martes, 8 de enero de 2019

¡Feliz Navidad! Capítulo 8


-Está bueno... Ven pa'ca entonces- claro que le iba a soltar una buena por desobediente y hocicón.


-No, no ma... no juegues, ya te dije que no hice nada, no es justo-

-¿No anduviste de hocicón?-

-No-

-Huerco mentiroso- lo agarró del brazo.

-Suéltame- se jaló.

Pero el Chacorta nomás levantó el brazo y lo dejó caer con mucha fuerza en el muslo del muchacho.

-¡AUUUU! Yaaaa, noooo- se quejó Leonardo.

-A mí no me vas a traer de tu pendejo, Leonardo- siguió.

-¡Auuuu! Ya- se intentó zafar, le estaba doliendo muchísimo, ¿y esque a ese tipo que le pasaba?

En esta casa se respeta a los adultos, estés cagado o no-

Leo estaba llorando, si le había dolido un montón, ni que fuera de piedra, pero le daba más coraje que le anduviera restregando que estaba en su casa, como si él se lo hubiera pedido.

-Yaaaa...-

-Pos eso espero, que ya. Yo no tengo problema con que estés aquí, al contrario, me da mucho gusto, pero no puedes estar de hocicón-

-Para ti todo es estar de hocicón- se intentó zafar, y esque era lo mismo que el Chema, te hablaban como si fueran pendejos pero no les gustaba cuando a ellos los trataban igual.

-No es cierto y te consta- se habían pasado la semana muy bien.

-Bien-

-Ya está entonces. Bájate a cenar porque de seguro ni has comido nada-

-No tengo hambre, muchas gracias- respondió Leo, “Y menos ganas de ver al Victor”, pensó.

-No te estoy preguntando-

Leo bufó enojado, pero tampoco era tonto, así que salió de ahí hecho una furia. Victor no sabía ni qué cara ponerle, obviamente Leo seguía enojado.

-Vato, no pienso eso que dije...-

Leonardo rodó los ojos, se sentó de mal humor y mejor lo ignoro. Leo era bastante resentido y justo en ese momento sólo estaba más enojado.

-No te pongas así tampoco, no mames... No quise decirte que me molestaba que estuvieras aquí ni echártelo en cara, para nada-

-Ay ya Victor, déjame en paz. Me vale. Ya lo dijiste, equis, ya deja molestar-

-No quise decir eso, sólo... Pienso que a lo mejor exageraste un poco cuando te saliste de tu casa, digo, se nota que no querías-

-No me importa lo que pienses- ¿Quién le había pedido su opinión? Que fácil opinar cuando su papá jamás lo habría corrido de su casa ni nada de las pendejadas que el suyo sí.

-Bueno wey, esque no quiero que te quedes con la idea de que no me gusta que estés aquí... Además pos perdón, pero a veces sí te complicas las cosas tú solo, eso fue lo que quise decir-

-Pos igual no te pedí tu opinión, wey, así que ya mejor cállate- revolvió su comida- Porque te guste o no que este aquí, yo no quiero, ni aquí ni con el pendejo del Chema, yo quiero irme a la Ciudad-

-Esque nunca se te puede decir nada a ti- si hasta parecía que el hijo del Chacorta era Leonardo y no él.

-Pos no me digas-

-Perdón...-

-Ya da igual...-

-Wey ya te expliqué, ¿Es neta que vas a seguir cagado?- ese era el problema con Leonardo, que se pasaba de orgulloso y rencoroso.

-Que ya wey, déjame, luego hablamos-

-Está bueno...-

Leo siguió jugando con la comida, y esque estaba muy enojado. En eso le sonó el celular, era el Chema, pero Leo le colgó, ¿y ese tipo que quería?
El Chema volvió a marcar.

-¿Qué quieres?- contestó.

-Mijo, voy a ir a verte un rato, para que no te duermas-

-No, ni vengas- gruñó.

-Te estoy avisando-

-Pos no voy a salir- le colgó, se levantó enseguida y fue a dejar el plato a la cocina para que el Chacorta no fuera a estar molestando.

