Capítulo 1. The dinner
Andrey Volkov
Cuando eres hijo de políticos, aprendes algunos trucos para
manejar a la gente, soy Andrey Volkov, hijo del matrimonio de Alena y Sergei
Volkov, políticos jubilados y de gran renombre, que tiene tres hijos, la
primera Natasha, ahora con treinta años de edad, senadora del Estado casada con
un diputado, y ahora con sus “adorables” gemelos, luego de ella esta Víctor, de
veintisiete años Senador, y futuro candidato para Gobernador, la verdad es que
no es la gran cosa, nuestro padre también fue Gobernador y un catedrático de
Política muy importante, ninguno de los dos le llega ni a los talones, al igual
que a mamá, aunque ellos quieran darse aires de grandeza que no existen, por
últimos estoy yo, el mejor de los hijos Volkov, tengo dieciséis años,
presidente del club de debate y del de “Las naciones Unidas miniatura”, el bebé
de la familia según mi madre y padre, y “Andrey el saboteador” según la prensa
y mis fastidiosos hermanos. A estos “escándalos” yo les llamó habilidades para
salirme con la mía y hacer lo que yo quiera, con mis padres funciona, con mis
amigos funciona y no hay nadie que se le resista a mi don de líder.
Siempre quise ser como mis padres, políticos intachables,
pero jamás he querido ser como mis hermanos, escalando gracias al apellido de
mi padre, así que yo me ganaré propios méritos, disfrutare mis años de juventud
y luego “cambiaré” para que toda la gente me quiera, mientras tanto que la
diversión se prepare para mí.
Era sábado por la mañana, siempre salía a correr aunque
fuera sábado, siempre me ayudaba a pensar, la noche anterior mis mejores amigos
y yo habíamos una gran fiesta que había estado genial, aunque los padres de
Noel, no hubieran pensado lo mismo, este día también tenía pensado otro plan
para arruinar la futura candidatura de mi hermano, aunque estaba vez no
necesitaba a Noel, y a Gavin, aunque tenían que estar ahí obviamente.
Entré por la parte de atrás de la casa para pasar por un
vaso con agua antes de subir a bañarme, pase por la oficina de mi padre y
escuché una discusión:
-Mira padre, yo entiendo tu concepto de unión familiar y lo
que digas.-Era la voz de Víctor.-Pero Andrey siempre hace una escena y eso
arruinara mi posibilidad de postularme de candidato, ¿Si te das cuenta?
-Hijo, estas exagerando.-Era mamá.-Andrey no lo hace a
propósito, es un niño.
-Mamá, tiene dieciséis años y es un mocoso manipulador, no
quiero que vaya a la cena, estoy seguro de que hará algo para sabotearla.
-Víctor, creó que si estas exagerando es cierto que Andrey
es difícil pero ¿no crees que acusarlo de sabotearte es no sé… un poco inmaduro
de tu parte?-Argumento mi padre.
-Mira papá, no entiendo porque te portas con Andrey así,
sale en los periódicos cada semana por alguna idiotez que hace con sus
amiguitos esos, cuando yo tenía su edad solo salí una vez en una revista de
chismes solo porque estaba un poco tomado y con unas chicas, y casi me
desheredas.
-Eran otros tiempos, Víctor.
-Claro, era tu candidatura en juego, como ahora es la mía,
no te importa.
-No dramatices, cariño.
-Mamá, no, no dramatizo, ni exagero, no quiero a Andrey ahí
y es mi decisión final.
-Pues sino va Andrey, nosotros tampoco, somos una familia
hijo, y no puedes apartar a tu hermanito solo porque ha tenido unos cuantos
errores.
-Claro…-Víctor soltó un suspiro frustrado.-Como sea, pero
espero que si pasa algo que arruine esta noche tan importante para mí, hagan
algo al respecto…
-¿No te han dicho que escuchar conversaciones ajenas es de
mala educación? –Preguntó una voz detrás de mí.
Era Natasha, estaba perfectamente arreglada, seguro tendría
algún compromiso luego de aquí.
-¿Y no te han dicho que en mi casa puedo hacer lo que se me
da la gana?-Conteste de mal humor.
