domingo, 21 de abril de 2019

Demasiada Libertad... capítulo 6


Después de algunas horas y algunas miradas de desprecio por parte de Roy hacia Oliver, ya todos estaban en la mansión Wayne.

-Muchachos, suban con Roy a jugar o lo que sea y enciendan la calefacción. Oliver, te muestro dónde se van a quedar-
Oliver lo siguió sin mucho interés, estaba pensando en todas las cosas que necesitaba hacer al día siguiente. Sin embargo, sí que le llamó la atención cuando sólo se le mostró una recamara con una sola cama.
-Bruce ... ¿qué diablos es esto?-
-Perdón, no entiendo. ¿Pasa algo con la habitación?- Bruce miró a su amigo confundido.
En la casa de Oliver, su habitación estaba en un piso completamente diferente al de su hijo, ¿qué diablos iba a hacer compartiendo una habitación con el chico?
-Bueno ... en realidad no quieres que compartamos esta habitación, ¿verdad?-
-Realmente no creí que hubiera problema, quiero decir, está enfermo y supuse que era lo más práctico para ti, para cuidarlo- cuando sus hijos estaban enfermos, Bruce eso hacía para estar al pendiente.
Oliver podía recordar cuando Roy era pequeño y siempre quería quedarse en la habitación con él. Aquellos habían sido tiempos maravillosos. Tal vez esto no sería tan malo...
-Tienes razón, esto es genial, gracias-
-Me alegra- Bruce le sonrió- Te dejo un momento para que desempaques, ya en un rato le digo a los muchachos que apaguen los videojuegos para que Roy pueda venir a acostarse. Le diré al servicio que les suba la cena, ya estamos todos muy cansados- y esque Bruce le había contratado todo un equipo a Alfred para que ya no trabajara casi nada.
Oliver sí que estaba cansado, y mejor no hizo nada más que tirarse en la cama. Estaba tratando de recordar todo lo que le había dicho el médico, pero por alguna razón sólo recordaba lo de los calcetines.
-Calcetines…- dijo cerrando los ojos y quedándose dormido.
No fue hasta un par de horas después que sintió que le quitaban la almohada que despertó, tan sólo para ver a Roy aventar la almohada al piso. 
-Ya quítate, ya me voy a dormir- había cenado con Dick y Jason.
-...Ponte unos calcetines- dijo, no completamente despierto y cerrando los ojos nuevamente.
-Bájate de la cama- Roy no lo quería cerca, así que lo empujó un poco como para despertarlo.
-¿Es esto una pesadilla? ¿Por qué estas siendo tan grosero conmigo? Sólo acuéstate-
-Yo no me voy a acostar donde estás tú- y esque talvez estaba siendo más desagradable de lo necesario, pero seguía bastante molesto.
-Deja de ser un malcriado. ACUESTATE- los ojos de Oliver todavía estaban cerrados. Tal vez el chico renunciaría a su rabieta si la ignoraba.
-Pues lárgate de la cama-
Oliver bostezó y abrió los ojos.
-¿Realmente quieres hacer esto ahorita? ¿No podemos ir a dormir sin discutir?-
-Sí, pues bájate de la cama-
-¿Es necesario un berrinche, Roy? -
-¿Te vas a bajar o no?- Roy se estaba frustrando.
- Claro, me voy a bajar. Tengo que lavarme los dientes- le sonrió a Roy una sonrisa antes de ir al baño- Acuéstate, hijo- realmente esperaba que el niño estuviera dormido cuando regresara.
Roy rodó los ojos se tiró en la cama, pero enmedio. No tenía ni la menor intención de que Oliver se durmiera ahí también.
Oliver se tomó su tiempo. En realidad, primero fue a la cocina a buscar comida, salió a tomar algo de aire, luego se lavó los dientes y al fin volvió a la habitación. Frunció el ceño cuando vio a Roy en medio de la cama y ​​no fue muy amable tampoco cuando lo empujó hacia un lado
-¿Qué te pasa?- Roy se molestó, ya había estado casi dormido.
Oliver se recostó en el espacio que había hecho e ignoró el comentario de Roy.
-Buenas noches-
Roy lo miró feo y, tratando de no pensar en que de plano ya estaba haciendo berrinche, le soltó una fuerte patada al costado antes de taparse hasta la cabeza y girar para darle la espalda.
-¡Roy! Creo que he sido muy paciente con tu actitud. MÁS que paciente, pero mi paciencia no es ilimitada. No quiero pegarte, pero... la paciencia se está acabando- Oliver esperaba que eso fuera suficiente para que el chico se calmara.
-Que miedo- soltó sarcástico sin poder contenerse, y esque quizás sí se estaba pasando, pero sin darse cuenta se estaba desquitando por todas las que Oliver le había hecho.
