jueves, 20 de junio de 2019

Conviviendo Entre Hermanos, capítulo 15


-No, ya déjame, yo jamás hago nada por Dick y por eso sólo te sientes orgulloso de él. Ya quiero dormir-

Bruce, viendo cual era el problema, se sentó junto a Jason y lo puso en su regazo, a pesar de las quejas del aludido. 
-Pero también me siento orgulloso de ti, Jason, eres inteligente, valiente, astuto y noble ¿cómo podría no estarlo? Además, recuerdo que tú quisiste defender a Dick cuando lo estaba regañando... no digo que jamás hagas nada por él, perdóname si te di a entender eso, lo que pasa es que me molestó tu modo de contestar cuando te hice aquellas preguntas- se explicó- pero hoy los dos actuaron como hermanos, hijo, y créeme que eso me alegra como no te imaginas-
-No me importa- dijo Jason muy enojado- Sólo lo dices porque yo estoy enojado-
-Jason, no es cierto. Si no fuera verdad no te lo diría ni de chiste-
-Pues antes no lo dijiste- recriminó- Ya déjame dormir...-
Bruce lo abrazó más fuerte.
-No- le dijo- No hasta que admitas que te quiero mucho y estoy orgulloso de tí-
-Quiero dormir...- fue lo único que dijo Jason bajito.
-Pues lástima- replicó- Porque si no lo admites no te voy a soltar-
-Pero sería mentira-
-¿Por qué eres tan testarudo, Jason? Claro que es verdad-
-Yo no soy test… test… lo que sea-
Bruce se rio un poco y le dio un beso en la cabeza a su hijo, tan sólo logrando enojarlo un poco más.
-Deja de reírte de mí- se intentó alejar.
-No es de ti, yo...- se intentó explicar Bruce- Ay, olvídalo. Tú sabes, o lo admites o te vas acomodando porque de aquí no te vas-
-Me duele mi panza, y mi cabeza...- otra vez le dolían, ¿No que no?- Suéltame-
-Ya sabes que hacer- replicó él como si nada
-Ya sé que me quieres mucho y que estas orgulloso de mí- contestó cansado Jason.
-Bien, ahora intenta que suene con sentimiento-
-Papá...- se quejó.
-Jason- lo imitó.
-Enserio me siento mal- comenzó a llorar de nuevo y se resignó, dio vuelta y se abrazó a su padre.
Bruce lo acomodó mejor en sus brazos y comenzó a acariciarle la espalda con cariño, apoyando la cabeza del niño contra su pecho.
-Ya hijo, ya- le quiso tranquilizar- Trata de dormir y si no te sientes mejor cuando despiertes podemos ir al hospital del suburbio-
-No quiero ir al hospital- lloró más fuerte Jason- No quiero...-
-A lo mejor no vamos, quizás te sentirás mejor si descansas- le instó.
-No puedo dormir porque me duele la cabeza- se quejó. Bruce pensaba que o su hijo se sentía muy mal o que quería que lo consintieran mucho, porque estaba con el humor tan cambiante y eso no era normal en Jason.
Bruce se estiró un poco para alcanzar el cajón de la cómoda y sacó una caja de pastillas para el dolor y tomó una botella de agua que estaba ahí encima.  
-Aquí, Jason, tómate una con un trago de agua-
Jason hizo una serie de muecas, negó con la cabeza y se volvió a esconder en su papá.
Bruce se estaba cansando y no sólo eso, preocupando que era peor. El joven pero frustrado padre se levantó con Jason en sus brazos y echó a andar hacia la puerta.
-¿A donde vamos?- le preguntó Jason.
Bruce no se decidía entre si mentir o no, pero al final eligió no hacerlo. No quería que después lo bombardearan con acusaciones de "mentiroso, jugaste con mis sentimientos, me viste la cara, me ocultaste la verdad" y todos los demás dramatismos que Dick y Jason le echaban cuando los engañaba para llevarlos al hospital.
-A que te revisen, nada más quiero cerciorarme de que estás bien-
