domingo, 11 de noviembre de 2018

Tomar la Medida, capítulo 5

-Nombre, esque enserio ustedes no rebuznan porque Dios es grande- renegó el Chacorta bastante furioso.


-No pensamos que fuera a pasar nada, señor...-

-"No pensamos"- lo imitó el Chacorta- ¡Pos ustedes nunca piensan chingados! No sé cómo no les da pena andar haciendo tarugada tras tarugada todos los días-

-Pos sí nos da, pa, pero...-

El Chacorta levantó la mano como si le fuera a cruzar la cara.

-Tú cállate que te reviento el hocico- las palabras mágicas para dejar de escuchar pendejadas del Victor.

-Pero, señor...-

-¿Hablo en chino o qué? Tú también, ya estuvo- le cortó al Leonardo antes de respirar profundo y acercarse a los dos huercos babosos- ¿Volarse las clases para irse de disque dealers por ahí? Más brutos no se puede, me cae-

-Esque parecía buena idea...-

Y así fue como le cayó un manazo bastante fuerte a Victor en la boca, y esque bajo amenaza no había engaño.

-¡No digas idioteces! Dense de santos que los vio el Zopilote y no la tira, porque les juro que yo no iba a ir a sacarlos del bote-

El Leonardo, quién se había quedado mudo al ver el trancazo bien metido que le habían soltado al Victor, no supo ni que decir a eso- Debería de darles vergüenza andarnos quitando el tiempo con tanta pendejada, y sobretodo a ti que ya sabes que tu hermano anda malo de la garganta y tuve que dejarlo con la Mónica. Te mamas, Victor, neta...-

-Fue mi culpa...- quiso intervenir Leonardo, sólo para ser cortado bruscamente por el Chacorta.

-No, pos sí te creo, escuincle... ¿Sabes qué, Victor? Lárgate a tu cuarto que ahorita no te quiero ni ver-

-Pero...-

-¡ÓRALE!-

En cuestión de nada, Leonardo ya estaba ahí solo con el Chacorta, y vaya que no sabía ni para dónde voltear, el señor ese sí que era muy intimidante. Ellos sólo habían querido sacar algo de dinero para irse a jugar videojuegos al centro comercial, no volverse dealers permanentes.

-¡¿Es neta, Leonardo?!- el muchacho escuchó rugir al Chema desde la puerta- ¡Ya ni chingas!-

Sin embargo, lo que más lo sacó de onda no fue todo el griterío, sino el cinturon que el tipo traía en la mano.

-No, papá, espérate...- se hizo para atrás hasta que topó con los muebles.

-¡Espérate nada, huerco baboso!-

-No hicimos nada malo- se movió como pudo para rodear el sillón.

-Ah, ¿No?- siguió caminando muy decidido hacia él- ¿Ahora me vas a salir con que te metí a la escuela nomás para andarme levantando todos los días a las pinches 4 de la mañana por gusto?- porque hasta el bendito desayuno tenía que hacer.

-Fue un día nada más-

-¡Ni un pinche día se vale que desperdicies! Deberías estar aprovechando que tienes chance de estudiar y en lugar de eso andas de vago-

-Yo...-

-Y aparte transeandote la merca... Si yo quisiera que anduvieras de sicario, pos te hubiera entregado la fusca el primer día- lo alcanzó lo suficiente como para soltarle un zape- ¿Y sabes qué? Ya mejor vámonos a la casa antes de que te suene aquí mismo, órale- lo agarró del brazo y le dio un empujón hacia la puerta.

Está de más decir que Leonardo buscó irse en el lugar más alejado del Chema en la camioneta, y aún así resultó ser un viaje bastante tenso. Si algo agradecía el muchacho era que no le hubieran soltado una chinga en plena casa del Chacorta, es decir, no es como que el tipo fuera a burlarse, pero igual no estaba padre la humillación pública.

-Ahora sí ya valiste madres, escuincle- soltó el tipo apenas bajaron de la camioneta y lo metió a empujones a la casa.

-Espérate, deja que te explique...- Leonardo dejó de lado toda noción de dignidad que tenía e inconscientemente se cubrió el trasero.

