miércoles, 23 de enero de 2019

Roy y Dinah, capítulo 3


-Nooooo- lloró- Ya me voy a portar bieeen- se escondió bajo el escritorio de Oliver.


Oliver se le quedó viendo con la confusión reflejada en todo el rostro. Ahora sí que no sabía qué diablos pasaba...

-¿Me alegro mucho?- atinó a decir.

Roy eso no lo tomó como una respuesta muy positiva y empezó a llorar todavía mas fuerte, la respuesta de Oliver había sonado totalmente insensible.

Dios santo, ahora sí que había metido la pata, era lo único que pensaba Oliver al escucharlo llorar así. Dio la vuelta al escritorio, se agachó y trató de alcanzar a Roy. 

-Hijo, ¿qué tienes? Ya no entiendo ni qué te hice para que llores así-

¡Que descaro! ¿No sabía lo que había hecho? Dios mío, ¿No le parecía suficiente regalarlo?

-No quiero- comenzó a balbucear Roy, pero era lo único que se le entendía porque lloraba sin detenerse.

-¿No quieres que?- le volvió a preguntar, tratando de alcanzarlo aun pues cada vez que lo iba a tocar, Roy se movía.

Roy seguía diciendo cosas entre sollozos, pero no se podía entender nada. El sólo no quería que su papá lo regalara. Oliver se le acercaba y él se movía, al parecer le urgía un poco deshacerse de él.

El Arquero se hartó y tomó a Roy con ambos brazos antes de echar a andar hacia su auto llevando cargando a su hijo. En ese punto ya estaba desesperado... Dinah era psiquiatra, ¿no? Trabajaba con gente que no actuaba normal, ¿cierto? Bueno, pues en ese preciso momento Roy no estaba actuando para nada normal y quizás Dinah pudiera hacer algo al respecto o al menos darle una pista... Que el crío diera una buena primera impresión o no ya lo tenía sin cuidado.

Roy no paró de llorar en todo el camino. La angustia y la tristeza ya no lo dejaban tranquilo porque Ollie ya no lo quería, tan mal se portaba que había fastidiado a Oliver… para ese momento su mentira se volvió realidad, le dolía mucho la cabeza.

Oliver se estacionó afuera de un restaurante que a Dinah y a él les gustaba mucho. No tenía área de juegos, pero de ese modo estaba mejor, así Roy tendría que estar con ellos todo el tiempo y podría tener una mejor oportunidad de conocerla.                       
Se bajó y saludó desde lejos a Dinah, quien ya los esperaba sentada en una mesa en el jardín del lugar.

-Ya llegamos, Roy-

Roy no miró donde estaban, sólo siguió llorando en su lugar sin moverse, sólo se veían sus respiraciones rápidas y como le temblaba el cuerpo. Ya no se iba a resistir, pero tampoco se iría con las personas así como así, quizás si se portaba más o menos bien Oliver se arrepintiera de regalarlo.

Oliver se preocupó aún más y lo sacó, entrando al lugar y caminando directo hacia Dinah. Muchos dependientes del lugar se quedaron un tanto confundidos cuando sus animosos saludos fueron ignorados por el lloroso niño.

-Ya, Roy, no llores- le decía con la esperanza de que se calmara. El pobre niño tenía los ojos y la nariz muy rojos, además ya parecía más un kleenex usado de tantas lágrimas y mocos que traía encima.

-Es que no quiero…- se calló enseguida porque comenzó a toser y, en consecuencia, a ahogarse.

Su papá comenzó a darle algunas palmaditas en la espalda y aceleró el paso. Ojala Dinah supiera que rayos le pasaba al niño porque él simplemente no tenía ni idea.

Oliver por fn llegó a la mesa y le dirigió a Dinah una mueca de auxilio.

-Ya, Roy, mira, te tengo una sorpresa, seguro que te va a animar-

Roy volteo a ver a Dinah, la miró feo y luego se abrazó a su papá, más bien se aferró, porque se agarraba como si su vida dependiera de ello.

-Me vas a regalar a esta señora?- lloró apretando a su papá.

La preocupación se borró del rostro de Oliver para dar paso a la incredulidad. Bajó un poco la mirada hacia su hijo, quien apenas y lo dejaba respirar de lo fuerte que lo tenía agarrado. Muy bien, quizás tan sólo había escuchado mal y eso era todo...

-¿Cómo dijiste?-

-Que si me vas a regalar a esta señora- repitió con todo el dolor de su corazón. No soltaba a su papá y lo decía muy bajito, quizás la señora esa ni había escuchado.

Oliver consideró la posibilidad de que Roy estuviese jugando o algo así, pero lo veía demasiado serio.                                                                                                                                         

-Por supuesto que no- contestó estupefacto- ¿Hablas enserio? Claro que no te voy a regalar, ¿Cómo se te ocurre?-

-Sí- sí hablaba enserio- Pues tú lo dijiste-

-Roy, eso no lo digo ni de broma, ¿de qué hablas?-

- Mientras hablabas anoche... y hoy en la oficina cuando dijiste que me había aburrido de tiiii- su voz se ahogó en un sollozo.