Sin embargo, al cabo de una media hora el Chema ya estaba ahí.

-¿Qué onda, mi Chema?- le abrió la puerta Chacorta.

-Quiubo, pariente- entró.

-¿Qué onda? ¿En qué te ayudo?-

-Pos quería hablar con el Leonardo, cómo ves- no sonaba muy emocionado.

-Pos tu hijo es un huerco terco, pero a lo mejor le da gusto verte, anda ahí encerrado en su cuarto-

-Terquísimo el wey, ¿No? ¿Qué tal te fue?- a lo mejor con el Chacorta no había habido pedo y el del problema era él...

-No, pos de que se aplacó, se aplacó-

-¿Entonces también quiso alebrestarse acá?-

-Pos superó dos sopapos y hasta ahí-

-Ya me lo quiero llevar a la casa, me cae...- se sentó en el sillón.

-Pos como veas, mi Chema, aunque ahorita está furioso-

-Pos ya sé, compa, esque sí me lo quiero llevar porque me cae que él nunca va a decirnos que se quiere regresar, pero no sé si le haya caído el veinte... Pos por eso quiero hablar con él, wey, a ver si se calma-

-Pos a ver, porque traía una jeta que ya se la quería voltear-

-Pos sí, me imagino, siempre la trae, pero pos quiero intentar que entienda-

-Suerte, a lo mejor y lo logras-

-Esperemos, porque ya no sé qué hacer-

-Pa’ empezar ya ve, y que Dios te bendiga-

-Pos Dios te oiga- echó a andar escaleras arriba.

Leo, por su parte, estaba aún enfurruñado en su cama.

-Mijo- entró el Chema al cuarto.

Leo lo ignoró por completo y empezó a ver su celular.

-Leonardo, te estoy hablando- le quitó el teléfono y se sentó en la cama.

Leo se levantó.

-¿Qué quieres?-

-Primero que nada, no me hables así que quiero hablar contigo bien-

-Yo no quiero-

-¿Por qué no? Mira, mijo, yo te extraño mucho en la casa...- no era mentira en sí- Ya sé que estás enojado, pero pos por eso quiero platicar contigo-

-Pos yo no te extraño, así que ya vete-

-Te estoy diciendo que no me hables así-

-Pos vete-

-No, no me voy a ir, así que siéntate- se puso más serio.

Leo se sentó enojado.

-Mira... Nomás quiero que entiendas que si te mandé aquí no fue porque no te quisiera en la casa-

-Ah mira... – sí, como no.

-Es enserio, pero pos no te gustaba nada de lo que te pedía ni decía-

-Pos estamos en las mismas, así que ya mejor vete-

-Leonardo, ya bájale-

-No, pos si no soy tu pendejo. Un día me ignoras mientras te digo que no me quiero y ir luego quieres venir como si nada-

-Pos no te gustaban las reglas de allá, tampoco te quería dejar donde no estabas conforme-

-Que considerado-

-Es enserio, Leonardo-

-Pos está bien, aquí estoy bien-

-¿Enserio?-

-Sí, ya vete- no era justo que lo hubiera mandado ahí y primero dejara que el Chacorta se lo llevara a cintarazos y luego llegara como si nada.

-Va, si estás agusto aquí, pos bueno, pero si en cualquier momento te quieres regresar a la casa nos avisas-

-Al único lugar al que quiero regresar es a mi verdadera casa, así que ándale, ya vete que tu familia que te anda esperando-

-Tu verdadera casa es allá en el rancho, Leonardo, en la ciudad no hay nadie que te pueda cuidar-

-Pos que te valga, igual tú tampoco lo haces-

-Deja de hablarme así, te estoy diciendo-

-Pos es la verdad-

-No es, no digas pendejadas. Ahora, que si no te dejaba hacer lo que te daba la gana o andar de hocicón, eso es otro pedo-

-Ay sí, y tu solución obvio es deshacerte de mí… Ya en buena onda, mejor ya vete-

-No me deshice de ti, te di chance unos días en otro lado-

-Ay mira que chido-

-¿Vas a seguir de mamón?- las cosas como eran.

