martes, 25 de febrero de 2020

Capítulo 18 Poner los pies sobre la tierra.

Reed Archer

Siempre había odiado la casa del lago, llegando aquí me di cuenta qué tal vez era un odio infantil, ya que el silencio era tranquilizante, aunque también me dio escalofríos pensar que la última vez que habíamos estado aquí fue con mi madre.

Mi madre era una gran mujer, lo sabía, y no era el único que opinaba así, intentaba pasar los días pensando que realmente no me afectaba, ya no, había pasado un poco más de un año, y no me acostumbraba a estar sin ella, era tan difícil en ocasiones, y acordarme de mamá sólo hizo que me sintiera peor por haberme portado como un idiota con Josephine, ella tenía aún menos de haber perdido a su padre y... no era fácil, a veces si me pasaba de idiota, irónicamente siempre sabía cuando estaba pasando la línea, pero no me detenía.

Subí a la habitación, otra cosa que jamás me gustaría de la casa del lago era el cuarto que compartíamos Henry, Easton y yo, era prácticamente un cuarto que abarcaba tres de las cinco habitaciones de la casa, mis padres lo había hecho para crear un espacio mucho más abierto para nosotros, las camas estaban esparcidas a lo largo del cuarto, lo habían remodelado, ahora era de un color blanco que combinaba con la casa, tenía nuevas camas matrimoniales con base de madera, nuestros muebles ahora todos eran de madera de roble, café oscura, ya era más sobrio todo, habían quitado todo lo infantil, en el centro del cuarto en vez de estar los tapetes de colores con juguetes, pelotas, y los sillones miniatura donde me obligaban a sentarme a jugar ya no estaban, en su lugar había un mesa de trabajo.
Supe cual era mi cama porque al lado había un librero, lleno de libros nuevos, mis abuelos sabían que amaba los libros, y escribir, sentí una angustia en el pecho nuevamente por ser tan desconsiderado, aunque por otro lado me sentía chantajeado, a pesar de que en las camas de mis hermanos también había regalos envueltos.
Me tiré en la cama de mal humor aun, no soportaba cuando Easton se proponía a ponérmela difícil, el sabía lo que me molestaba y siempre apretaba ahí, justo, solo porque así era el.
Quería mi celular de vuelta pero no quería un sermón de mi padre, así que me levante, revise los libros del estante y me puse a leer.

Cuando entro Easton tenía su celular en la mano, y vi que de reojo me miro con suficiencia, lo ignoré, no quería problemas con Ian, me había salvado ya demasiadas veces como para tentar mi suerte una y otra vez.
-Oigan pensé que nos estábamos esforzando por no hacer enojar a papá.-Dijo Henry entrando al cuarto y dejando su maleta en su cama.
-Es Reed.

Los ignore por completo, tampoco es que estuviera tan contento con Henry.

-Te estoy hablando.-Mi hermano mayor me arrebató el libro de las manos.
-¡¿Que demonios te pasa?!-Dije enojado.
-Me pasa, que estoy tratando de hablar contigo y tú eres un maldito mal educado, y ya estoy harto-Puso el libro en la cama.
-¿Y si no quiero hablar contigo que, Henry?
-¿Y eso por qué?
-Porque no quiero. Se que no estás acostumbrado a recibir un no por respuesta, pero es lo que tendrás de mí, así que devuélveme el maldito libro y déjame tranquilo.
Henry tomó el libro.
-¿Y sino qué, Reed? -Me miro desafiante.
Rodeé los ojos de mal humor.
-Solo dámelo.
-No. Dime ¿Qué diablos te pasa?
-Nada.
-Reed. Ya dime, a veces no entiendo porque tienes que ser así
-¿Así como?
-Tan malcriado, tan necio, siempre te molestas por todo gritas, te enojas, y quieres que todos hagamos lo que tú dices, jamás quieres ceder, siempre tenemos que buscarte la cara.
-Nadie te pide que lo hagas, ya mejor déjame tranquilo.
-No se trata de lo que me pides, o no. Se trata de que somos una familia.
-Por favor, no eres nadie, Henry, NADIE para decirnos nada, ni a mí, ni a Easton, ni a Ian. Mamá murió ¿Y que hiciste? Salir corriendo a Londres, ¿Y sabes que? Que nos dejaste botados, y no estarías aquí si Ian no te hubiera arrastrado hasta acá en el verano, y aún así, ya te vas, ya estás planeando irte, otra vez, así que deja de sermonearme, porque yo puedo ser todo lo dijiste, pero no abandono a mi familia.
-Eres muy injusto con eso, Reed.
-¿Ah si? Que pena.