Antes de que ella pudiera decir algo la puerta se abrió, la
primera en salir era mamá:
-Nattie, te estábamos esperando.-Le sonrío a
Natasha.-Andrey, cariño que bueno que ya llegaste, ahora ya estamos todos para
el desayuno.
-No, gracias, eh, Natasha ya me arruino el apetito.-Dije de
mal humor-Como sea, me voy a bañar.-Sin dejar hablar a nadie, camine rápido
escaleras arriba.
Me metí a bañar, sabía que tenía una batalla ganada gracias
a mis padres, mi plan tenía que ser cambiado, aunque claramente ya lo tenía
todo en mente, Víctor quedaría como idiota frente a mis padres, mis hermanos y
yo, no teníamos una buena relación, porque desde que yo tenía memoria ellos
solo se quejaban de la manera en que mis padres me trataban, era normal,
Natasha me llevaba catorce años y Víctor once, así que jamás hicimos nada
juntos, yo solo recuerdo que ellos se la pasaban encerrados en su cuarto, y
quejándose de cuanto me consentían mis padres, y lo malos que siempre habían
sido con ellos, pero vamos que si esas íbamos yo no tenía la culpa, aun así
jamás me sentí mal por eso, simplemente aprovechaba mis ventajas con papá y
mamá, y lo disfrutaba.
-¿Noel?-Cuando termine de arreglarme le llamé.
-¿Qué onda?-Contesto medio dormido.
-¿Sigues dormido?-Pregunte expectante.
-Dude, es sábado y son las nueve de la mañana.-Se quejó.-
¿Qué paso?
-En fin...-Resople.-Tenemos que cambiar el plan de hoy en la
cena.
-Andrey, ni siquiera sé si pueda ir, mis padres están
furiosos…pensé que no iba a pasar la noche ayer.
-Como sea. Necesito que estés aquí a las siete.
-¿Si me escuchaste?
-Se les pasara, siempre se les pasa-Le reste
importancia.-Recuerda, es mejor pedir perdón que pedir permiso, te veo a las
siete.-Colgué.
Baje al comedor, aún estaban todos ahí comiendo, tomé mi
asiento habitual y comencé a servirme fruta en el plato.
-Perdón-Me disculpe en general.-Natasha tiene el don de
hacerme perder la paciencia.
-Mira, tenemos algo en común.-Me sonrío.
-Al fin.-Le respondí la sonrisa.-Pero en fin, decidí que
obviamente tenemos que desayunar en familia porque hoy es un gran día, ¿No,
Víctor?
Mis padres miraron a mi hermano con cara de “Te lo dijimos”
y luego me miraron con aprobación a mí.
Cuando mis hermanos por fin se fueron, yo me puse a terminar
de leer el libro que iba a discutir en un par de horas con los de mi
"club" de lectura, mis padres y los padres de Marina Preston, habían
creado hace unos cuatro años, un club de lectura con otros padres, éramos
cuatro, Marina, Stephen, Marianne, y Jeffrey, el club de lectura que teníamos
consistía básicamente en leer libros, de Economía, política y a veces de
filosofía, reunirnos a discutirlo, y luego comer en el jardín o en algún lugar
de la casa donde estemos, quisiera decir que no lo hacemos y nos ponemos a
platicar de chismes, o una tontería pero creo que nos lo tomamos muy enserio.
-¿Ya estás listo?-Preguntó mi madre abriendo la puerta de mi
habitación.
-Sí, justo estoy terminando.-Cerré el libro.
-Tú padre quiere hablar contigo.
-¿De qué?-Me levante de mi sillón reclinable que estaba en
mi habitación.
-Pues baja a hablar con él.
No sabía que tenía que decir mi padre pero sabía que era
serio porque si no, no me hubieran hecho bajar a su oficina, toque la puerta y
luego.
-Mamá me dijo que querías hablar conmigo.