Los ojos cerrados de Oliver, se abrieron después de ese comentario. El chico simplemente no sabía cuándo parar. Oliver se sentó y le quitó la cobija a Roy.
-Ven acá-
-¿Qué te pasa?- Roy se sentó para reclamarle- Regrésame la cobija, hace frío- y esque Roy andaba como si estuvieran en pleno verano. No había tenido frío antes porque la recámara de Dick tenía puesta la calefacción, pero ese cuarto sí estaba frío.
Oliver agarró el brazo de Roy y lo jaló para que el chico estuviera en su regazo.
-¡Estoy tan harto de tu actitud, Roy! ¡Te he dicho mil veces que cambies tu tono conmigo!-
-¡No, suéltame!- Roy se empezó a jalar y retorcer apenas se dio cuenta dónde estaba- ¡No tienes derecho!-
Oliver comenzó a golpear el trasero de Roy sin decir mucho. Después de un rato, finalmente habló.
-Soy tu padre, Roy, y no estoy de acuerdo con que seas tan majadero. Deshazte de la actitud, porque no va a funcionar conmigo-
Y aunque vaya que le había dolido, Roy no se podía creer que después de todo, el tipo ese tuviera la desfachatez de pegarle, así que se quitó rápido, casi empujando a Oliver y tratando de que no lo viera llorar... Tampoco es que le hubiera dolido mucho, es que aparte ya se sentía mal desde antes...
-Abrígate bien- Oliver dijo antes de recostarse, ignorando el rostro miserable de Roy.
-Púdrete- se salió del cuarto furioso. Y es que en ese momento ni Roy se entendía a sí mismo, no quería a Oliver cerca pero tampoco le había gustado que le pegara y después lo mandara a freír espárragos.
Oliver casi gritó cuando oyó el portazo. Realmente quería que Roy se calmara, ¡pero el chico era tan terco! Consideró quedarse en la cama, pero en cambio se levantó para arrastrar a Roy de regreso a la habitación. Corrió tras su hijo y lo agarró de la oreja, llevándolo de vuelta a su habitación asignada.
-¿Qué fué lo que me dijiste?-
-¡Auuu!- Roy no se esperaba esa- ¡YA DÉJAME EN PAZ!- estaba tan alterado que empezó a toser. Se sentía mal y aparte bastante infeliz... No sabía qué era peor, si cuando antes Oliver lo ignoraba y no tenía ni idea de nada de lo que le pasaba o ahora que, aunque el tipo sabía, seguía siendo un idiota ningún tipo de interés en él a menos que Roy resultase un inconveniente. Porque hasta eso, no había sido para preguntarle cómo estaba, cómo se sentía o decirle que todo iba a estar bien ni una vez.
Oliver lo dejó ir y le dirigió una mirada extraña. Era como si de repente recordara que el niño estaba enfermo. Era muy tarde, pero el hombre de repente ya no estaba tan cansado.
-Roy... ¿tomaste tu medicina?-
Realmente no esperó una respuesta, caminó hacia su equipaje y comenzó a buscar un suéter para el chico.
-Me vale la estúpida medicina- Roy brincó a la cama y se tapó hasta la cabeza. No tenía la menor idea de cómo había llegado a querer tanto a alguien que lo podía hacer sentir tan mal.
Oliver frunció el ceño mientras seguía buscando. Cuando finalmente encontró una sudadera, se la avento al niño.
-Póntela- luego fue a la bolsa de medicamentos y comenzó a leer las instrucciones del doctor.
Roy sorbió mocos.
-No quiero nada- empujó la sudadera, aunque se estaba muriendo de frío.
-¡Me importa una mierda lo que quieras, Roy!- Día # 1 de ser un mejor padre se estaba convirtiendo en un verdadero fracaso.
-¡Ya me di cuenta!- gritó desde abajo de la colcha y aventó el suéter al piso.
-... Deberías tomar esto- susurró Oliver mientras colocaba unos antibióticos y una botella de agua en la mesita al lado de la cama. Él no iba a lidiar más con esto... Oliver fue a sentarse en el sillón reclinable junto a la ventana. Ese había sido el peor día. De hecho, estaba deseoso de ir a trabajar la mañana siguiente.
Pero el muchacho, aún bastante alterado y frustrado, más bien los tiró de un manazo bastante intencional. Ese día no podía ser peor.
-Eres un imbécil- ojala Dinah lo hubiera adoptado...
Oliver ignoró la acción y el insulto y salió de la habitación. Tal vez podría dormir abajo. Esperaba que el día siguiente fuera un día mejor.
-Sí claro...-
Se levantó a las 5 de la mañana para huir al trabajo. Estaba seguro de que el chico estaría bien. Estaba en casa de los Wayne, Roy claramente no lo necesitaba, Oliver pensó incorrectamente.
