-Ya te dije que no hay pedo, wey, aquí no hay nadie. Pero digo,
tampoco es a fuerzas eh- Sebastian, por su parte, tomó la botella que el Güero había
dejado a medias en el bar de la casa.
-Eso ni siquiera sabe bien- farfulló Leonardo tratando de no
aguar el plan, pero también de dejar clara su postura respecto al plan.
-Eso, parce, que pereza con tanto tequila. ¿No tenés mejor
un aguardiente por ahí?- preguntó Gabriel.
-¿Aguardiente? No, Gabrielito, eso sí no he visto- Anya
estaba trepada en la barra del bar hurgando hasta en el más alto rincón de los
estantes- Se me hace que te vas a quedar con las ganas-
-¿Esque acá en México no toman otra cosa?-
-Sí, agua- Leonardo no estaba nada conforme con la idea,
porque además de que apenas tenían doce años y no deberían estar tomando, todos
iban a ponerse hasta atrás y él se la iba a pasar de hueva hasta el día
siguiente, porque hasta eso, se las habían arreglado para que su papá creyera
que se iba a quedar en casa de Gabriel (lo cual era perfecto porque el Titi
nunca contestaba el teléfono), que el Titi creyera que Gabriel se iba a quedar
en casa de Victor (más que indicado, el Titi no era de esos que anduvieran
marque y marque para saber cómo estaban sus hijos), que el Chacorta pensara que
Victor se iba a quedar en casa de Leonardo (no era tan probable que llamara al
Chema, ya conocía a los de seguridad y tenía claro que eran de confianza)…
Ninguno de esos papás sabía que todos ellos iban a quedarse solos en la casa de
Anya y Sebas, porque a nadie hubieran dejado; Nadia, la mamá de Anya, era una mujer
bastante simpática que se juntaba mucho con Rutila, Matilde, Catalina, Mónica y
Jessica. Ella estaba bien, la cosa era el papá de Sebas… el Güero Gallardo no
era abiertamente un ogro, pero no era excelente con los niños tampoco y eso
todo mundo lo sabía. Siempre que sus amigos se quedaban con él cuando Nadia
tenía que salir a algún lado, era casi como si se quedaran solos… En ese
momento, por ejemplo, Nadia estaba de viaje de fin de semana con Rutila y ellas
y justo esa mañana el Güero había salido por un viaje de “trabajo.”
-Leo, neta no seas amargado, compa- Victor había sido el
primero en agarrar su caballito, y esque Victor tenía la garganta y el hígado
bien entrenado de los tragos que le robaba a la Matilde.
-No soy amargado, pero que hueva wey, a mí no me dijeron que
esto era peda-
-Esque no es peda, son unos tragos nomás- rodó los ojos su
primo.
-Eso dices y siempre terminas pedísimo- empezó a sonar su celular-
A ver, cállate que es mi papá, wey, tengo que contestar... Quiubo- respondió
una vez que sus amigos guardaron silencio.
-¿Qué pasó, mijo? ¿Cómo andamos?- contestó el Chema medio fastidiado.
Le había estado marcando al Titi para saber de primera mano si los chamacos
estaban dando lata, pero el pinche vato nunca había contestado.
-Bien, todo bien-
-Mira que bueno. Oye, mijito, pásame al Titi, ¿no?-
-Al Titi…- no habían contado con eso.
Gabriel inmediatamente le hizo señas y Leonardo le pasó el
celular.
-Quiubo, mi Chema-
El hombre maldijo por lo bajo, todos esos escuincles eran lo
mismo, todos ellos una bola de igualados de lo más alzados.
-¿Cómo andamos, Gabriel?-
-Todo bien acá-
-Chingón, ¿pero qué crees? Yo le pedí al Leo que me pasara a
tu papá, así que órale-
-Sí, vea, lo que pasa es que mi papá se metió al cuarto y
dijo que no lo molestara, ¿y sabe qué? La verdad que a mí sí me da asco la idea
de entrar y encontrarme algo como no apto a menores, ¿sí me entiende?-
El Chema maldijo entre dientes. Pinche vato… Pero pos bueno,
si el vato no se dejaba contactar, pos significaba que o el Leonardo no estaba
dando lata o al Titi le valía madres… Y pos entonces al Chema más.
-No, pos sí, ¿verdad? No te nos vayas a traumar. Pásame al
Leonardo-
-Te habla tu viejo, parce-
-¿Qué pasó, pa?- Leo agarró el teléfono aguantándose la
risa.
-No, pos no tengo que decirte que no quiero que vayas a
estar dando lata ni haciendo mucho desmdre, ¿verdad?-
-No, pa, ya está-
-Bueno, cuídese, mijo-
-Sí, igual-
-Ándale, hasta mañana- colgó aún un tanto de malas. Pensó
que con el Leonardo fuera de la casa se iba a relajar y más bien traía el pendiente
a todo lo que daba.
El Chema dejó su teléfono ahí a lado y entró al dichoso
Netflix ese a poner la serie en la que la Rutila lo había dejado picado, pero
no habían pasado ni quince minutos cuando tuvo que ponerle pausa porque
justamente el aparatejo ese del demonio comenzó a sonar. El hombre renegó y le
puso pausa antes de contestar.
-¿Qué?-
-No, pos que humorcito-
El Chema rodó los ojos. Siempre tan oportuna la familia…
-¿Qué pedo, Chacorta?-
-No, pos nomás hablaba para ver cómo estaba el Victor, quedó
en reportarse en la tarde, pero ni sus luces-
-¿El Victor?-
-Sí, Victor, mi chamaco, ¿quién más?-
-¿Y luego, pariente? ¿Para qué me marcas a mí?-
-Pos para que le digas que me hable y de paso preguntarte si
no está dando mucha lata, digo, porque si sí, puedo pasar por él y ya-
-¿Aquí? Yo ni he visto al Victor hoy, aquí no está-
-A ver, mi Chema, ¿cómo que no anda por allá? A mí ese huerco
me dijo que se iba a quedar con el Leonardo-
-Leonardo está en casa del Titi, hablé y… Chingada madre- El
Chema se pasó la mano por el rostro para intentar no ponerse furioso de golpe- Estos
pinches escuincles nos pusieron un cuatro…-
Son muy chicos para estar bebiendo , pero al parecer se le va a cortar el royo
ResponderBorrarTerry
Excelente capítulo!!! Me encantó .. Aunque estoy un poco mareada con tantos nombres! Uyy. Jejeje
ResponderBorrarOopps mi intuición me dice que alguien por ahí va a dormir calentito...
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