Yo era el "consentido" de mis padres, pero igual
mis padres eran bastante estrictos y no les gustaba demasiado las notas que
escribía la prensa, pero yo prometía por lo más sagrado que no eran mi culpa,
siempre culpaba a Noel, y a veces a Gavin, no es como que quisiera meterlos en
problemas, pero sabía que mis padres me matarían en especial mi padre, porque
mi madre siempre salía en mi defensa, pero mi padre era bastante difícil de
convencer, aunque tampoco imposible.
-Sí, siéntate. -Esto iba para largo.
Obedecí pensando en cualquier cosa que me pudiera decir para
estar preparado y que nada me tomará por sorpresa.
-¿Leíste algún periódico hoy?-Me preguntó serio.
-No.
-Pues hazlo. -Me extendió un periódico doblado a la mitad.
Era un periódico local que utilizaba los chismes de la zona
para que lo compraran, en la portada salía una foto mía con una botella de
champagne empinada en la boca, esa foto no era de ayer, pero a la prensa le
encantaba, el titular decía "Andrey Volkov lo hizo de nuevo"
"La noche de ayer en el lado sur de la ciudad en un
suburbio de clase media cerca de las nueve de la noche llegaron patrullas para
detener una fiesta de unas treinta personas, en esas incluidas Andrey Volkov,
hijo del ex gobernador Sergei Volkov y hermano del futuro candidato a
gobernador, todos sabemos que el ya retirado gobernador era un excelente
político, pero... ¿Sino puede educar a un chico de dieciséis años, quién
garantiza que pudo haber educado a un buen gobernador? Nadie de la familia
Volkov quiso darnos entrevistas, pero este sábado habrá una cena con los
posibles candidatos, y una conferencia de prensa y ahí sabremos que tiene que
decir al respecto de su joven el hermano, el futuro candidato..."
En la nota había un poco más de mí, de Noel y de Gavin, decían
que Gavin era un prometedor jugador de americano, y Noel un chico becado con un
gran futuro en la Universidad, también mencionaban lo prometedor de mi futuro y
lo poco que parecía aprovechar mi legado político, vamos que la nota era una
joya, quería sonreír pero sabía que a mi padre no le haría ni una pizca de
gracia.
-Padre, escucha, la fiesta no fue idea mía, ¿de acuerdo? Y
solo íbamos a ser nosotros, un par de amigos y listo... pero se empezó a meter
más gente y bueno, se salió de control.-Dije tranquilamente.
-Andrey, el que tu hermano sea gobernador o al menos
candidato, es importante para todos, somos una familia, lo sabes ¿verdad?
-Asentí-No me gustan estos escándalos, también lo sabes-Esa fue una
afirmación.-Y no entiendo porque estás tan inquieto, recientemente y metiéndote
en líos pero no quiero más escándalos, por lo menos hasta que tu hermano sea
elegido como candidato y en realidad no quiero tonterías y punto.
-¿O sea que tú le crees a Víctor?-Me crucé de brazos.
-¿Qué le creo que?-Alzó una ceja.
-Lo de que quiero arruinar su campaña.
-¿También escuchas conversaciones ajenas?-Me miró muy serio.
-Estaba gritando.-Me defendí.-Aparte estaba hablando de mí.
-No me importa, Andrey, no tenías nada que hacer afuera de
mi oficina.
-Lo lamentó.-Solté-Pero eso no quita que tú le crees a
Víctor.
-No le creó.-Afirmó mi padre-Pero te conozco perfectamente,
y sé que estás muy problemático recientemente y espero que sea coincidencia y
no que realmente quieras afectar a tu hermano o a la familia en general.
-La verdad, padre, es que me ofendes muchísimo-Comencé-Pero
te demostraré que no es así.
-Bien.-Contestó. -Así que espero que no haya ningún problema
en la cena de esta noche.
-No lo habrá, ¿puedo irme? Casi llegan los del club de
lectura.
-Sí, hijo.-Camine a la puerta.-Una última cosa, Andrey- Me
gire.-Pórtate bien.
Eso ultimo me lo tomé como una advertencia, sabía que tenía
dos opciones aguantarme, o decirle a mi madre lo injusto que creía que se
estaba portando mi padre, pero preferí no decir nada, y portarme como debía
para no darle la razón a Víctor, aunque la tuviera, de todas maneras ya tenía
un plan que no me incluía a mí.
