sábado, 12 de enero de 2019

Roy y Dinah, capítulo 7


-¡Roooy! En primer lugar, no te expreses así de ninguna mujer- se puso nervioso- Y mejor ya ponte a ver la película-


-Pero esque Dick y yo le preguntamos a Thea que quienes eran esas señoras y contestó que eran pirujas baratas- replicó- Además la película ya la vi, lo que yo quiero saber es porque se estaban abrazando si no era cumpleaños de nadie-

Oliver suspiró pesadamente y Dinah empezó a reírse divertida.

-Esas son cosas de adultos, cariño- le dijo ella, pasándole la mano por la mejilla- Y no querrás saber-

-Pero sí quiero saber-

-No, no quieres- le dijo Oliver.

-Sí, porque te pregunté. Si no quisiera, no te hubiera preguntado-

-Bueno pero ya te dijeron que son cosas de adultos, y tú tienes siete, estas lejos de ser adulto- le contesto besándolo en la mejilla.

-Ay, bueno- se rindió. Los adultos eran rarísimos, ¿para qué harían cosas que después no sabrían explicar?

Oliver y Dinah sonrieron con ternura. A Oliver le gustaba que su hijo estuviera tan cerca de él, le encantaba mimarlo porque Roy no se dejaba tanto como él quisiera, como si después de un rato se fastidiara del pegajoso de su papá.

-¿Cuál es tu película favorita?- le preguntó Dinah.

Roy se quedó pensando un momento. No sabía si Tarzan o El Rey León....                        

-No sé, ¿cuál es la tuya?-

-Umm... Creo que no tengo ninguna favorita, Roy, me gustan casi todas-

-¿Pero cuáles te gustan más?-

-Umm las de acción- contestó Dinah.

-Dinah, ¿vas a tener muchos hijos con Ollie o sólo algunos?-

Ella se rió.

-Todavía no sabes si tendremos hijos, pequeño- contestó.

-¿Osea que ninguno?-

-Todavía no sabemos Roy- intervino Oliver- Yo creo que es hora de que te vayas a dormir-

-Pero acaba de empezar la película-

-Pero ya es tarde

-Pero tú fuiste el que dijo que íbamos a ver una película antes de que me fuera a dormir, y yo no he hecho nada malo-

-Pero tu dijiste que ya la habías visto, y ya te respondimos lo que pudimos responderte. Yo no dije que habías hecho algo malo-

-Pero quieres que me vaya, entonces hice algo malo, ¿no?-

-No, no hiciste nada malo-

-¿Sabes a qué me recuerdan?-

-¿A qué?-

-A los conejos que teníamos en la reserva. Se juntaban y no mucho después tenían un montón de crías por todas partes-  

-¿Y por qué te recuerda a eso?

-Porque los conejos también se le pegaban mucho a otros animales que no eran sus parejas-

-¡Roy!- le llamó la atención Oliver- Ya a dormir, mañana terminas de hablar con Dinah-

-Pero yo lo decía por ti- se excusó Roy.

Oliver suspiró.

-No importa, Roy, ya son las once y es tarde para que estés despierto-

-Así es, yo también ya me voy a casa- dijo Dinah levantándose del sofá.

-Pero quería preguntarte más cosas-

-Pues mañana viene a desayunar con nosotros y le preguntas todo lo que quieras, ¿Verdad?-

-Sí, Roy, prometo contestar todo- le sonrió Dinah.

Dinah no era del todo desagradable, pero tampoco podía estar de confiado, así que Roy había decidido reunir toda la información que pudiera sobre ella. Aún no sabía si era más amiga que enemiga, pero iba a averiguarlo.

Oliver también se levantó con Roy en sus brazos, pero lo puso en el sofá.

-Espérame aquí, Roy acompañare a Dinah a su auto, no me tardo-

-Adios, Roy, me dio muchísimo gusto conocerte- le sonrió Dinah y ella y Ollie se encaminaron a la puerta.

