Capítulo 3 Crimen y castigo ¿Castigo? (Reed)

Pasaban de las seis de la mañana, estacione mi auto a lado del de mi padre, estaba muerto de cansancio, quería meterme en la cama todo el día y tal vez ir a otra fiesta esa noche

, sabía que Ian estaría muy enojado si la bastarda me había acusado pero solo era cuestión de pasarme de largo cuando lo tuviera enfrente, yo no la había invitado, y no era su chofer, ni nada de ella para hacerle caso a lo que me mandara, ¿Quién se creía?

Entre a la casa dando trompicones, no estaba tan borracho pero si estaba un poco adolorido por la pelea de la fiesta, aunque se sentía bien, soltaba toda la ira contenida que tenía, y es que la llegada de esa chica me tenía con los nervios de punta, mi padre era un idiota, y solo de pensar que esa chica podría ser mi hermana la furia crecía en mi, aunque no era algo que me tomaría por sorpresa, Ian era un mujeriego, me dirigí a la cocina por un vaso de agua, moría de sed, saque un vaso del mueble me serví agua y lo tomé, cuando lo deje sobre la mesa y cuando alce la mirada estaba mi padre delante de él.

-¿Ya viste la hora Reed? –Pregunto con el ceño fruncido.

-Sí, es temprano ¿No?-Le sonreí con suficiencia.

-Déjate de chistecitos.-Replico enojado.

-Como sea.-Puse los ojos en blanco.-Me iré a dormir…

-No, nada de que te vas a dormir.-Frunció el ceño-Tú y yo vamos a hablar.

-¿Hablar? ¿Hablar de qué?-Le reste importancia.

-Del pequeño patán que te estás volviendo, ¿Cómo pudiste tratar así a Josephine?

-¿Así como?-Me enoje-Quien sabe que te haya dicho esa arrimada... pero...

-No la llames así.-Dijo muy serio.-Ya basta de idioteces, Reed ella no te ha hecho nada, si estás molesto desquítate conmigo, pero ella no tiene nada que ver con tu estúpido berrinche.

-No le hice nada. -Me cruce de brazos.

-¿No? ¿No te negaste a traerla y luego la jaloneaste?

-¡Ella quería abofetearme! No es la víctima-Grite enojado.

-Porque te la has pasado faltándole al respeto-Dijo Ian enojado.

-Claro, ahora la defiendes, ¿no? -Escupí enojado-Ella no es inocente y frágil, Ian, yo no soy su chofer, ni siquiera tendría que haberla llevado ¡Es tú culpa!

-No, Reed, tus acciones son culpa tuya, y tratar a Jo como la tratas son tus acciones no las mías y no debes tratar a NADIE así, pensé que ya te lo habíamos enseñado tú madre  y yo.

Ese era un golpe bajo, no tenía que meter a mi madre en todo esto.

-Cállate-Replique enojado.

-No me calles, que soy tu padre y me tienes que respetar,  a todos en esta casa, y empiezas por Jo, porque no quiero que le vuelvas a hacer una de tus idioteces, ¿Qué tal si le hubiera pasado algo?

-Ay dios... deja de dramatizar.

-Hablo enserio Reed, ella no tenía ni idea de cómo regresar, tienes que dejar de actuar como un niño consentido y pensar tantito en las consecuencias de tus acciones.

-Ay por favor...-Murmuré enojado -No le pasó nada.

-Pero pudo ser así, porque eres un inconsciente.

-No soy su niñera...-Me cruce de brazos-Ni su chofer...

Mi padre Suspiro cansado:

-De acuerdo.-Se apretó las sienes.

-Ya me voy...

-No, vete a mi estudio, ya me canse, no entiendes por las buenas, pues que sea por las malas-Sentenció mi padre.

-Pero...-Me dieron escalofríos, y es que hace mucho que mi padre no me decía "Ve a mi estudio" -Estás loco, ya me voy a dormir.

-No, Reed ya te dije que vayas a mi estudio, y si te tengo que llevar yo no te va a gustar.

Mire a mi padre furioso  una  vez más pero vi en sus ojos que esta vez el que saldría perdiendo era yo, lo cual me enfurecía aún más,  me iban a castigar por la idiota esa cuando al fin y al cabo yo no la quería llevar, todo era culpa de él, no mía. Gruñí en voz alta y salí enojado de la cocina, me dirigí al estúpido estudio me senté en la silla que estaba frente al  escritorio, era horrible toda esa espera, seguro lo hacía a propósito hacerme  esperar para que fuera todavía más horrible de lo que iba a ser. Tenía meses que mi padre no me pegaba, quizás medio año la última vez había sido un día que Easton y yo habíamos ido a una fiesta, habíamos salido muy borrachos y nos estrellamos contra la puerta de los vecinos, porque Ian podía ser el más permisivo pero si nos cachaba haciendo algo que no le gustaba, no nos la acabábamos, por eso Easton y yo gozábamos la vida y nos metíamos con cuidado a la casa siempre, ya cuando al día siguiente nos veía con resaca solo nos sermoneaba, pero si él nos veía llegar borrachos o algo parecido se ponía furioso. Y comenzaba a suponer que con la idiota aquí iba a ser mucho más difícil evitar a Ian.

Mi padre entro unos diez minutos después, sabía que no me iba a salvar, pero los nervios me estaban doblegando un poco, y es que la situación era tan incomoda y vergonzosa.  

-¿Dónde está tu hermano?-Apretó su celular seguro le estaba hablando a Easton.

-No sé, se quedó en la fiesta, ¿Ahora también soy su niñera o cómo? –Respondí enojado.

-Eres imposible.-Negó con la cabeza.-Bueno ya sabes que sigue-Se sentó en su escritorio.

-No, no es justo que me pegues por una tontería, tu eres el que a fuerza la llevara.-Replique. 

-Reed, no voy a seguir discutiendo levántate y ven acá.-Ordeno

-Ya te dije que no.-Me quedé en mi sitio, él no podía pegarme nada más porque él quería.

Mi padre se levantó, y en menos de lo que pude ver tenía su cinturón en la mano mientras me hacía levantar de un jalón de la silla, comenzó estrellar su cinturón contra mi trasero una y otra vez, y vaya que me estaba ardiendo como el infierno, intente zafarme, no me acordaba que doliera tanto, pero vaya que es de esas sensaciones que no quieres repetir nunca.

-¡AUUU!-Gimotee-¡Ya suéltame!

Pero Ian no me hizo caso siguió estrellando una y otra vez esa cosa en el centro de mi trasero, intentaba hacerme para delante pero aun así los golpes me alcanzaban y no terminaban, cuando se detuvo un segundo simplemente fue para que los cintarazos comenzaran a caer en los muslos.

-Maldita sea…-Gruñí.

-Esa boca, Reed.-Me advirtió.

-Pues ya suéltame.-Unas cuantas lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas.-Ayy, ya…por favor, papá… Ayy, que ya…-Intente meter la mano que no me sujetaba pero lo único conseguí fue un golpe en la mano que si también me ardió como el infierno mismo.

-No quiero estupideces ya, Reed, no entiendo cuál es el problema con Josephine pero basta con tus actitudes porque si no vamos estar nuevamente en esta situación antes de lo que puedas pensar.- Soltó tres golpes más fuertes que los anteriores y me soltó.- ¿Estamos?

-Como sea…-Me froté el trasero, pero mi padre me tomo nuevamente del brazo.-Estamos, ya…-Dije enojado.

-Eso digo ya, se están pasando ya los dos, pero cuando llegue tu hermano, los tres vamos a hablar muy seriamente.-Me advirtió.