sábado, 11 de abril de 2020

Halloween Blues, capítulo 2


Roy se había animado inmediatamente tan pronto como comenzaron a pedir dulces a las 6 en punto. Usualmente iban un poco más tarde porque Roy, Dinah y Oliver amaban las cosas escalofriantes, pero ahora tenían al bebé… quién ODIABA... todo.

La afirmación fue comprobada cuando, a pesar de estar en los brazos de su padre, Connor empezó a sollozar incluso antes de llegar a la puerta de la primera casa. Ahí había un esqueleto de luces que se encendía y rechinaba cuando la gente pasaba. El pequeño se había sorprendido, lo cual significaba horribles lágrimas, y ni siquiera la amable señorita de la primera puerta con un enorme tazón de dulces había sido suficiente para calmarlo. Roy rodó los ojos y agarró un puñado de dulces mientras todos los demás estaban demasiado ocupados tratando de calmar los chillidos del pequeño.
Después de eso, Dinah y Hal habían tomado turnos caminando con Roy hacia las puertas mientras Oliver se mantenía a una distancia segura, sosteniendo el pequeño cumpleañero. Pasaron algunas casas sin que Roy lo notara, pero después hizo un puchero rápidamente.
-¡No es justo! ¡Yo quiero que TÚ vengas conmigo, papi!-
Eso había dolido. Roy no siempre lo llamaba "Papá" y mucho menos "Papi", usualmente era "Ollie", pero ahora que el bebé había empezado con "pa...pa", Roy también se había sentido mucho más cómodo expandiendo su propio vocabulario. Hacía qué Oliver quisiera correr con él y abrazarlo cada una de las veces, pero sabía también que no podía ceder ante una rabieta.
Entendía perfectamente cuál era el problema que Roy estaba teniendo en verdad lo hacía. Normalmente Roy amaba compartir con su hermanito, adoraba el bebé más de lo que había amado a nadie más, pero esto era diferente...
Halloween solía ser de ellos. Era Halloween y después su cumpleaños, era lo mejor del mundo, pero dos años antes había pasado Halloween en casa de Bruce con Dick porque dinah estaba dando a luz, hace un año habían tenido una enorme fiesta de primer cumpleaños para el bebé, lo cual había sido un desastre... Connor había llorado durante la mayor parte de la fiesta, Oliver y Dinah habían estado estresados de que el bebé estuviera sintiéndose tan miserable, y por supuesto no habían ido a pedir dulces. Oliver le había explicado a Roy que ellos tenían todos los dulces y el pastel del mundo en la casa, ¿Así que por qué tendrían que salir a buscarlo?
De todos modos, el día había sido una completa pesadilla para toda la familia, así que Dinah y Oliver habían decidido relajarse ese año y simplemente llevar a Connor a un desayuno de cumpleaños mientras Roy estaba en la escuela, y después el plan había sido ir a pedir dulces, abrir algunos regalos y ver algunas películas con Roy después de la hora de dormir del bebé. Plan perfecto...
-Dinah y Hal están contigo. Yo te estoy viendo- Oliver explicó tranquilamente.
-¡No, tú estás con tu tonto bebé llorón!- Roy reclamó, pero se tranquilizó cuando Oliver le dirigió una seria mirada. El niño sabía que su papá no era fan de los insultos.
-¿Necesitamos ir hablar al auto?- Oliver cruzó los brazos, tratando de lucir tan serio como fuera posible a pesar del bebé tratando de meterle su chupón a la boca.
-¡Nooooo!-
-Entonces por favor compórtate- el rubio pidió a su pequeño mientras movía la mano del bebé lejos de su rostro.
-...¡Pero no es justo!- Roy trató de calmarse, intentó detener las lágrimas… Pero simplemente no pudo. Era verdad que adoraba a "su" bebé, amaba ser un hermano mayor, pero a veces extrañaba cuando ÉL, y sólo ÉL era el centro de la vida de Oliver.  Seguro, había compartido con Dinah, pero eso era diferente. Ambos adultos amaban sus roles en la vida de Roy y siempre lo querían sacar a pasear, pasar tiempo con él, hacer lo que él quería...