-¿Me estas prestando atención, Andrey? –Pregunto Marianne un
poco molesta.
-Si.-Mentí, estábamos decidiendo a donde ir a comer, aun
estábamos en la biblioteca de mi casa.
-¿Y entonces?
-Pues… ¿Me lo repites?-Me rendí.
Stephen y Jeff empezaron a reírse mientras que Marina y
Hailey me veían molestas, estaba seguro que no me había perdido de mucho, pero
es que de pronto me había quedado pensando en mi padre y la cena de la noche,
no me importaba que íbamos a comer, ni siquiera tenía hambre.
Marianne rodó los ojos un poco desesperada, era bastante
impaciente pero vaya que era una niña que sabía lo que quería y estaba
preciosa, tenía un precioso cabello rubio, ojos azules claros como el agua, una
sonrisa perfecta, era unos cinco centímetros más baja que yo, tenía un cuerpo
esbelto y perfecto, porque era bailarina de ballet, y tenía una gracia al
moverse que dios. Nos conocimos a los doce años desde que mis padres y los
padres de Marina “fundaron” el club de lectura, en cuanto la vi quedé flechado,
me ignoraba, la primera vez que tuvimos la primera charla del libro de
“Política” de Aristóteles, me llamo “pretencioso” y continuo diciendo que no
podía admitir que no tenía razón. Con el paso del tiempo, los cinco comenzamos
a hablar menos de lo que “YO DIGO” a “Yo pienso que…” y empezamos a hacernos
amigos, Marianne dejo de ignorarme, empezó a sonrojarse cuando le decía que se
veía linda, así que en su cumpleaños número quince, admití que me gustaba,
textualmente le había dicho:
“-Me gustas. Me gusta cómo te sonrojas cuando te digo lo
linda que estas, cuando sonríes con suficiencia porque se hará lo que tú
quieras, cuando citas a los autores, que subrayas tus libros con marca textos
de color pastel, cuando estas en el escenario bailando, cuando me mandas
mensaje a las dos de la mañana con una nueva idea, cuando dices que me creo
mucho.”
Obviamente ella había caído en mis brazos solo con eso, así
que después de un año y meses, seguíamos saliendo, y cada vez que la besaba
sentía lo mismo que la primera vez que lo había hecho, con Marianne podía ser
quien yo era sin sentirme obligado a “Portarme bien”
-Decía que si íbamos a la cafetería de la madre de Noel,
porque Marina y yo tenemos ganas del pastel que hace.-Contesto yendo hacía mí.
-Sí, si quieren.-Asentí.
La madre de Noel, tenía la mejor cafetería de por aquí, era
enorme, estaba llena de libros, de comida deliciosa que ella misma cocinaba, y
de una extraña calidez que te llenaba al entrar, o eso me parecía a mí. Conocí
a Noel por mi madre, y su madre, mi madre amaba esa cafetería desde que era muy
joven cuando era de los abuelos de Noel, así que Valentina Valmont y mi madre
se conocieron cuando eran jóvenes, aunque la madre de Noel era mucho más joven
por bastantes años, mi madre se fue a estudiar lejos a la Universidad, cuando
volvió la madre de Noel ya no vivía aquí según sus padres los visitaba pero no
fue hasta que el abuelo de mi amigo murió que ella y el padre de Noel
regresaron para ayudarle a su madre, Valentina estaba embarazada y casualmente
mi madre también-de mi- así que retomaron su amistad e iniciaron la mía con él.
Cuando llegamos a la cafetería, busque a Noel con la mirada,
usualmente los sábados en la mañana y tardes le ayudaba a su abuela y su madre,
pero no lo vi cerca, nos sentamos al rincón en una mesa que consistía en unos
sillones negros con detalles de madera puestos en forma de L con una mesa
redonda del mismo material.
-Voy a saludar a Valentina, ahorita vuelvo.-Le apreté la
mano a Marianne y me dirigí al mostrador, era temprano así que no había tanta
gente.-Valentina.
-Andrey.-Me sonrío.-No te vi entrar, ¿vienes con Marianne?