Si mi cara no estuviera adolorida por el golpe que me dio aventándome en la cara el libro, jamás me hubiera creído que me había pegado, Henry no era de los que te golpeaba, tenía contadas las veces que me había peleado a golpes con Henry, y está no seria una porque estaba shock como para reaccionar e irme encima de el.

-Lo único que te diré Reed, es que eres un niño malcriado, pretencioso, y grosero, que piensa que lo único que importa en este mundo eres tu, y que nos haces un privilegio con tu presencia pero... sino quieres hablar cómo alguien de tu edad y decirnos que demonios te molesta, ¡Pues bien! Vete a la mierda. Pero deja de intentar hacerme sentir culpable cuando tú no quieres hablar conmigo.

-Hey, hey, ¿Ahora qué está pasando?-Entró mi padre a mi cuarto.
-Nada.-Contestó intentando no perder los estribos.
-Henry me dio con un libro en la cara, eso pasó, ¡Y yo no hice nada! -Dije enojado
-Porque estoy harto de la actitud de Reed, y perdí la paciencia, lo lamento mucho.
-Oigan, oigan ¿qué es lo que está pasando en realidad? -Papá me hizo sentir extraño y los ojos se me llenaron de lágrimas.
-Nada.-Dije enojado. -Henry no me deja tranquilo, ya te dije que no hice nada. Dile algo a él por primera vez en la vida. -Salí de ahí enojado.



Ian Archer
Había escuchado a los chicos peleando de nuevo, y había subido dispuesto a ponerles un fin, cuando me di cuenta que los que peleaban eran Reed y Henry lo cual no era muy usual, cuando había intentado hablar con los dos, Reed se había ido práctica llorando de ahí, y no me gustaba ver llorar a ninguno de mis tres hijos, pero siempre me doblegaba más ver a Reed llorar porque siempre se aguantaba, nunca quería demostrar que algo le estaba afectando, entonces el verlo llorar era como si de verdad algo estuviera MUY mal.

-¿Qué está pasando, Henry?
-Eso, le pegue con su libro en la cara, pero es que se porto muy grosero papá, y yo sólo trato de ayudar, porque fuera de lo de estar aquí, Reed está muy apático conmigo, y ni siquiera entiendo porque, e intento hablar con el y se porta como un idiota.
-Henry, sabes que Reed es bastante reservado.
-Conmigo no, bueno... no tanto, no quiero irme y saber que el está molesto conmigo, no es justo, papá. -Se sentó en la cama de Reed y me senté junto a él.
-Hijo, no es tu responsabilidad que Reed esté bien, no es tu culpa si el se molesta, entiendo y agradezco que te preocupes tanto, pero a veces no podemos controlar los sentimientos de las personas que nos quieren.
-Pues no, pero Reed no debería portarse tan idiota con todos.
-No, no debería. Y tengo que hablar con el, pero no pensé que la casa del lago fuera un buen lugar, no estoy dispuesto a aguantar sus groserías, pero quiero hablar cuando no esté a la defensiva.
-Es que si no es Aquí , ¿cuándo? Me iré a Escocía y luego iremos a Londres.
-Aun quedan bastantes semanas del verano hijo, deja de correr, disfruta tu semana en Escocia, deja de preocuparte por Reed, deja que asimile su enojo, el mismo entrará en razón, Reed jamás estaría enojado contigo Henry, eres muy importante para él, ¿lo sabes?
-Si... y por eso no quiero que esté así conmigo.
-Pero Reed no es como tú, eres mas grande, y estás teniendo un cambio en tu vida por completo, Reed e Easton no. No lo entenderán al cien por ciento hasta que lo vivan. Ya hablaremos todos, cuando regresemos todos a casa, ¿bien? Disfruten el fin de semana-Los mire a los dos. -Ven acá East.-Cuando estuvo junto a mi lo abracé. -Sus abuelos encargaron una cena muy buena para ustedes, ya está servida.

