sábado, 21 de marzo de 2020

Familia Reunida, capítulo 2


-¡¿Qué quieres decir con que las malditas brujas no aceptaron pagar los impuestos?! ¡Ellas tienen bastante claro que esa es su obligación cada mes!- Niklaus estaba viendo rojo. Esas atrevidas…

-Aparentemente hay nuevas reglas- La apatía de Elijah al respecto sólo lo hacía enfurecer aún más.
-¿A qué te refieres? Esa es la ley desde hace años-
-Aparentemente hay una nueva ley, así como hay un nuevo orden y una nueva jerarquía en la ciudad- El mayor de los dos pasó la página del libro que estaba leyendo.
Una cosa es que el tipo ese venga y se siente en la mesa con nosotros para cenar, y otra muy diferente es que pretenda cambiar las leyes que ya tenemos sólo porque le viene en gana!-
-Pues el tipo ese lo está haciendo. Las brujas fueron muy claras en que el actual líder de los Mikaelson había llegado a un acuerdo con ellas... Al parecer ahora son nuestras empleadas en lugar de nuestras subordinadas-
No! Las cosas estaban bien como estaban-
-Sí, en efecto, pero no le voy a reclamar yo-
-No, por supuesto que no-
-Perdón, ¿y eso qué quiere decir?-
-Que no has hecho absolutamente nada durante toda esta situación-
-¿Enserio? Porque yo no te veo haciendo nada al respecto tampoco-
Eso era bajo, todos y cada uno de los miembros de esa familia tenían bastante claro que si Niklaus le temía o había temido a algo durante su larga vida, era a Mikael...
-...Pues ya sé pero tú siempre has estado encargado de administrar las ganancias de la familia y de recolectar los impuestos-
-Y tú de imponerlos. Tal parece ser que ni tú ni yo tenemos más el control-
-¿Cómo puedes estar tan jodidamente tranquilo al respecto?-
-¿Y qué gano con alterarme? ¿Van a cambiar las cosas si pierdo los estribos?-
-...Pues...-
-Tú deberías tranquilizarte, de hecho. No sé si los híbridos puedan tener piedras en el riñón o la vesícula, pero hacer tantos corajes no puede hacerte bien-
El más joven sólo pateó un jarrón del coraje.
-Tienes toda la razón, justamente creo que destruir la mansión es la mejor idea para solucionar todo este conflicto- Elijah rodó los ojos sarcástico.
-¡¿Entonces qué demonios se supone que haga?!-
El mayor de los dos bajó su libro por un segundo.
-¿Has pensado en tomar vacaciones?-
-...¿Vacaciones?-
Elijah se encogió de hombros.
-Tú sabes, no tienes por el momento una ciudad que vigilar, impuestos qué recolectar, leyes qué hacer cumplir... ¿Por qué no descansas? Relájate un poco. Padre no se quedará haciendo esto para siempre, tú lo conoces, nunca ha sido muy afecto a nosotros, pronto desaparecerá de nuevo... Mientras tanto no lo sé, dibuja, toca el piano, usa el iPad que te regale hace 1000 años, entra a Netflix...- Elijah se levantó y cerró su libro- Pero ya relájate por favor-
El otro muchacho rodó los ojos cuando su hermano salió de la sala de estar. No debería de sorprenderle, realmente Elijah no era fanático del conflicto...
Maldiciendo por lo bajo, se dejó caer en el sofá y gruñó entre dientes. Pocas situaciones tan humillantes le habían sucedido, pero definitivamente el que prácticamente le arrebataran SU ciudad era algo difícil de superar...
Exhalando pesadamente, se desplomó aún más, posando su vista en el control remoto. Había escuchado a Kol hablar del tal Netflix en un par de ocasiones, pero debía admitir que jamás lo había utilizado... Además, el sofá no era taaaan incómodo. Increíblemente, nunca se había detenido a apreciarlo...

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-¿Qué demonios haces ahí?- Mikael frunció el ceño cuando entró de vuelta a la casa y lo primero que vio fue al perezoso bueno para nada de Niklaus tirado en el sofá de la sala frente al televisor.
-...Nada- obviamente.
-Bueno, pues ponte a hacer algo-
-¿Y algo como qué?-
-¿Nunca haces nada?-
-A decir verdad, mis días suelen ser muy ocupados. Me levanto, termino mis pendientes en casa, alrededor de estos días del mes salgo a cobrar impuestos, superviso que la ciudad está en orden, reparto las ganancias, las administro, hago proyecciones de gastos para el mes, registro todo, y ceno para terminar el día. Hoy no tengo que hacer nada de eso- porque realmente ya no era el encargado de liderar la ciudad ni la familia ni las finanzas de ninguna de las dos.
-¿Y quedarte tirado en el sofá fue lo mejor que pudiste encontrar para reemplazar tus anteriores ocupaciones?-
-Esta serie está muy buena- fue su única justificación. Había pasado prácticamente todo el día en Netflix... Ni siquiera recordaba haberse levantado al baño.
-¿Y qué es todo este desastre?-
-¿Qué desastre?-
-Toda esta comida y estos cables no deberían estar aquí-
Resulta ser que Netflix no había sido la única sugerencia de Elijah que Niklaus había seguido. Mientras veía la serie, también había estrenado el iPad, dibujado un rato e ingerido todo tipo de comida chatarra disponible para llevar a domicilio...
-Tampoco tú- masculló el muchacho, intentando subir el volumen de la televisión.
Mikael frunció el ceño, le propinó un zape y le quitó el control remoto para apagar el aparato.
-Limpia este chiquero, Niklaus, debemos salir en un momento-
El adolescente hizo una mueca, pero no puso esfuerzo alguno en levantarse del sofá. Prácticamente había pasado todo el día en pijama por primera vez en décadas, y no planeaba interrumpir eso si realmente no tenía nada que hacer.
Mikael, por esa única ocasión, no se concentró por completo en lo que hacía el muchacho y se dirigió al estudio a hacer unas llamadas... Sin embargo, se arrepintió al instante cuando el mocoso se les unió en el auto, aún en esa ropa completamente desgarbada en la que dormía...
-¿Qué demonios pretendes Niklaus?-
-¿Que pretendo de qué?-
-No puedes salir en público luciendo así-
-¿Y por qué no puedo? Hasta donde tengo entendido, solamente te estamos acompañando y ni siquiera has dicho que tengamos que bajar del auto para nada-
-Porque no tienen que hacerlo, pero...-
-Entonces no sé cuál es el problema-
Si no tuviera prisa, Mikael hubiera abofeteado algo de sentido común en la cabeza del muchacho, pero no es que tuvieran el tiempo del mundo tampoco.
-Igual, ¿Podrías agacharte en los semáforos en alto para que no te vean en el auto con nosotros? Tu apariencia de vagabundo nos da algo de pena ajena- Kol no pudo evitarlo.
Niklaus estaba a punto de golpearlo en el brazo cuando fue interrumpido.
-Me parece razonable, por favor haz lo que tu hermano dijo si vas a insistir en salir a la calle luciendo como un lunático, Niklaus- el hombre no se mordió la lengua al respecto. Ni siquiera en sus peores épocas había dejado que esos niños salieran a la calle en un estado en el que la gente pudiera criticar y decir que él no era un buen proveedor.

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