-Sí, y con los del club de lectura.-Le sonreí-¿Y Noel?
-Está arreglando la casa.-La fiesta, cierto.
-Lo lamento mucho.-Mentí.
-No te preocupes, no es tu culpa, aunque tú y Gavin le
hubieran dicho de la fiesta él no tenía por qué usar la casa como salón de
fiestas.
-Igual lo lamento. Voy a allá, solo quería saludarte.-Le
sonreí.
-Sí, provecho Andrey.
Noel Valmont.
Mi padre no me había dejado de regañar desde la una treinta
y cinco de la mañana que había llegado a casa y la había encontrado hecha un
desastre con algunos policías aun ahí, todos sin excepción ya se habían ido,
entendía a Gavin, sus padres ni siquiera sabían que estaba con nosotros pero
Andrey decidió huir, bueno, huir no es la palabra, era una “salida estratégica”
según él, porque obvio mamá le hablaría a su madre, y su padre estaría furioso,
pero básicamente me habían dejado todo el problema a mí, nunca había visto tan
molestos a mis padres, y eso que ya no estaba borracho por el susto de la
policía, en todo caso la fiesta no había sido mi idea, pero tampoco la había
detenido, me estaba divirtiendo muchísimo al contrario de Andrey que parecía
bastante aburrido, seguro era porque a diferencia de Gavin y yo, no había
probado gota de alcohol, antes del desastre yo me estaba enredando con una
chica en mi cuarto, vamos que estaba preciosa, y estoy casi seguro de que no
era de nuestra escuela, sino es que a lo mejor era más grande. Todo iba a
perfecto hasta que mis vecinos comenzaron a quejarse, y llegaron como cinco
patrullas como si fuéramos narcotraficantes o algo peor, los invitados salieron
de aquí en cuanto pudieron y si no tenía la suficiente mala suerte, mis padres
llegaron, se suponía que regresarían al siguiente día por eso había aceptado la
fiesta, porque tendríamos tiempo de limpiar, pero no, mala suerte Noel.
-¡¿Qué demonios está pasando aquí, Noel Valmont?!-Fue lo
primero que dijo mi padre al verme.
-Papá…-Dije muy nervioso saliendo de entre los dos policías
que estaban.
-Señor, ¿es su casa?-Pregunto él más alto de los policías.
-Así es, es mi hijo.-Me señaló.
Mi padre recibió la multa que le dio la policía, y escucho
todas y cada una de las quejas que habían puesto los vecinos, cada vez fruncía
más el ceño, y me estaba fulminando con la mirada, me senté un momento en el
sillón pero mi mamá fue a mí:
-Ponte a recoger, pero ya.-Me ordenó.
-Si…-Me levanté bastante resignado y camine lo más lento que
pude para seguir escuchando.
-Deja de hacerte el tonto.-Mi madre me regalo una dura
palmada en el trasero.
-¡AU! –Me quejé algo fuerte pero entonces me di cuenta que
ahí seguían los policías y mi padre, así que me sonroje.-Ya te dije que ya voy.
-No me digas, apúrate.-Contesto molesta, odiaba que mi madre
me regañara enfrente de las personas.
-¡Pues ya voy!-Dije enojado y avergonzado, pero tal vez no
estaba en posición de hablarle así a mi madre.
-No me hables así, Noel.-Me tomó fuerte del brazo y empezó a
jalarme hacía la cocina, me soltó y se puso a revolver los cajones.
-Mamá…-Comencé-Ya te había dicho que lo iba a hacer… mamá…
Mi madre cerró el cajón y se giró hacía mí, tenía una pala
de madera en la mano, no sé si elegía esa siempre, o eran distintas pero dolían
como el infierno.
-Mamá, ya me voy a poner a levantar…-Ella no me dijo nada y
me tomó del brazo me dio la vuelta y comenzó a soltarme duros golpes en el
centro del trasero.- ¡AUUU! No mamá, AYYYY –Gimotee, mi mamá no solía perder la
paciencia tan rápido pero seguro no le había hecho nada de gracia ver su
preciosa casa así.