-Que bueno... porque me estoy muriendo de hambre.-Se quejo Easton.
-Pues vayan.-Le sonreí. -Buscaré a Reed para que comamos todos.
-Pues vamos.-Le dijo Henry a su hermano menor.

Salí en busca de Reed, no había muchos lugares a los que Reed iría porque no le gustaba esa casa, así que lo más obvio era que estuviera en la recámara de visitas, toque la puerta antes de entrar, solo para encontrar a Reed con su libro.

-¿Estás bien, hijo? -Me senté a los pies de la cama.
-Si, tampoco me pegó tan fuerte.
-No me refiero al golpe, Reed, aunque me da gusto saberlo. ¿Qué pasó?
-Nadaaaa -Bajo el libro.
-Tú nunca lloras por nada.
-Solo estaba un poco sentimental y me enojé con Henry, eso es todo.
-¿Sentimental? ¿Por qué?
-Papá, no quiero hablar de eso. -Volvió a ponerse el libro en la cara.
-Porque no.
-Reed, sabes que puedes hablar conmigo.
-Pero no quiero. ¿Me pueden dejar estar triste solo?
-¿Es por mamá?-Reed nunca estaba triste por otra cosa, se enojaba, pero no se ponía triste, a menos que algo le recordara a su madre.
Reed asintió sin quitarse el libro de la cara.
-Oye, menos te voy a dejar solo.-Le quite el libro de las manos-¿Qué pasa, hijo?
-Nada...-Se pasó las manos por los ojos. -Solo que... odio aquí, enserio... pero no habíamos venido y caigo en cuenta que no habíamos estado aquí sin mamá y no sé Papá, ya mejor déjame tranquilo. -Jale con cuidado a Reed para abrazarlo y recargarlo en mi, sorprendentemente me abrazo, Reed siempre me dejaba abrazarlo, pero casi nunca me correspondía.
-Tranquilo, hijo. -Le acaricie la espalda.-Está bien estar triste, y que extrañemos a mamá, a todos nos pasa. Pero no tienes porque alejarte de nosotros, nadie te entiende como tus hermanos o yo.
-Ya lo sé-Respondió limpiándose la cara-Pero... no me gusta sentirme así.
-Lo sé. No me gusta verte así, pero a veces tenemos que soltarlo, a veces los problemas y las tristezas pesan mucho, hijo y hay que sacarlas y no por eso eres débil.
-Ya lo sé, pero no me gusta.
-¿Y qué pasó con Henry? ¿Estás enojado con él?
-No. Solo me molesta que se vaya, y ya se que el tiene que hacer cosas... pero no me gusta que venga aquí y actúe como si no se hubiera olvidado de nosotros todo el año, no me gusta que me esté sermoneando de lo que debo o no debo hacer.
-Hijo, lo entiendo. Pero tienes que entender que todos sanamos nuestro dolor de diferente manera, y tal vez guardar distancia de casa fue la manera que ayudó a Henry, y ahorita el se siente culpable, pero no es su culpa hijo, tú en algún momento, al igual que Easton van a tener que tomar su camino, y eso no signifique que se olviden unos a otros o a mí, significa que están creciendo, y eso está bien.
-Pues si... pero se porta como un idiota, no es como que todo gire al rededor de él, o sea... toda la semana me está diciendo que quiere hablar porque piensa que estoy enojado con el, pero no, sólo no estoy de humor, y yo también tengo una vida, no todo se trata de él, aunque el lo crea así.
-Entiendo, hijo. Pero podrías decírselo, solo para que el esté tranquilo, ¿no crees? -Le besé el cabello.
-Si tú quieres...
-Admito que gustaría mucho pero no te sientas obligado.
-Pero luego.-Respondió sin moverse.
-Cuando tú creas que sea bueno. -Sonreí.