-No quiero que me regales, me portaré bieeeen-

-Pero no dije que te fuera a regalar- ahora las cosas comenzaban a tomar lógica- Dije que quizás te hacía falta estar con personas nuevas, por eso te quería presentar a Dinah- le explicó, limpiándole las lágrimas con una mano.

-¿Entonces no me vas a regalar?- lo miró perplejo, limpiándose la cara con las mangas de su chamarra.

-No, ¿cómo puedes siquiera considerar algo así?- le dio un beso en la cabeza y lo acercó contra él- Si no te había presentado antes a Dinah no es porque estuviera esperando el momento para "regalarte," sino porque no sabía cómo ibas a reaccionar cuando la conocieras- le explicó, aunque sin decirle por qué no sabía cómo iba a reaccionar.

-¿Y quién es Dinah?- preguntó medio seco, viendo de reojo a la mujer. ¿Quién era y por qué tanto misterio?

-Ella es Dinah, Roy, ¿No vas a saludar?-                                                                                             

Dinah, sintiendo la desconfianza, se levantó y se acercó más a ellos. Había querido intervenir antes pero no lo creyó muy prudente, ya que el niño lucía bastante alterado. Sin embargo, se sorprendía más de Oliver; eso de que Roy pensara que lo querían regalar y Oliver ni en cuenta...

-Hola, Roy, mi nombre es Dinah Lance, mucho gusto- le sonrió.

-Hola- contestó medio seco. Todavía se encontraba ordenando sus ideas. Dinah lucía simpática y, ya que no lo iban a regalar, podía estar tranquilo.

La miró detenidamente, y luego le dedicó algo parecido a una sonrisa.

-Tú sabes que Felicity es mi amiga y Thea es mi hermana y Moira es tu abuela y jamás dudé en presentártelas- comenzó Oliver, tratando de elegir las palabras correctas- Pero Dinah y yo queríamos ser un poco más cuidadosos en este caso porque nuestra relación es un poco diferente, ¿me explico?-

-¿Diferente?- preguntó Roy, luego miró de nuevo a Dinah- ¿Diferente cómo?-

Roy no entendía por qué su padre le daba tantas vueltas a todo… él ya estaba confundido, le ardían los ojos, le dolía la cabeza y sus ideas en definitiva no estaban claras.

-Pues... lo que pasa es que- Oliver volteó a ver a Dinah en busca de ayuda pero ella no planeaba involucrarse, eso era algo que a Oliver le correspondía aclarar- Mira... Dinah y yo estamos saliendo, bueno, no saliendo informalmente, la cosa es que... Dinah es mi novia-

Roy frunció el ceño enseguida. Sabía lo que era una novia, en las películas "Los novios" siempre se casaban y tenían hijos... o algo así.

Roy se le quedó mirando serio a su padre, todavía no decidía si Dinah era de su agrado o no. Podía tratarla quizás, aunque el hecho de tener que compartir a su padre con ooooootraaa persona más (Ya tenía suficiente con todo el mundo) no le agradaba ni un poco.
Oliver no dejaba de sentir la penetrante mirada del niño sobre él, pero quizás era una buena señal que estuviese viéndolo así a él en vez de mirar con odio a Dinah.

-¿Y qué les parece si ya nos sentamos?-                                                                                

-Perfecto, la verdad es que no desayuné y me vino de perlas que quisieran venir antes- lo ayudó Dinah, tomando asiento.                                                                               

Oliver se sentó también, dejando a Roy en una silla enmedio de los dos.                                

-¿Por qué no me hablas un poco de ti, Roy?- sugirió Dinah, algo insegura de la opinión del niño acerca de lo que Oliver acababa de decir.

-¿Qué quieres que diga?- contestó Roy en un tono que no se podía saber si era amable y seco o grosero.

Dinah trató de no mostrarse muy nerviosa y mantuvo su leve sonrisa.

-Lo que quieras como que te gusta hacer, tu película favorita, si te gustan los animales... lo que tú quieras. Sé que eres amigo del sobrino de Barry y del hijo de Bruce, ¿te gusta hacer amigos?-

Roy la miro muy atento, no quería responder, se sentía cansado, le ardían sus ojitos, le dolía la cabeza y la mujer no terminaba de agradarle.

-Ummm- Roy soltó un bostezo- Sí... ¿Y tú? ¿Por qué conoces a Bruce y a Barry? ¿Son tus amigos? ¿O también son tus novios?-

-¡Roy!- le llamó la atención Oliver.

-Somos amigos- contestó Dinah muy tranquila. La verdad es que por lo que la madre de Oliver le había contado, ella se esperaba algo mucho peor, aunque de todos modos no le había creído mucho- ¿Tienes sueño, Roy? Quizás sería mejor un cambio de planes-

-¿Qué planes?- preguntó Roy viéndola directamente a los ojos. Sí tenía sueño, se quería llevar a su papa de ahí y dejarla.