-Ponte a recoger pero ya, Noel, sino dejas la casa limpia no
te subirás dormir.-Me soltó.-Y deja de decirme ya voy, porque quiero que lo
hagas, ¡YA!
No dije nada pero comencé a recoger todo el desastre de la
cocina ahora bastante adolorido, enojado conmigo mismo, y con Andrey, también
estaba asustado porque mi padre estaría como loco.
Mi madre se sentó en una de las sillas del desayunador a
verme como limpiaba, veinte minutos más o menos después mi padre me grito:
-¡NOEL!-Estaba aún en la sala.
Mire a mi madre suplicante pero ella no me hizo caso, sabía
que no iba a intervenir por mí, si ya sé con mucha razón pero para nada era
algo que quisiera admitir frente a ellos. Así que resignado camine a la sala
donde me esperaba mi padre con la mirada furiosa y su cinturón en la mano.
-Papá, déjame que te explique…-Dije con lágrimas en los
ojos.
-No necesito explicaciones, Noel, lo que quiero es que
limpies este desastre.-Se acercó hacía mí.
-Enserio lo lamento mucho, papá.-Me alejé pero él me tomo
del brazo.-Papá, no por favor, enserio… me voy a poner a limpiar, aparte no lo
hice a propósito de verdad que no… ¡AYYYY!-Solté un chillido cuando mi padre me
soltó el primer cintarazo.
Mi padre no escuchó mis suplicas y siguió soltando
cintarazos a diestra y siniestra, la verdad es que ya tenía bastante tiempo que
mi padre no me daba una paliza de esta magnitud, la última vez había sido
cuando Gavin, Andrey y yo nos habíamos escapado a una fiesta en la casa de
playa de los padres de Gavin, y vaya que mi padre ni siquiera estaba tan
enojado como esta noche.
-¡Ay! ¡Papá! ¡Ya! Te prometo que jamás lo volveré a hacer,
enserio que no pensé que fuera a salirse de control-Lloriquee intentando
zafarme.
-Como haya sido, Noel, no tendrías que haberla hecho, son
idioteces.-Me gruño soltándome un cintarazo un poco más fuerte que lo demás que
me hizo soltar un alarido.-Ponte a recoger todo este tiradero, pero ya.-Me
soltó.
-¡AUUU!-Seguí quejándome y me restregué las manos en el
trasero.-AYYY.-Me puse a arreglar nuevamente mientras me limpiaba las lágrimas
que me brotaban de los ojos.
Claro que al final mis padres empezaron a ayudarme para que
termináramos antes, también me dijeron que me tranquilizara y me dieron un poco
de tiempo después de que vieron que no podía ver ni siquiera por las lágrimas.
-Ay, Noel, de verdad no sé qué pasa por tu cabeza a
veces.-Dijo mi padre cuando acabamos, yo estaba sentado en el sofá y yo dos
frente a mí.
-Enserio, lo lamento mucho, papá.-Me limpie la cara con el
dorso de la mano.-No pensé que fuera a salirse de control, ya sé que es una
tontería pero pensé que podría limpiar antes de que llegaran.-Sorbí
mocos.-Enserio no lo volveré a hacer.
-Pues eso esperamos.-Mamá me quito las lágrimas de la
mejilla con delicadeza.
-Ya vamos a dormir.-Me acaricio el cabello mi padre.-Mañana
hay que terminar de limpiar, me quedaré contigo para ayudarte.
-Gracias.-Sorbí mocos una vez más.
Mis padres me dejaron dormir a pesar de que seamos realistas
no me lo merecía, mamá se iba temprano a la cafetería y papá siempre la
acompañaba a abrir y regresaba más o menos a las once, una llamada a las nueve
de la mañana, era Andrey, su plan seguía en marcha, sabía que a Andrey no le
agradaban sus hermanos pero no entendía cuál era el punto de arruinar la
campaña de su hermano, igual no me gustaba hacer muchas preguntas, mi mejor
amigo solía ponerse de mal humor cuando lo cuestionabas respecto a Natasha y a
Víctor. Pero gracias a que Andrey me despertó me puse a limpiar antes de que
llegara papá, solo faltaba barrer, trapear, lo demás prácticamente ya estaba
hecho, por lo menos Gavin y yo habíamos bloqueado la parte de arriba, tampoco
es como que mi casa fuera muy grande pero si lo bastante para estar con treinta
personas borrachas al parecer. Cuando termine de hacer la limpieza que debía me
tiré en el sofá a ver la televisión, como a las once y cuarto llegó mi padre
con comida de la cafetería.