Me daba gusto que a pesar de todo, mis hijos siguieran necesitándome, siempre me asustaba ver tan grande a Henry, y a Reed, hasta Easton, pero estaba tan contento de que dentro de todo fueran buenos muchachos, o encaminados a eso.

Reed Archer

Mis abuelos llegaban en unas horas, así que mi padre se había despertado temprano, yo sólo baje por un poco de café y a leer en la sala, no habíamos compartido demasiadas palabras en la cena, y menos ahorita porque sólo mi padre no me interrumpía cuando me veía leyendo, cuando por fin bajé el libro mi padre dijo:

-¿No quieres salir a correr? -Me preguntó.
-No, odio la humedad que hace por el lago y el calor, me sofoca, y me da asco. -Solté de mal humor. -Oye, ¿me devuelves mi celular? A Easton ya se lo diste.
-Lo dejé en tu mesa de noche.
-No lo vi, gracias.
-¿Te sientes bien? ¿Tienes alergia o algo así?
-No, solo me duele la cabeza un poco, y no tengo ganas de salir. -Yo sabía que era muy apático pero de verdad me quería ir.
-Reed.-Mi Papá me iba a sermonear-En un reto llegan tus abuelos, por favor no quiero groserías, ni mucho menos. Tu viste que están muy emocionados de verlos.
-Podíamos ir a verlos en California.
-Reed. Ya, hablo enserio, no quiero pleitos, en especial con Easton. -Me advirtió.
-El es el que empieza, papá-Me quejé. -¿Ya se lo dijiste a él? Ah no porque el único mamon soy yo ¿no? -Me levante molesto.
-Cuida tu boca, Reed.
-No dije nada, pero si me vas a estar amenazando pues que sea parejo.
-¡Buenooos días!-Se escuchó la angelical voz de mi abuelita Hannah.
-¿Cómo durmieron?-Ese era mi abuelo Gerard.
-Hola, mamá, papá que gusto verlos.-Los saludo mi padre bastante contentos.
-Reed, cariño.-Se acercó mi abuela a abrazarme-¿Te gusto el nuevo cuarto?
-Si, lo que no me gusto fueron mis romies. -Conteste de mala gana.
-Reed.-Me dijo mi padre en tono de advertencia.
-¿Qué pasa, cariño?-Me preguntó mi abuela.-¿No te sientes bien?
-No.-Respondí seco.-Voy arriba. Los veo al rato.
-Reed Archer-Oí a mi Padre a mi espalda cuando estaba subiendo la escalera. -Ven acá.
-Hijo, déjalo, si no se siente bien no es su culpa-Argumentó por mi el abuelo.
-Pobre de ti, Reed sino bajas a desayunar cuando les hable. -Soltó mi padre.
-Ya, Ian deja al niño. -Le dijo mi abuela.

Cuando subí tomé mi teléfono enseguida y vi que ya estaba en muchos problemas porque el primer mensaje que tenia era de hace un momento y era de mi padre:

Ian Archer:
Síguele.

No había otra cosa, sabía que no debía portarme así, papá siempre era muy consecuente con mis berrinches, y yo sabía perfectamente cuando estaba apunto de cruzar la línea, pero a pesar de mi platica con papá el día anterior no me quitaba la molestia de estar ahí, quería regresar a mi casa pero ya.