-Pues podríamos ir a tu casa o a la mía a ver una película y comprar galletas o palomitas en vez de estar aquí- se dirigió ahora a Oliver- Este lugar es aburrido para un niño-

"O podrías irte y que mi papa y yo nos quedemos solos" pensó Roy para sí.

-Umm- volteó a ver a su papá buscando ayuda, no sabía qué contestar, o sí sabía, pero esa respuesta no le gustaría a Oliver.

-A mí me parece una buena idea, ¿no es así, Roy?- le preguntó Oliver, dirigiéndole una mirada que claramente decía "compórtate o me vas a conocer".

Roy asintió sin muchas ganas, luego vio a Dinah otra vez y no pudo evitar dejarle claro:

-Pero yo no te quiero compartir a mi papá-

Eso sonó tan adorable que Dinah no pudo evitar que una leve sonrisa se formase en su rostro. 
Oliver, por su lado, sabía que eso no había sido precisamente amable, pero de todos modos sintió ganas de abrazar a Roy y echarle en cara a Thea lo que acababa de suceder.                                                                                                                                             

-Sé amable, hijo- le pidió Oliver, poniendo su mano en el hombro de Roy y tratando de no sonreír demasiado.                                                                                            

-Te aseguro, Roy, que tú y yo podemos ser muy buenos amigos. Ya verás, con todo el tiempo que pasaremos juntos- 

Roy forzó una sonrisa, aunque Dinah no había entendido que no quería pasar tiempo con ella y menos quería que su papa pasara tiempo con ella, Roy ya lo compartía suficiente como para compartirlo también con ella.

-Soy amable- le recriminó a Oliver- ¿Amigos? Lo voy a pensar...-

-Suena bastante bien, Roy, quien sabe, quizás hasta después Dinah y yo, si las cosas se van dando bien y ella quiere brindarme el honor por supuesto, podríamos darte hermanitos y hermanitas-                                                                                                                                        

-¿Acaso me estás proponiendo matrimonio, Oliver Queen?- replicó ella en modo de juego.

Roy se quedó perplejo a tal comentario, ¿Qué parte de no querer compartir a su padre era la que ellos no entendían?
El niño se puso de pie ignorando lo que habían dicho.

-Ya me quiero ir- le dijo a su padre viéndolo fijamente para ver si le hacía entender que no quería que Dinah fuera con ellos.

-Está bien- accedió de mejor humor- Dinah, ¿quieres que te llevemos o nos vemos en mi casa?-

-En tu casa está bien, así dejo algunas cosas en mi consultorio antes-

- ¿Eres doctora?- preguntó curioso Roy- Porque a mí no me agradan los doctores-

-Psiquiatra, pequeño, es un poco distinto- contestó ella amablemente, antes de despedirse de ambos y comenzar a caminar hacia su auto.                                                                

Oliver esperó hasta que ella se fue para irse él también. No entendía por qué tanta prisa, pero Roy no se quedó tranquilo hasta que ya llegaron al auto. Ollie pidió unas pizzas y después quiso subirse al coche, pero Roy lo detuvo.

-No me agrada- fue lo que dijo Roy.

-¿Por qué no? Yo opino que es muy amable- replicó Oliver, tratando de no darle demasiada importancia pues sabía que las cosas no se iban a dar de un día para otro.

-Umm... porque no- contestó Roy y se abrazó de su padre- Me duele la cabeza-

Roy quería darle a entender que estaba indispuesto y no quería recibir visitas (Dinah), pero Ollie no lo veía así.

-Pues vamos a la casa, entonces- contestó, acariciándole el cabello- Si quieres te duermes mientras estemos viendo la película-

Roy bufó. ¿Oliver era tonto o qué? Se subió al auto y cuando llegaron a casa corrió a encerrarse a su cuarto.

Oliver no le hizo mucho caso y puso las pizzas en la mesita de la sala de televisión. Cuando Dinah llegó, la invitó a ponerse cómoda mientras que él iba por Roy...
Entró a la recámara sin tocar y bastante dispuesto a ver la película los tres, incluso se había llevado las películas de Roy a la sala para que Dinah escogiera una, así sería una especia de trabajo en equipo.

-Roy, ya llegó Dinah-

-Que bueno- dijo Roy sin mirarlo. Estaba entretenido con sus carritos, no quería ver una película con ellos. ¿Por qué invadía tan pronto su casa?

Oliver rodó los ojos, pero no se alteró. Caminó hasta él y lo cargó, dirigiéndose a la sala tan pronto como lo tuvo en brazos.

-Yo no quiero ir- se quejó bajito Roy, le bostezó en la cara e intentó que lo bajara.

-Vamos, será divertido, veremos una de tus peliculas-

-Pero no quieroooo- gimoteó Roy.

-¿Por qué no? sólo inténtalo- le pidió- En verdad me haría muy feliz si le das una oportunidad, Roy-

-¿Y si tú me haces feliz a mí?-

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