-¡Nooo! ¡No quiero!- se quejó Jason, pero se acostó en el hombro de su padre y bostezó.
Bruce, quien hizo caso omiso, siguió bajando por las escaleras, pero para cuando iba a abrir la puerta principal de la casa se dio cuenta que su hijo menor ya estaba perdidamente dormido. Se quedó como meditándolo un momento hasta que decidió volver a la habitación del niño y dejarlo dormir un rato. Al menos así podría observarlo bien y darse cuenta si era o no por el alcohol sin necesidad de jeringas, gritos y llanto... Le dio un beso en la cabeza a su hijo pequeño y lo cubrió con las cobijas. Si tenía suerte, despertaría de mejor humor.
A Roy, por su parte, no le estaba yendo tan bien…
-Bueno, sí, no pensé, pero es que también fue cosa de Dick. Papá, por favor, enserio que sí entiendo-
-¡No me importa Dick!- rugió Oliver- ¡Me importas tú, Roy, que parece que cada vez estás peor!- espetó, caminando hacia una de las camas y llevando a Roy casi a rastras.
-¡NO, Oliver! Vamos a despertar a Connor- se resistía- Ya te dije que no lo volveré a hacer, lo prometo Oliver- hasta parecía que a Oliver le gustaba hacer sufrir a Roy y también verlo suplicar.
Oliver le soltó el brazo renuentemente, dirigiéndole una mirada bastante fría. Caminó hasta la cama donde estaba acostado Connor y lo tomó en sus brazos con cuidado de no despertarlo, antes de volver su vista a Roy.
-Voy a llevar a Connor a la otra recámara- le avisó- Más te vale que cuando vuelva sigas aquí-
Oliver salió de ahí sin decir más, estaba furioso con Roy, ¿Qué el show de ayer no había sido bastante para él? ¡Demonios!
"Maldición" pensó Roy, tratando de no hacer ruido desde la ventana del baño, por la cual ya había sacado casi medio cuerpo
-¡ROOOOOY!- gritó furioso Oliver cuando se dio cuenta- Te juro que si no regresas a la cuenta de tres, si te encuentro te pegaré sin pantalones en donde estés... UNOOOOO-
Roy se volvió a meter tan sigilosamente como pudo, es decir, que se tropezó, tiró las cortinas de la regadera y como tres toallas... Después recogió la poca dignidad que le quedaba y salió lentamente a la recámara.
Oliver lo recibió con los brazos cruzados y con una mirada de muerte.
-Bájate los pantalones- le ordenó.
-¡¿Qué?! Pero si regresé...- repuso atónito.
-Tenías que quedarte aquí ¿Recuerdas?- replicó Oliver.
-De haber sabido que ibas a hacer esto, ni hubiese regresado- musitó con coraje.
-Pues te hubiera pegado donde estuvieras- dijo firme Oliver- Ahora haz lo que te he dicho-
-No! Papá, no me pegues, yo te quiero mucho- suplicó.                                                                  Bien, Roy sabía lo patético que había sonado pero la verdad es que a esas alturas no le importaba, es decir, apenas el día anterior había recibido DOS palizas.
Oliver lo vio con desaprobación. Se acercó y lo tomó fuertemente del brazo.
-No puedes evitar lo inevitable, Roy- le dijo, sentándose en la cama de nuevo.
-Pero no fui el único que tomó- discutió, tratando de soltar su brazo y alejarse- Y nadie estaba obligado-
-Luego ya hablaré con tus hermanos- aclaró, poniéndolo de un solo jalón en sus rodillas.
-¡Oliver, no!- volvió a gritar, intentando levantarse- Enserio no voy a volver a darles nada, pero déjame!-
-No, no te dejo. Porque el problema es que ya lo hiciste- y así Oliver comenzó a descargar rápidas y fuertes palmadas por todas partes. 

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