sábado, 28 de marzo de 2020

Gou Hiwatari, capítulo 1


Kai Hiwatari esperaba a su hijo en el último escalón, hoy era su primer día de escuela.
El Niño ya lo traía mareado con el tema porque estaba muy emocionado, pero vaya que para estar tan emocionado, el pequeño ya se había tardado demasiado en bajar, y eso era porque por mucho que el pequeño se viera, ese nuevo y feo uniforme no le gustaba ni un poquito. Pero Kai no tenía mucho tiempo para vanidades, tenía una importante junta en un par de horas y quería llegar a su oficina a preparar todo.
-¡Gou, en cinco minutos me voy con o sin ti!-
Gou se miró una vez más en el espejo, hizo una mueca y bajó  con un puchero, las cosas no estaban saliendo como él había pensado.
Kai lo notó al instante.
-¿Qué?- le preguntó al verlo bajar las escaleras- ¿Qué tienes?- Sólo faltaba que el niño se enfermara o algo similar justo el primer día... Él ya no podía seguir llevándoselo a la oficina, Gou estaba cada día más inquieto y aparte ese día no podía cuidarlo.
El pequeño negó con la cabeza y tomo su mochila sin decir nada. No le gustaba su uniforme, pero seguro que se le iba a olvidar ya que llegara a la escuela.
-¿A dónde vas? ¿Ya desayunaste?-
Gou negó con la cabeza, era obvio, pero no quería que su papá se fuera sin él.
-Entonces apúrate, vamos a que desayunes para ya irnos- le tomó la mano para ir rápido a la cocina.
El pequeño hizo una mueca, pero no discutió y fue a comer el cereal con leche que le sirvió su padre.
-¿Por qué tienes esa cara?- ni con el cereal ese lleno de azúcar se le quitaba la expresión de fastidio- ¿Te sientes mal? Porque si es así mejor dime y no te llevo a la escuela- después no podría pasar por él.
-¿Y entonces? Pensé que querías ir a la escuela-
-Sí quiero...- al pequeño se le fue chueca la leche y empezó a toser.
Kai se sorprendió un poco y le empezó a dar palmaditas en la espalda. 
-Gou, tranquilo. Te lo digo porque por tu cara pareciera que no quieres, es todo-
Gou frunció el ceño algo enojado, su papa no podía esperar que comiera rápido mientras le hacía tantas preguntas.
-Sí quiero- le dijo haciendo el plato para adelante- Ya no quiero cereal-
A Kai no le gustó para nada el tonito de su hijo. ¿Pues quien le había dicho que tenía permiso de hablarle así?
-Pues tienes que desayunar, así que anda. Come por favor-
-Ya me llené- al pequeño se le cristalizaron los ojos. Estaba enojado, las cosas no estaban saliendo para nada como él pensaba que iban a salir.
-No has comido nada-
-Claro que sí-
-Claro que no, y mejor no me discutas y termina de desayunar-
-No, ya no quiero- el niño estaba a punto de soltarse a llorar. Los cambios no le habían gustado mucho, su padre le había convencido de que la escuela y la casa nueva eran geniales, y la casa no le había gustado mucho, pero la escuela sí le emocionaba.
-Ugh... ¿Sabes qué? No hay tiempo para esto. Ve a lavarte los dientes, sólo te pondré algo más de lonche y ya-
Gou se talló los ojos y se fue a lavar los dientes. Ahora ya no tenía ganas de ir a la escuela y su padre no ayudaba en nada.
Kai sólo negó con la cabeza algo exasperado. Sólo esperaba que no tuviera que lidiar con ningún berrinchito a la mera hora de dejarlo en la primaria... Gou se subió al auto aún más desanimado pero no quería decirle nada a su papa porque se iba a enojar, así que iría a la escuela y esperaría a que su padre fuera por él.
-¿Trajiste todo?- Kai tampoco quería discutir ya. Después de pensar la idea cinco segundos se dio cuenta que una sola lágrima esa mañana podría estropear el resto del día.
El pequeño asintió desde la parte trasera del auto. Aún tenía esa expresión de que si lo tocaban iba a soltarse a llorar, pero el pequeño estaba tranquilo a pesar de lo horrible que le estaba pareciendo esa mañana.
Kai lo vio por el espejo retrovisor y sólo exhaló pesadamente mientras seguía conduciendo. No tenía ni idea de qué iba a hacer con el niño... Bueno, sabía que tenía que quedárselo porque era suyo, pero realmente no sabía ni cómo tratarlo. Es como si todo lo que él dijera tuviera algún tipo de código que Gou escuchaba y él no, porque en ocasiones de repente ya estaba llorando y él no tenía ni idea de qué le había hecho.
Cuando llegaron a la escuela, el pequeño se bajó de del auto resignado y esperó a que su papa bajara… Lo cual no fue mucho después, ya que el hombre tenía prisa y para colmo tenía que hablar con la directora de la escuela esa. Su idea inicial había sido faltar y llamarle después para disculparse pero Gou estaba actuando tan extraño que decidió no tentar su suerte.
-Bien, yo tengo que entrar...- comenzó y no pudo evitar notar que su hijo no le estaba poniendo atención. Estaba a punto de reprenderlo cuando se dio cuenta de que lo que tanto veía el niño era a los demás niños que entraban con ambos padres o con sus mamás. Por no decir que casi ninguno traía la cara que Gou llevaba-...¿Te llevo a tu salón?- Cinco minutos tarde a la junta no eran tanto...
Gou asintió y le tomo la mano, aunque tampoco cambió su cara desganada, lo cual en verdad sorprendía a su padre, El Niño no había parado de hablar de la nueva escuela y ahora estaba ahí, y parecía como si lo fuera a dejar en el peor lugar del mundo y lo peor es que no entendía porque.
-Oye, ¿y si te cargo?- eso siempre lo animaba, y además a mil niños los llevaban cargando, muchos iban hasta dormidos.
El pequeño asintió alzando los brazos. Y cuando estuvo arriba de su papá, se recargó en su pecho. Kai lo acomodó tan bien como pudo con la mugrosa mochila esa y echó a andar hacia los salones.
-¿Qué pasa contigo, eh? ¿Estás nervioso o algo así?- está bien. No siempre había pasado todo el tiempo con su hijo, de hecho, ya llevaba casi un año divorciado cuando la madre del niño falleció, pero lo conocía lo suficiente como para saber que estar así de callado no era normal en él.
-Nada...- le dijo con un suspiro. Sabía que si le explicaba todo a su padre, empezaría a llorar.
Nada... Sí, claro... Y esa cara era de pura emoción... Kai le empezó a acariciar la espalda en lo que caminaba.
-Todo va a estar bien-
Gou abrazó fuerte a su papa, se quería quedar mejor con él.

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