-Sí, así que mejor vete, ya veré la forma de largarme-

-Ya estoy hasta la madre... ¿Qué se supone que tengo que hacer para que le pares a tu pedo?-

-Lárgarte, no sé cuántas veces te lo tengo que decir. Ya me mandaste a la chingada, ¿no? A pesar de que te dije que no quería, pos entonces déjame tranquilo-

El Chema salió de ahí casi dando portazo. Leo, por su parte, se aguantó el nudo que tenía en la garganta y se quedó viendo su celular como si nada.

-Estoy hasta la madre- el Chema fue directito con el Chacorta.

-¿Ora qué pasó?-

-Pos mira, ya sabía que el chamaco iba a estar cagado, pero no tan prepotente...-

-Pos esque también está bien enojado contigo, Chema, ¿Pa’qué te digo que no? Y después del estate quieto que le puse…-

-Pos ya sabía que iba a estar enojado, pero siempre ha estado así. Ya no sé qué hacer con ese pinche escuincle-

-Pos tenerle paciencia y no quitar el dedo del renglón, no hay de otra. Te voy a ser bien sincero, aquí yo lo veo bien tranquilo, pero muy agüitado-

-¿Sí crees eso?- ¿Entonces sí le gustaría regresarse a la casa?

-Sí, hasta el otro día lo escuche llore y llore. La verdad es que no quise meterme, pero pos no tenía motivo pa’ llorar más que ese-

-¿Y qué hago?-

-Pos es que no sé, mi Chema, Leo enserio sí es bien terco-

-Yo menos, enserio que con ese chamaco ya estoy bien agüitado-

-Pos es que no sé, mi Chema, el Victor siempre es muy cariñoso y yo con él, pero tú hijo siempre anda a la defensiva-

-Siempre, y ahora sí que no le he matado a nadie ni nada para que me tenga tanto coraje… No sé ni qué hacer ya, pariente. Mira, si como quiera ya me odia el chamaco...-

-El morro no te odia, está resentido, Chema, el niño te adora con todo y todo, sino no estaría tan agüitado-

-Seguramente, como no lo ves en la casa...-

-No, pero lo veo aquí y está bien triste el morro, y ni sé que decirle porque pos no lo conozco tan bien...-

-¿Tú qué crees que tengo que hacer? ¿Llevármelo o dejarlo aquí?-

-Pos mira, deberías ir a decirle buenas noches, y que mejor cuando esté menos enojado pos hablan porque ahorita el morro si andaba bien enojado porque lo castigué, pero pos se lo tenía bien merecido, y sirve que ves el golpe que tiene en el pómulo porque yo se lo iba a ver pero Leonardo es bien necio, si ni quiso comer-

-Vuelvo cuando esté más tranquilo, ¿Y si me vuelve a mandar a la chingada?-

-Pos te lo llevas a la fuerza Pero pos también intenta acercártele por el lado cariñoso, yo así le hago con el Victor-

-No me quiere cerca- si también lo había intentado.

-Pos no importa, también luego son así, Chema, que no quieren, pero los dejas y se enojan. A veces si hay que insistirles más-

-¿Tú crees?- ya estaba desesperadísimo, neta que con ese huerco no daba una.

-Sí, pero no pierdas los estribos-

-Está difícil, pero pos ya lo que tenga que hacer-

-Sí, mira, al final el chamaco se doblegará, vas a ver. Si de que te quiere, te quiere-

-¿Te cae?- el Leonardo estaba cagadísimo de que el Chema no fuera muy bueno tratando con él, pero pos si ni era su culpa, él ni lo conocía hasta hace unos meses.

-Me cae, también acuérdate que pos el chamaco no tenía nadie que lo guiara, y pos entiende por las buenas o por las malas, pero eso no quiere decir que te odie-

-Pos eso espero... Bueno, pos voy a decirle que buenas noches-

-Ta bueno-

-Gracias, pariente- echó a andar escaleras arriba.