-¿Ya llegaron los abuelos?-Preguntó Easton medio despertándose.
-Si. -Respondí
-¿Y Henry?
-No sé, cuando me desperté ya no estaba.

Easton se estiro y se sentó, después entró Henry recién bañado, ni siquiera me miro por un segundo a pesar de que yo le estaba buscando la mirada, pero luego se dirigió a mi.

-Perdón por pegarte con el libro.-Se puso la playera.
-Esta bien, a lo mejor me lo merecía.-Suspiré -No estoy enojado contigo, Henry , puedes irte, lo entiendo. Tranquilo, ve haz tus cosas, y nosotros nos las vamos  arreglar sin ti.
-Ven acá-Se acercó para abrazarme.
-Quítate Henry. -Lo dije cuando me abrazo a la fuerza.
-Bajen a desayunar-Dijo mi padre desde el marco de la puerta

Ya sabía que había subido a regañarme, sino nos hubiera llamado desde las escaleras.

-Si papá.-Henry termino rápido de vestirse para ya bajar.

Easton fue el primero en bajar, luego le siguió Henry y yo intenté salir de ahí fingiendo demencia porque no quería pelear pero obvio no iba a pasar.

-¿Qué te dije ayer?
-¿Sobre qué? Me dijiste muchas cosas.
-Deja de hacerte el tonto Reed, que te dije sobre las groserías.
-No hice nada.
-¿Ah, no? ¿Ser un maleducado con tus abuelos es no hacer nada?
-No fui mal educado.
-Si lo fuiste, le contestaste mal a tu abuelo y a tu abuelo ni siquiera lo saludaste, enserio Reed que te estás pasando, he sido MUY paciente pero se acabo. -Mi padre me tomó del brazo.
-Papá yaaaa-Me intenté zafar-No es justo.
-¡Ian, Reed, ya bajen!-Salvado por mi abuela, Ian me soltó y salí corriendo de ahí.

Baje y me senté junto a Henry y al otro lado estaba la abuela esperaba que todo saliera bien, porque sabía que mi padre era una bomba y en cualquier momento iba a explotar. Estaba tratando de guardar la calma cuando nos sirvieron omelette de huevo con caviar “especialidad de la casa” lo mire y se me revolvió el estómago.

-No voy a comer esto, papá.-Declare haciendo el plato hacia atrás.
-Reed, te va a encantar-Aseguró mi abuelo.-Pruébalo es un manjar.
-No, enserio no puedo comer eso-A mi no me gustaba ni el sushi. Menos eso.
-Ándale, cariño pruébalo.-La abuela me apretó el brazo con cariño.
-No, enserio pasó.
-Perdónenlo-Empezó papá -Es que a Reed no le gusta el pescado, ni nada que se le parezca. Ahorita te preparo otra cosa.
-No quiero. Me dio mucho asco ya. -Respondí.
-Hijo, ¿te sientes muy mal?-La abuela me tocó la frente.
-No, mamá, Reed lo único que tiene es un berrinche que no se le quita. -Dijo mi padre molesto. -Pero yo ya sé con que se le va a quitar.
-No estoy haciendo nada, no sabía que no tener hambre es un berrinche y que no me guste una cosa también.-Gruñí enojado.
-Ya, Reed-Me dijo bajito Henry.
-Ya mejor cállate y dime que te voy a preparar de comer.
-Nada. No quiero nada.-Respondí de mal humor. -Mejor me voy a mi cuarto.
-Reed-Mi papá iba a protestar -Tienes razón, mejor súbete, porque estás así -Junto sus dedos dejando un mínimo espacio-De que te de aquí mismo unas buenas nalgadas, mejor en tu cuarto, vamos.-Se levantó de su asiento.
-Pero ¡No hice nada! -Me excuse sin moverme de mi asiento. -¿O tengo que comer algo que no me gusta sólo por que tú quieres?
Mi padre no dijo nada, solo se dio la vuelta a la mesa, jalo la silla y me tomó del brazo, y me empezó a arrastrar escaleras arriba,  no quería avergonzarme más de lo que ya estaba así que fue hasta que estuvimos en la parte de arriba que empecé a lloriquear.

