Roy se había animado
inmediatamente tan pronto como comenzaron a pedir dulces a las 6 en punto.
Usualmente iban un poco más tarde porque Roy, Dinah y Oliver amaban las cosas
escalofriantes, pero ahora tenían al bebé… quién ODIABA... todo.
La afirmación fue
comprobada cuando, a pesar de estar en los brazos de su padre, Connor empezó a
sollozar incluso antes de llegar a la puerta de la primera casa. Ahí había un
esqueleto de luces que se encendía y rechinaba cuando la gente pasaba. El
pequeño se había sorprendido, lo cual significaba horribles lágrimas, y ni
siquiera la amable señorita de la primera puerta con un enorme tazón de dulces
había sido suficiente para calmarlo. Roy rodó los ojos y agarró un puñado de
dulces mientras todos los demás estaban demasiado ocupados tratando de calmar
los chillidos del pequeño.
Después de eso, Dinah
y Hal habían tomado turnos caminando con Roy hacia las puertas mientras Oliver
se mantenía a una distancia segura, sosteniendo el pequeño cumpleañero. Pasaron
algunas casas sin que Roy lo notara, pero después hizo un puchero rápidamente.
-¡No es justo! ¡Yo
quiero que TÚ vengas conmigo, papi!-
Eso había dolido. Roy
no siempre lo llamaba "Papá" y mucho menos "Papi",
usualmente era "Ollie", pero ahora que el bebé había empezado con
"pa...pa", Roy también se había sentido mucho más cómodo expandiendo
su propio vocabulario. Hacía qué Oliver quisiera correr con él y abrazarlo cada
una de las veces, pero sabía también que no podía ceder ante una rabieta.
Entendía perfectamente
cuál era el problema que Roy estaba teniendo en verdad lo hacía. Normalmente
Roy amaba compartir con su hermanito, adoraba el bebé más de lo que había amado
a nadie más, pero esto era diferente...
Halloween solía ser de
ellos. Era Halloween y después su cumpleaños, era lo mejor del mundo, pero dos
años antes había pasado Halloween en casa de Bruce con Dick porque dinah estaba
dando a luz, hace un año habían tenido una enorme fiesta de primer cumpleaños
para el bebé, lo cual había sido un desastre... Connor había llorado durante la
mayor parte de la fiesta, Oliver y Dinah habían estado estresados de que el
bebé estuviera sintiéndose tan miserable, y por supuesto no habían ido a pedir
dulces. Oliver le había explicado a Roy que ellos tenían todos los dulces y el
pastel del mundo en la casa, ¿Así que por qué tendrían que salir a buscarlo?
De todos modos, el día
había sido una completa pesadilla para toda la familia, así que Dinah y Oliver
habían decidido relajarse ese año y simplemente llevar a Connor a un desayuno
de cumpleaños mientras Roy estaba en la escuela, y después el plan había sido
ir a pedir dulces, abrir algunos regalos y ver algunas películas con Roy
después de la hora de dormir del bebé. Plan perfecto...
-Dinah y Hal están
contigo. Yo te estoy viendo- Oliver explicó tranquilamente.
-¡No, tú estás con tu
tonto bebé llorón!- Roy reclamó, pero se tranquilizó cuando Oliver le dirigió
una seria mirada. El niño sabía que su papá no era fan de los insultos.
-¿Necesitamos ir
hablar al auto?- Oliver cruzó los brazos, tratando de lucir tan serio como
fuera posible a pesar del bebé tratando de meterle su chupón a la boca.
-¡Nooooo!-
-Entonces por favor
compórtate- el rubio pidió a su pequeño mientras movía la mano del bebé lejos
de su rostro.
-...¡Pero no es
justo!- Roy trató de calmarse, intentó detener las lágrimas… Pero simplemente
no pudo. Era verdad que adoraba a "su" bebé, amaba ser un hermano
mayor, pero a veces extrañaba cuando ÉL, y sólo ÉL era el centro de la vida de
Oliver. Seguro, había compartido con
Dinah, pero eso era diferente. Ambos adultos amaban sus roles en la vida de Roy
y siempre lo querían sacar a pasear, pasar tiempo con él, hacer lo que él
quería...