Roy los siguió, caminando en silencio como Oliver le había enseñado para que no lo oyeran. Ya parecía que se iba a quedar quieto y tranquilo como si fuera Dick...

Oliver, como dijo, cruzó la calle con Dinah hasta su coche, se abrazaron y se besaron, eran tan lindos, bueno, para la opinion de Roy no, pero lo eran.

-Te veo mañana, Pretty bird-

-Sí- y se besaron de nuevo.

-Ugh- no pudo evitar exclamar Roy, con una gran mueca de asco- Amor de viejos-

Oliver le abrió la puerta del carro y ella subió, y cuando menos lo esperbaa Roy tenía enfrente a Ollie.

-¿No te dije que esperaras adentro?-

-No- contestó, aunque al final resultó sonar más como una pregunta que una afirmación.

-¿No?-Oliver frunció el ceño.

-No, no me acuerdo-

Oliver rodó los ojos y lo tomó en brazos.

-Vamos a dormir-

-Pero es muy temprano y mañana no hay escuela- se quejó él.

-No, Roy, ya iremos a dormir y no vamos a discutir- le dijo entrando a su habitación- ¿Dónde te quieres dormir?-

Roy rodó los ojos.

-No me quiero dormir, no entiendes- replicó, dejando caer su frente en el hombro de Ollie.

-No empecemos otro berrinche, porque ni creas que se me ha olvidado el de casa de tu abuela, eh- le recordó.

-¿Cuándo me pegaste?- quiso sonar acusatorio para que Oliver lo dejara desvelarse en paz.

-Cuando te tiraste al suelo, gritaste y pateaste como un bebé- dijo dejando a Roy en su cama- Ahora decide, ¿Te quieres quedar aquí o te duermes en tu cuarto?-

-Que no tengo sueño-

-A dormir-

-Pero no es justo, me dormí toda la tarde-

-Tienes que dormir, Roy, y ya deja de discutir por favor-  

Oliver se estaba cansando de la actitud del niño de llevarle la contraria todo el día, era cierto que varios berrinches habían sido de alguna manera su culpa, pero la gran parte era porque Roy siempre quería hacer lo que se le daba la gana, y claramente eso no podía ser.

- Mejor hay que hacer otra cosa -

-A dormir- se limitó a contestar.

-Pero esque no tengo sueño- se exasperó.

-Ven, vamos por un vaso de leche- le extendió la mano.

-No me gusta la leche- renegó- Hay que hacer otra cosa-

-Roy, deja de renegar y hazme caso-

-Pero sigue sin gustarme la leche- se siguió quejando-

-¿Y si le pongo chocolate?-

-Bueno, me voy a tomar la bendita leche- accedió.

Oliver lo sentó en el desayunador, sacó la leche del refrigerador, el chocolate de la alacena y se concentró en preparar la leche y meterla al horno de microondas.
Roy se estaba aburriendo y Oliver ni caso le hacía. De pronto, el crío fijó su atención en un cuchillo que estaba fuera de su lugar y comenzó a tallar garabatos en el respaldo de una de las sillas. ¿Qué significaban? Ni idea, pero de eso a que continuaran ignorando sus preguntas, mejor eso.
Oliver de repente lo vio y casi le da un ataque, así que le arrebató el cuchcillo, asegurándose de no lastimar a su hijo.

-Roy, ¿qué haces?- le dio un manazo.

-¡Au! ¡¿Por qué me pegaste?!-

-Porque te he dicho un millón de veces que no se juega con los cuchillos-

-No estaba jugando, estaba dibujando- se defendió, bastante molesto de que, además de ignorarlo, Oliver lo regañase por todo.

-Pues para dibujar se usa papel y colores, no un cuchillo y el respaldo de la silla- Oliver sacó el vaso del horno y se lo puso a Roy enfrente- Vamos, tómate la leche-

-Pero no me gusta- hizo una mueca. No veía cual era el problema con Ollie, de pequeño había hecho muchos dibujos con cuchillos y a Brave Bow le gustaban.