-Papá nooo, no es justo, no hice nada-Me intenté jalar-Tu sabes que eso no me gusta, no es justo que me pegues por eso.
-Tu sabes bien que no es por eso, Reed pero ya estoy harto de las groserías y los malos modos, y ya estabas advertido.-Mi padre comenzó a quitarse el cinturón con la otra mano.
-¡Noooo! Papá-Me empecé a jalar.

Pero yo sabía que había llegado al límite de mi padre, lo sabía perfectamente, así que cuando sentí el primer cintarazo lo único que me quedó fue intentar zafarme.

-¡Auuuu! Papá, ¡Yaaa! Por favor, noooo, ¡auuuuu!-Mi papá no parecía tener siquiera intenciones de parar. -Papá yaaa.
-Eso digo yo, Reed. Ya fue suficiente, no quiero groserías, ni malos modos, ni nada, tienes diecisiete años, y no estás para berrinches como estos.
-¡Ayyyy! Ya, papá-Empecé a llorar, vaya que estaba ardiendo mi trasero.-Papá, por favor.
-¿Te vas a comportar?-Me preguntó dándome un cintarazo particularmente fuerte.
-¡Siiiiii, ayyyyyy!-Me quejé de dolor.-Papá yaaa
-Eso espero, Reed, porque te lo dije de buena manera, a ver si así si te dan ganas de obedecer.-Me soltó, yo me lleve las manos al trasero para frotarme con muchas ganas.
-Una cosa es que algo no te guste y otra que portes como un mocoso malcriado, ya te lo expliqué varias veces, no siempre vas a hacer lo que tú quieras, Reed, y no por eso tienes que portarte como un grosero, ya estuvo bien. Quise decirte las cosas de buena forma, y te di muchas oportunidades. Pero ya estuvo bien. Así que mejor te calmas, le bajas y te portas como te educamos. ¿Estamos?
-Sii... -Respondí sorbiendo mocos.
-Bueno, ya relájate, tomate unas pastillas si tanto te duele la cabeza y cuando quieras estar de buen humor con tu familia y ser educado, bajas.
-Pero enserio si me duele mucho, papá-Lloré con mas ganas y me senté en la cama.
-Pues no era para que te rieras hijo.
-¡La cabeza!
-Reed, bájale -Mi padre se sentó junto a mi.
-¡Eres muy injusto!
-A ver, Reed-Suspiró. -Acuéstate, te voy a traer las pastillas y agua para que te las tomes, pero quiero que te duermas un rato, y mejor al rato platicamos. -Se levantó.

Salió de ahí, yo me quedé enfurruñado ahí , no me gustaba que Ian me tratara como a un niño, aunque el dijera que yo estaba actuando así. Unos minutos después regresó, con las pastillas y una botella de agua.

-Ten, tómatelas.
-Gracias. -Respondí , tomando el agua y las pastillas en mis manos.
-Tómatelas.-Obedecí porque sabía que ya no me convenía estar peleando-Acuéstate, y trata de dormir un rato.
-No tengo sueño...
-Bueno, solo trata de descansar.-Me acarició el cabello y se levantó.

Cuando desperté, no escuché ni un ruido pero baje a la sala, mi abuela estaba leyendo en el sillón.

-Cariño, ¿ya te sientes mejor?-Me sonrío cuando me vio.
-Si...

Cuando éramos pequeños mis padres siempre nos decían que después de que nos “calmáramos” nos teníamos que disculpar, ya me había relajado muchísimo, y aunque Ian no me había dicho que me disculpara, me fui a sentar con mi abuela, y me acosté en su regazo, ella me empezó a acariciar el cabello.

-Lamentó lo de hace rato.
-Ay cariño, tranquilo, todos tenemos días malos.

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