-Sí que estas arrepentido.-Dijo al verme despierto.-La casa
está muy limpia.
-Si lo estoy…
-Ven a comer, te traje de desayunar.-Entró a la cocina y yo
me levanté para entrar tras él.-Saca un plato.
-Si…-Fui a la alacena y saque un plato.- ¿Solo uno?
-Sí, yo ya desayune.
Me sirvió de desayunar, estaba comiendo y él solo me
observaba, como pensando que decir y de pronto saco de la bolsa otra cosa.
-Mira para la pared de Andrey.-Me extendió un periódico.
-Esa foto no es de ayer…-Solté con un bostezo, y empecé a
hojear el periódico. El artículo no solo mencionaba a Andrey sino a mí, y a
Gavin, el buen futuro que teníamos y como lo estábamos arruinando.
-Hijo…-Ya sabía que me iba decir.-Entiendo que ser amigo de
Andrey sea muy divertido ahorita, pero… ¿Cómo te lo digo? Andrey tiene comprado
prácticamente su futuro…
-Con o sin su familia, Andrey tiene un buen futuro.-Lo
defendí. Y es que vamos Andrey era el tipo más listo que conocía, tal vez si no
tuviera la fortuna de sus padres igual lo aceptarían en cualquier universidad de
prestigio porque el tipo era demasiado perfeccionista para todo lo que hacía,
si Andrey quería hacer algo, lo hacía bien, no a medias, no a lo tonto, bien.
-Hijo, lo sé, mira voy por el lado incorrecto, sabes que tu
madre y yo, nos esforzamos mucho por pagar la escuela donde estas, además
tienes una beca porque eres muy listo, y gran estudiante, pero a muchas
Universidades eso les da igual si estas cosas-Me señaló el periódico.- Son
recurrentes, entiendo que eres un chico que te quieres divertir y que aún falta
mucho para que tengas que solicitar escuelas y demás pero no está bien que
estés metido en escándalos tan tontos solo porque Andrey, Gavin y tú quieren
divertirse un rato a lo idiota, arriesgando su futuro, en especial Gavin y tú.
-Lo sé, papá.-Suspire jugando con la comida.-No quiero hacer
nada estúpido, o sea en verdad no lo hago a propósito o porque piense que por
ser amigo de Andrey me voy a salir con la mía, pero pues solo queríamos pasar
el rato y se salió de control, no lo haré de nuevo.
-Eso espero, Noel, porque en verdad no quiero encontrar de
nuevo la casa en el mismo estado de ayer o parecido, porque la paliza de ayer
te parecerá un mal chiste. ¿Entendiste?
-Sí, papá.-Conteste.-Oye…
-¿Qué pasa?
-Sé que seguro no quieres que salga ni nada, pero… hoy es la
cena de Víctor y pues Andrey y sus padres me invitaron desde hace como un mes.
Mi padre suspiro y negó con la cabeza.
-Yo pienso que está bien, solo porque es un compromiso con
la familia de Andrey y ellos te estiman mucho, pero… pregúntale a tu madre. Yo
digo que sí, pero si ella dice que no, no voy a interceder, deberías apurarte y
ayudarle en la cafetería.
-Si.
Me gustó mucho la trama de la historia. Espero que la sigas pronto.
ResponderBorrarLa odio y la amo. Gran comienzo y tengo mucha curiosidad por leer más, pero odio a los padres. qué horrible para los hijos mayores que tengan un hijo favorito! Me hizo enojar! Jaja ��
ResponderBorrarBueno suele pasar que siempre consientan al más chico en mi caso es así .
ResponderBorrarYo creo que Andrey es muy creído y ya quiero que le bajen los humos un poquito , porque por lo menos tendría que estar un poco arrepentido por Noel