-Quedaste de tomártela-

-Y tú quedaste de ponerle chocolate y casi ni tiene-

-Tiene suficiente, Roy-

-Ponle más-

-No, ya le eché lo necesario. Aparte, aunque sea podrías decir por favor-

-Por favor- agregó sin mucho interés, pero después sonrió un poco- Ollie, ya pensaste lo del perro?-

-No, ni me lo pensaré- respondió con un suspiro- Ve cómo te estás comportando: grosero, respondón y desobediente-

Roy sintió muy feo y se le llenaron los ojos de lágrimas a pesar de que trató de que no pasara. Dejó el vaso de leche ahí y se bajó de un sólo salto, antes de irse a su habitación. Ese día había sido muy largo y sí, no se había portado muy bien, pero había pasado muchas situaciones muy poco agradables juntas en menos de 24 horas y ahora Oliver le decía definitivamente que no lo iba a dejar tener al perro...  

-Roy, veeen- le siguió Oliver, por 845654879 vez en el día sabía que no había sido muy delicado- No quise decir eso, bueno sí quise, pero no así-

Roy no le hizo caso. Como sea que lo hubiera querido decir, no era buena señal para él de todos modos.
Oliver lo siguió hasta alcanzarlo, lo tomo del brazo, se sentó en su cama y lo sentó a él en su regazo.

-Mira Roy... la verdad es que enserio sí te has portado mal y por ahora no creó que merezcas un premio, y no te lo digo por hacerte sentir mal, sino para que reflexiones. Lo del perro sí me lo voy a pensar, ¿de acuerdo? pero cámbiame ya tu actitud. Entiendo que hoy haya sido un largo día para los dos, pero no puedes tratarme mal o ser grosero, ni conmigo ni con nadie-

-¿Entonces sí lo vas a pensar?- quiso confirmar, limpiándose las lágrimas con la manga de su camiseta. La verdad es que lo de su actitud casi casi le había entrado por un oído y salido por el otro, y lo del día pesado para los dos sí se lo creía, pero aún así había sido un día difícil más que nada para él.

-Sí, Roy, pero quiero que te tomes la leche y ya te vayas a dormir, estas muy cansado aunque digas que no y dormir te hará bien- le dijo limpiándole la cara.

Otra vez con lo de irse a dormir... ¿Cuándo iba Ollie a entender que no tenía sueño? Roy ignoró completamente lo de la leche y dejó caer su frente en el pecho de Oliver. Ni ganas tenía de levantarse, que ni soñara que iría hasta la cocina por la odiosa leche con casi nada de chocolate.

-¿No me vas a hacer caso?-preguntó Oliver en un tono neutro.

“No,” pensó pero no se dignó a contestarle. ¿Acaso parecía que le iba a hacer caso? 

Oliver lo sacó de su regazo y lo dejó en la cama.

-De acuerdo, no te duermas y no te tomes la leche, pero te quedas aquí- Oliver se encaminó a la puerta.

Roy se sintió completamente descolocado. ¿Qué rayos acababa de pasar? ¿Enserio Oliver se había enojado? Si era él el que debería de estar molesto por todo lo que le había hecho pasar ese día y ahora Oliver se enojaba por un tonto vaso de leche.
El niño se bajó de la cama y prendió la tele. Si se iba a quedar, no iba a estar todo aburrido como castigado. Aunque claro, la indignación nadie se la quitaba.

Para sorpresa de Roy, Oliver fue a la sala y prendió el televisor. Si Roy no estaba dispuesto a hacer caso, lo iba a dejar un poco, porque lo que menos quería eran más discusiones ni berrinches por ese día.