Hace 2 años todo había cambiado... Y sí, sabía que su papá aún lo adoraba y quería hacerlo feliz y pasar tiempo con él, abrazarlo y besarlo, pero Oliver también quería todo eso con el bebé, y era difícil compartir.
-Tienes razón, no es justo- Oliver se puso en cuclillas para mirar a Roy a los ojos. Oliver era un hermano mayor y sabía lo que su hijo estaba sintiendo- Pero ahora tienes un hermanito que en ocasiones necesita más atención que tú. Es simplemente como es, y necesito que seas un hermano mayor responsable, bueno y sensible y por favor lo entiendas- era mucho para pedir a un niño de 8 años lo sabía
Sorprendentemente, el rostro de Roy no mostró fastidio ni nada por el estilo, sino comprensión.
-Voy a ser el mejor hermano mayor del mundo-
-Ya lo eres, hijo- Oliver le dio un beso y lo cargó con su brazo libre- Veamos si mami puede entretener al bebé para que tú y yo podamos pasar por algunas casas-
Afortunadamente, Dinah está más que feliz de llevarse a Connor, y él estaba bastante satisfecho con ir al auto y acurrucarse con mami. Halloween no era definitivamente lo suyo.
Pedir dulces con Hal y Oliver fue lo más divertido, principalmente porque los dos eran idiotas que peleaban por todo y, sobre todo, porque buscaban que Roy estuviera pasándola increíble. Ambos corrieron con él a cada casa e incluso tomaron dulces aunque eran adultos, bromearon el uno con el otro e incluso persiguieron a Roy y tomaron fotos de su gran enorme sonrisa.
-Tenemos que ir a otro vecindario, esa señora sólo nos dio cepillos de dientes- Hal se quejó, mientras que Oliver rodó los ojos cuando Roy siguió el ejemplo de su tío.
-Sí, queremos chocolates, no tontos cepillos de dientes- el pequeño concordó, tirando la estúpida cosa en el césped. Oliver frunció el ceño y le llamó la atención.
-¡Recoge eso ahora mismo!-
-Pero…-
-No, en esta familia somos agradecidos. Recoge eso ahora mismo- miró a su hijo de una manera que lo hizo llorar casi al instante. Eso no era justo, no le gustaba ser regañado, y especialmente en frente de los demás, especialmente cuando estaban divirtiéndose tanto. Sólo ellos.
-¡Pero el tío Hal…!- el tío Hal se sintió como el idiota más grande del planeta y fue ayudar al niño a recogerlo.
-No, Roy, tu papá tiene razón, nuestros cepillos de dientes son geniales-
-Harold, deja eso ahí, Roy lo va a recoger- Oliver fulminó a su mejor amigo con la mirada, quien entonces rodó los ojos. ÉL era un hombre de 32 años.
-¡PERO OLLIE…!- el llanto de Roy se escuchó por todo el vecindario, e incluso Dinah salió del carro para acercarse.
-¡RECOGELO O NOS VAMOS A CASA!- Oliver bramó como si no comprendiera en lo absoluto los volúmenes apropiados de voz. Roy Harper estaba a punto de responder como sólo él sabía, pero afortunadamente para todos Connor, aún en los brazos de Dinah, sonrió a su hermano cuando notó el brillante cepillo de dientes rojo en el césped.
-¡Juguete!- señaló, haciendo que toda la atención se alejara de su hermano mayor. El pequeño pelirrojo suspiró y lo recogió.
-No, no es un juguete, es sólo un tonto cepillo de dientes. Cepillas tus dientes con él- explicó como el hermano mayor que era, sabiendo perfectamente que el bebé tenía uno automático. Le pasó el cepillo de dientes de todas maneras- Puedes quedártelo si quieres-
-Eso es muy dulce, Roy, gracias- Dinah le sonrió mientras el bebé en sus brazos tomaba el juguete y lo movía frente a su rostro.
Roy se encogió de hombros y miró a Oliver como esperando que el hombre lo siguiera regañando, pero él simplemente sonreía ante la escena.
-Así que…. Vayamos a otro vecindario. Escuché que Bruce está repartiendo dulces este año-
-Seguramente- Hal no creía eso.
-¡Sí, vamos!- Roy y sonrío, y entonces era oficial, la siguiente parada sería la casa de “Brucey”.


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