casa y aunque vivía en California no era tan
cerca, así que la casa del lago servía para que estuviéramos más tiempo juntos.
-¡Pues no es justo!-Comenzó a
lloriquear mi primo.- ¡Si voy a ir!
-Te dije que ya dejes de gritar,
es la última vez que te lo pido Robert.
-Pero…-Robbie comenzó a llorar
con ganas.-No es justo…
La tensión del cuarto aumentó si
es que eso podía ser peor, mis abuelos veían con pena a Robbie, pero ellos
sabían cuando no debían meterse, mis papás estaban bastante estoicos, yo estaba
hecho un manojo de nervios, y definitivamente agradecía no tener algo así para
que ellos no me lo arruinaran con algo así.
Mi tío Robert lo veía intentando mantener la paciencia porque cada vez que le
querían decir algo a mi primo el argumentaba lo mismo y solo lloraba más, mi
tío era una bomba de tiempo, y mi tía Isabella, se veía medio arrepentida pero
al mismo tiempo también trataba de no explotar y seguir en la misma posición.
-A ver ya.-Rompió dijo mi tío
luego de diez minutos de intentar que Robbie parara de llorar como si lo
estuvieran matando.-No vas a solucionar nada llorando de esta manera, te calmas
ya, o te voy a dar razones para que llores con mucho provecho, Robert. –Robbie
continúo el llanto. –Si llegó a tres y no te calmas te voy a llevar a la casa a
nalgadas, una-Nada.-Dos, y tres.-Nunca había visto una cuenta tan rápida, tal
vez él mismo sabía que Robbie no iba a parar de llorar.
Mire para otro lado en cuanto vi
como de un tirón mi tío levantaba a Robbie al escuchar la primera palmada, me
levante y me fui con mis papás.
-Ya vámonos-Les pedí.
-Súbete al auto, ya vamos. –Me
dio las llaves papá.
Cuando salí de ahí las nalgadas
ya se habían disipado porque Robbie y mi tío ya se habían salido de ahí,
obedecí y me metí al auto a esperar mi cruel destino.