-¿Llegaste a casa, Prettybird?- de repente se escuchó la voz de Oliver- Me alegro, preciosa... Sí, bien, sólo cansado-

“Perfecto,” pensó Roy con sarna. Oliver lo había dejado ahí sólo para llamar a Dinah, justo como la noche anterior. 

Sentía como ganas de golpear algo, pero simplemente no encontraba qué, así que tuvo que resignarse con pegarle al muro con su mano derecha.

-¿Qué te pasa?- le preguntó Oliver desde el umbral de la puerta. 

Roy no le contestó. Que se fuera a hablar por teléfono mejor y lo dejara en paz.

-Oye, te estoy hablando- le dijo Oliver, intentando controlar su frustración- ¿Por qué pegas, eh?-   

-¿Qué te importa? No te estoy pegando a ti- masculló. Tan sólo le había pegado una vez a la pared, tampoco era como si le fuese a destruir la casa.

Oliver tomó a Roy por el brazo y le dio tres fuertes palmadas.

-No me contestes así, yo te estoy hablando bien-

A Roy se le salieron lágrimas, pero no sabía si era más por dolor o por coraje.

-¿Y por qué no mejor te vas a hablar con Dinah?-

-¿Por eso le pegas a la pared, porque fui a hablar con ella? Pero si tú no querías hablar conmigo, Roy, me estabas ignorando. No entiendo porqué te molesta tanto-

-No te ignoré, nada más no fui por la leche, ¿por qué no me dejas en paz?-

-Ya te dije que no me contestes así, es la última advertencia, Roy-

Roy se trató de soltar. No quería estar cerca de Ollie así como Ollie no quería estar cerca de él. Por algo lo había bajado de su regazo y dejado en su habitación, ¿no?

-Ya, Roy, basta, ¿qué tienes? ¿por qué todo lo que hago te molesta tanto?- preguntó muy preocupado.

-Porque sí, ya suéltame- contestó, mirándolo tan feo como un niño de 7 años podía- Así yo me voy y ya no tienes que estar conmigo, ¿no es lo que quieres?-

-¿De dónde sacas esas tonterías? Si por mi fuera, te tendría todo el tiempo junto a mí y en mis brazos- le contestó- Ni podrías respirar de lo cerca que te quiero de mí-

-No es cierto. Hace rato me dejaste aquí solo nada más porque no me quería levantar. Yo sí quería estar contigo, pero a ti te valió-

-Porque tu ni siquiera te dignaste a decir nada, mi amor, no soy adivino-

-Pues deberías-

-Quisiera. Pero ya anda, quita esa cara, que si hay algo que amo en esta vida es a ti- lo cargó y lo abrazó- Vamos a acostarnos aunque no te duermas-

Roy no le dijo nada tampoco entonces, sino que sólo enroscó sus brazos al cuello de Ollie y recargó su cabeza en el hombro de su papá.

-No me voy a tomar esa fea leche sin chocolate- aclaró algo después.

-Bueno, no te la tomes- le besó la frente y se encaminó a su habitación, abrió las cobijas, dejó a Roy y él se metió también para volverlo a abrazar. Comenzó a acariciarle el cabello lenta y tranquilamente.

Roy aún estaba sentido por lo que según él Oliver le había hecho, pero no se quitó. No tenía ganas de moverse y, aunque lo negase, sentía los ojos pesados.

-¿Qué haré contigo, eh?- susurró bajito cuando se dio cuenta de que Roy ya estaba cerrando los ojos. Le beso la frente y siguió acariciándole el cabello. Aunque en su mente se dijo "Más bien ¿qué haría sin ti?"

-¿Dejarme tener al perro?-

Oliver soltó una risita.

-A dormir- le dio otro beso en la frente.

-Bueno, pero lo voy a hacer porque yo quiero, no porque tú digas- accedió Roy, acurrucándose.

-Esta bien, rebelde sin causa- le sonrió.

1 comentario:

  1. Eeeeiiiik! Another update? haha. Me encanta Roy peque. Maravilloso ;)

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