Hace 2 años todo había
cambiado... Y sí, sabía que su papá aún lo adoraba y quería hacerlo feliz y
pasar tiempo con él, abrazarlo y besarlo, pero Oliver también quería todo eso
con el bebé, y era difícil compartir.
-Tienes razón, no es
justo- Oliver se puso en cuclillas para mirar a Roy a los ojos. Oliver era un
hermano mayor y sabía lo que su hijo estaba sintiendo- Pero ahora tienes un
hermanito que en ocasiones necesita más atención que tú. Es simplemente como
es, y necesito que seas un hermano mayor responsable, bueno y sensible y por
favor lo entiendas- era mucho para pedir a un niño de 8 años lo sabía
Sorprendentemente, el
rostro de Roy no mostró fastidio ni nada por el estilo, sino comprensión.
-Voy a ser el mejor
hermano mayor del mundo-
-Ya lo eres, hijo-
Oliver le dio un beso y lo cargó con su brazo libre- Veamos si mami puede
entretener al bebé para que tú y yo podamos pasar por algunas casas-
Afortunadamente, Dinah
está más que feliz de llevarse a Connor, y él estaba bastante satisfecho con ir
al auto y acurrucarse con mami. Halloween no era definitivamente lo suyo.
Pedir dulces con Hal y
Oliver fue lo más divertido, principalmente porque los dos eran idiotas que
peleaban por todo y, sobre todo, porque buscaban que Roy estuviera pasándola
increíble. Ambos corrieron con él a cada casa e incluso tomaron dulces aunque
eran adultos, bromearon el uno con el otro e incluso persiguieron a Roy y
tomaron fotos de su gran enorme sonrisa.
-Tenemos que ir a otro
vecindario, esa señora sólo nos dio cepillos de dientes- Hal se quejó, mientras
que Oliver rodó los ojos cuando Roy siguió el ejemplo de su tío.
-Sí, queremos
chocolates, no tontos cepillos de dientes- el pequeño concordó, tirando la
estúpida cosa en el césped. Oliver frunció el ceño y le llamó la atención.
-¡Recoge eso ahora
mismo!-
-Pero…-
-No, en esta familia
somos agradecidos. Recoge eso ahora mismo- miró a su hijo de una manera que lo
hizo llorar casi al instante. Eso no era justo, no le gustaba ser regañado, y
especialmente en frente de los demás, especialmente cuando estaban
divirtiéndose tanto. Sólo ellos.
-¡Pero el tío Hal…!-
el tío Hal se sintió como el idiota más grande del planeta y fue ayudar al niño
a recogerlo.
-No, Roy, tu papá
tiene razón, nuestros cepillos de dientes son geniales-
-Harold, deja eso ahí,
Roy lo va a recoger- Oliver fulminó a su mejor amigo con la mirada, quien entonces
rodó los ojos. ÉL era un hombre de 32 años.
-¡PERO OLLIE…!- el
llanto de Roy se escuchó por todo el vecindario, e incluso Dinah salió del
carro para acercarse.
-¡RECOGELO O NOS VAMOS
A CASA!- Oliver bramó como si no comprendiera en lo absoluto los volúmenes
apropiados de voz. Roy Harper estaba a punto de responder como sólo él sabía,
pero afortunadamente para todos Connor, aún en los brazos de Dinah, sonrió a su
hermano cuando notó el brillante cepillo de dientes rojo en el césped.
-¡Juguete!- señaló,
haciendo que toda la atención se alejara de su hermano mayor. El pequeño
pelirrojo suspiró y lo recogió.
-No, no es un juguete,
es sólo un tonto cepillo de dientes. Cepillas tus dientes con él- explicó como
el hermano mayor que era, sabiendo perfectamente que el bebé tenía uno
automático. Le pasó el cepillo de dientes de todas maneras- Puedes quedártelo
si quieres-
-Eso es muy dulce,
Roy, gracias- Dinah le sonrió mientras el bebé en sus brazos tomaba el juguete
y lo movía frente a su rostro.
Roy se encogió de
hombros y miró a Oliver como esperando que el hombre lo siguiera regañando,
pero él simplemente sonreía ante la escena.
-Así que…. Vayamos a
otro vecindario. Escuché que Bruce está repartiendo dulces este año-
-Seguramente- Hal no
creía eso.
-¡Sí, vamos!- Roy y
sonrío, y entonces era oficial, la siguiente parada sería la casa de “Brucey”.
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