Mikael había escuchado muchísimas
estupideces a lo largo de su vida, pero ninguna le había provocado tantas ganas
de reír, gritar y enfurecerse al mismo tiempo...
-Disculpe, pero no creo estar
comprendiendo del todo lo que intenta decirme- le dirigió a la estúpida qué se
hacía llamar maestra una mirada de profundo desdén.
La mujer, en cambio, le dirigió una
amable y solidaria sonrisa.
-Por favor tómelo de la mejor manera- le
pidió- Lo único que la escuela busca es poder apoyar a su familia tanto como le
sea posible-
-¿Insinuar que tengo hijos
estúpidos le parece una manera pertinente de demostrar apoyo?-
-Por favor no lo vea de ese
modo, señor Mikaelson...-
-¿Y cómo demonios quiere
que lo vea? Usted me está diciendo que prácticamente van a solicitar una
maestra extra en el salón porque no pueden con mi hijo. ¿Qué clase de maestros
son ustedes si no pueden con un niño de 8 años?-
-Por favor, señor, la mujer
insistió con una calma exasperante- Tranquilícese. En ningún momento se ha
dicho que no podamos con él, lo que nos gustaría es contar temporalmente con
una persona más en el salón que nos apoye observando y realizando
recomendaciones para poder trabajar de mejor manera con Niklaus, de modo que
funcione tanto para él como para nosotros-
-Si lo que quieren es que
lo saque de la escuela...-
-Eso no es en lo absoluto
lo que buscamos, señor-
-¿Entonces qué demonios
pretenden? Si lo que necesitan es que se comporte o que estudie más, sólo digan
eso y yo me encargo en casa-
-Precisamente porque conocemos bien cómo
es por el momento la situación en casa es que queremos intervenir. Niklaus es
un alumno de este colegio qué está pasando por un momento complicado y lo único
que buscamos es contar con el apoyo de una persona que nos ayude a todos a
sobrellevar esta dificultad-
-¿Y cuál es la dificultad según ustedes?-
-Niklaus jamás entrega las tareas
completas, no hay un solo día en que no olvide algún trabajo, libro cuaderno o
material, todo pierde, se pasa el día jugando o dibujando...-
-Bueno, basta con que eso digan y en la
casa arreglo el asunto-
-Señor Mikaelson, le repito, no se trata
de abrumar más al niño, se trata de que nosotros podamos encontrar la manera de
que él se interese por las clases, por la escuela…- la maestra exhaló
pesadamente- Mire, no es al único alumno de la escuela al que se le aplicará
esta medida… Usted está en todo el derecho de negarse, pero en caso de que la
situación persista, nos veremos en la obligación de canalizar el caso al
departamento de psicología y muy seguramente el colegio solicitará se realicen evaluaciones-
-…¿Evaluaciones de qué?- ahora estaba
viendo rojo. Justo lo que le faltaba…
-Evaluaciones psicológicas, es decir, que
descarten o señalen distintas condiciones como déficit de atención,
distorsiones sensoriales, si el niño está de algún modo dentro del espectro…-
Ahora sí el hombre se levantó y se
dirigió a la salida. Eso era más que suficiente.
-Que tenga un buen día- ojala no-
¡Niklaus! ¡Vámonos ya!-
El niño, quien había estado sentado en el
pasillo dibujando en su iPad, levantó la vista y se puso de pie de inmediato. Conocía
bastante bien a su padre como para saber que no le convenía en lo absoluto
presionar en ese momento.
El hombre se pasó una mano por el rostro
y exhaló pesadamente mientras el crío se acercaba.
-…Regrésate por tu mochila, pero ya- el
mocoso la había dejado ahí tirada al levantarse.
-…Sí, papá-
-“Sí, papá”… Apúrate, quiero irme a la
casa ya- negó con la cabeza maldiciendo eternamente. No, el niño ese sólo necesitaba
comenzar a poner atención y los pies sobre la tierra. Ninguna estúpida
evaluación era necesaria…
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