Leonardo, por su parte, pensándose solo estaba llorando amargamente, enfurruñado y adolorido, y esque con todo y todo, sólo tenía catorce años, ni que fuera de piedra.

El Chema entró y se tomó un momento para intentar pensar en qué decir.

-Mijito- se le acercó.

Leonardo medio se asustó porque ni lo había visto y se limpió rápido la cara.

-¿Qué?- le preguntó viendo para otro lado.

-Pos venía a verte el golpe de la cara-

-Estoy bien- sorbió mocos.

-Bueno, déjame ver- se sentó ahí con él.

-No quiero...-

-Está bueno... Oye mijo, ¿No quieres algo de comer?-

-No tengo hambre...- negó con la cabeza- Tengo jaqueca-

-Porque no has comido... Vamos a que cenes algo, aunque sea unos tacos-

Leo negó nuevamente con la cabeza.

-No se me antojan-

-Entonces aquí a la cocina, pa’que no te quedes con hambre-

-Ya te dije que no tengo hambre...- sorbió mocos de nuevo.

-Bueno entonces... Nomás quería decirte buenas noches-

-¿Que tienen de buenas?-

-Mira mijito, yo nomás te quiero decir que enserio espero que estés bien y que bueno, pos ya volveré para platicar contigo cuando estés más tranquilo...-

-¿Entonces ya te vas?- preguntó Leo empezando a llorar de nuevo.

-¿Quieres que me quede?-

-No, pos si ya te vas...-

-Digo, yo me puedo quedar... Tampoco es que tenga a qué irme y pos sí tengo a qué quedarme...-

-Pos como tú quieras...

-No, pos de querer sí quiero. Hazte pa’ allá-

Leo se hizo para el otro lado y el Chema se acomodó cerca de él y, preparado para otro desaire, acercó la mano para secarle la cara.

-Ya no te pongas así, mijo, no pasa nada-

Leo nada más se quitó porque le dolía el golpe que traía, pero se quedó con su papá, pos si ya estaba ahí ya para qué le hacía al cuento.

-Vamos a la casa, Leonardo, yo te quiero allá con nosotros-

-Pos si tú eres el que me corrió, yo no me quería ir- escondió la cara en el pecho de su padre.

-Pos tampoco parecía que quisieras estar ahí... Pero pos ya no importa si te gusta o no, yo quiero que estés ahí, no es igual si no- lo acercó también.

-Bueno, sí me quiero ir...

-Pos órale, junta tu mochila y vámonos-

-Bueno...- sorbió mocos.

El Chema lo acercó más y le besó la frente, y Leo también se quedó ahí, y esque tampoco es como que quisiera seguir con Chacorta.

-Déjame verte el golpe de la cara-

-Me duele...- se quejó viéndolo.

-Pos por eso, déjame ver-

Leonardo le enseñó para que viera, tampoco se veía tan mal, ¿o sí?

-No está tan peor, nomás vamos por hielo-

Leonardo ya no le contestó, pero se quedó ahí con él un rato más, había que aprovechar porque era la primera vez que el Chema le decía que lo quería ahí con él y no quería desperdiciar la oportunidad.

4 comentarios:

  1. Ejemmmm... Nos hicieron el oso con la paliza jajajaja...bueno queda a la imaginación de cada uno. ;) Pero realmente un hermoso capítulo!!! Me conmueve lo niño y adolescente que es Leo. Me encanta y ya quiero más!!!

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  2. Por fin el Chema dio su pose el es el adulto y el el que tiene que quitar el hierro cuando leo se pone así ,no te digo que el niño sea un santo se merece una zurra pero también cariño porque da la impresión que nadie se lo dio

    Un beso ya quería leer más un besote💋 terry

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  3. Ahhh, ya soplan vientos de reconciliación. Qué bien!! Me alegro por los 2, pero más por Leo. Ojalá sigan así!!

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  4. Espere mucho por este capi y la verdad opino lo mismo que Camila, se hicieron las locas con la paliza jajajaja, bueno este episodio estuvo genial, por lo menos el Chema se porto como todo un padrazo que es. Ahora que el Leonardo ponga de su parte.

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