Roy, en cambio, había aventado una almohada a la puerta bastante enojado, pero se dispuso a dormir momentos después. Estaba muriéndose de sueño y frío, sólo que se sentía bastante miserable también... 
Con mucho trabajo logró dormir un par de horas antes de despertarse en la madrugada, sintiéndose aún peor y cansado de tantos corajes que había hecho. Bastante resignado, se levantó de la cama y recogió la botella que había tirado para tomar algo de agua. Después, con el rabo entre las patas, salió de la recámara y comenzó a buscar en los miles de sillones de la mansión. Seguía bastante decepcionado, molesto y lloriqueando de repente, pero también se moría de ganas de que alguien, aunque fuera Oliver, al menos estuviera con él. Cuando lo encontró, parecía que Oliver también se acababa de despertar. Completamente resignado, se le acercó.
-¿Te puedes dormir conmigo?- porque no sabía exactamente qué hora era, pero seguía obscuro y él estaba muy cansado.
Oliver frunció el ceño y quiso decir "No, voy a trabajar", pero no había dormido muy bien y probablemente dormir unas horas más le haría bien. Además, el niño lucía miserable. Odiaba ver a Roy así, así que lo agarró y lo abrazó.
Roy se dejó apretar y se acomodó con Oliver en el sillón. Sabía que no era justo que tuviera que ir a pedirle que estuviera con él, pero se sentía de lo peor y no tenía a nadie más...
-No querías que durmiera contigo en la cama grande, ¿pero sí en este silloncito? ¿Quieres ir arriba? Será más cómodo. ..-
-Ya déjame dormir-
Oliver casi lo empuja del sofá.
-... ¿Cómo te sientes? -
-Mal, me quiero morir-
-No digas eso, Roy. ¿Qué te duele? ¿Tienes frío?-
-Sí, eso- tenía mucho sueño.
El hombre dudaba que su brazo, que estaba envuelto sobre el niño, le ofreciera mucha protección contra el frío.
-Vamos arriba, hace mucho frío aquí... y necesitas tomar tu medicina-
-Déjame- Roy sólo quería dormir, no tomarse medicinas ni nada.
Oliver comenzó a levantarse.
-Hace demasiado frío para ti aquí abajo, Roy Harper.-
Roy gruñó de frustración. 
-¿Te vas a dormir conmigo sí o no?-
-Sí. En la cama-
-¿Por qué todo tiene que ser cuando tú quieras y como quieras?-
- ¿Qué quieres decir con eso, Roy? ¡No te entiendo! ¿Por qué estás tan enojado conmigo? ¿Quieres que me vaya? ¿Quieres vivir con Dinah ...?- de repente recordó la oferta de la mujer.
-¿Me quieres regalar?- Roy ahí sí se sentó luego luego, completamente indignado.
-…¿Sabes qué? Tengo que ir a trabajar- se negó a lidiar con su aparente metida de pata.
-¿Vas a ir?-
-Si no vas arriba ahorita mismo, a tomar la estúpida medicina y a dormir, entonces sí, Roy, me voy a ir a trabajar-
Roy se levantó de mala gana y echó a andar hacia la recámara.
-Increíble que tenga que pedirte que te quedes...- masculló molesto.
Oliver lo siguió, sabía que había jugado sucio, pero al menos el niño podría descansar mejor y, con suerte, recuperarse pronto.
Roy se tiró en la cama de malas y se volvió a tapar. ¿Qué por qué estaba tan enojado? Que descaro de preguntarle...
-Tu medicina, Roy. O voy a tener que ayudarte...-Oliver puso los ojos en blanco sólo de pensar en obligar al chico a abrir la boca. Ugh…
-Acuéstate conmigo- se quejó el muchacho.
-Aguarda, necesito hacer una llamada- acababa de recibir un correo electrónico sobre la contratación de un interno. Tal vez debería haber apagado su celular...
-Como sea- Roy rodó sobre su estómago.
Fue 20 minutos después que Oliver terminó su llamada que al fin fue a acostarse. Acarició el cabello del chico con cierta ternura, pero desafortunadamente lo único en lo que estaba pensando era en el trabajo.
Sin embargo y afortunadamente, Roy no leía mentes y mucho menos dormido. Sin darse cuenta, recargó la cabeza contra el costado del tipo y siguió profundamente dormido sin haberse tomado la medicina.
Oliver sonrió levemente cuando sintió que Roy se acercaba más a él, pero eso no le impidió levantarse unos 45 minutos más tarde y dirigirse a la oficina. Sólo necesita firmar unos papeles, tomaría una hora... tal vez 2-3 como máximo, o eso es lo que Oliver se decía a sí mismo.
-¿Dónde demonios estabas?- le reclamó Bruce furioso cuando le abrió la puerta a las 4 de la tarde.

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