-¿Y qué me vas a explicar? ¿Que aparte de gandalla andas de vago y en cosas chuecas?-

-Fue nada más tantita merca para sacar una lana, no te claves-

-¿Que no me clave? ¿Tienes idea de lo serio que es eso que hicieron?-

-Ay no mames que de eso vivimos-

-¡Es diferente! Y me vale si de eso tragamos, por algo te mando a la escuela, para que no termines igual-

-Bueno ya, no lo vuelvo a hacer-

-Pero claro que no, y después de la chinga que te voy a dar, menos-

-No, por favor...-

-Por favor nada- lo volvió a agarrar del brazo- Te dije la vez pasada que ya no te anduvieras pasando de lanza, y eso incluye salirte de la escuela y andarme robando merca-

-¡Fue un accidente!-

-¿Te tropezaste y terminaste del otro lado de la barda de la escuela?-

-No, pero...-

-Entonces fue bastante adrede-

-¡No, no quería!-

-No... Entonces yo supongo que el Victor te apuntó con una fusca, ¿Verdad?-

Antes de siquiera pensarlo, el Leonardo se encontró a sí mismo asintiendo con la cabeza, tan sólo para recibir un zape momentos después.

-Síguele de mentiroso- lo empezó a jalar escaleras arriba.

-¡No! Bueno, obviamente el Victor no me obligó, pero tampoco quería volarme las clases- se defendió el muchacho cuando llegaron a su recámara y el Chema prácticamente lo empujó adentro.

-Uy sí, ibas bien a fuerzas- lo agarró fuerte y levantó el brazo.

-¡NONONO! ¡ESTABA ABURRIDO!- el Chema no tuvo piedad y de todos modos dejó caer el cinturón con varios pesados correazos que hicieron al chamaco brincar y aullar de dolor.

-Aburrido, sí como no-

-¡AAAUUUU! ¡PUES SÍ!-

-Búscate otra más creíble, mi chavo- siguió como si nada y hasta bajó a los muslos del huerco sin bajarle ni tantito a la fuerza.

-¡Ay!- el chamaco estaba llorando y moqueando mientras se retorcía a pesar de saber que era completamente inútil- ¡Pues sí! ¡Nunca podemos salir ni nada! ¡Aaaauuuuu!-

-Si se la pasan en la calle-

-¡Con los escoltas no cuenta, y menos con ustedes!- soltó entre chillidos de dolor. Vaya que el Chema le estaba pegando fuerte, al chamaco no le quedaba más que patalear, retorcerse y forcejear para intentar que lo soltaran.

-No cuenta... Pos es lo que hay- lo siguió regañando, y esque ese mocoso de todo renegaba- Y lástima si no te gusta, porque mientras vivas aquí, así va a ser; o sales conmigo y con la Rutila a un lado o te llevas al Toro y a los otros escoltas- le soltó la serie más rápida y punzante antes de acercar la silla de madera del escritorio y voltearla viendo a la pared- Y siéntate, que te vas a quedar pensando un rato- sentenció sin dejarse conmover por todas las lágrimas y los mocos escurriéndole en la cara al chamaco, esa sí que se la había buscado- Ya después hablamos tú y yo-

Sin darle mucha oportunidad de repelar, el Chema lo tomó fuerte del hombro y prácticamente lo hizo sentarse en la dura e incómoda silla para después sordearse con cualquier otra cosa los siguientes quince minutos en lo que ignoraba los sollozos y lloriqueos del huerco.

-A ver, ven para acá, Leonardo- le habló al fin después de rato. Esperó un poco más pacientemente a que el chiquillo estuviera casi frente a él para empezar a hablar- Yo sé que a los chamacos de tu edad no les gusta tener a uno encima, pero tampoco van a andar haciendo lo que ustedes quieran ni pasándose de lanza. Yo sé que, por decir, el Victor está igual o peor de vigilado que tú y no lo veo repelando e ignorando todo lo que le dice el Chacorta-

El muchacho rodó los llorosos ojos, sorbió mocos y masculló algo por lo bajo.

-No te entiendo si hablas con la boca cerrada-

-Que no, porque el Chacorta no se la pasa molestando-

-¿Vas a empezar otra vez o qué?-

-No, pero pues tú sacaste el tema... Si el Victor se la pasa de aburrido, ¿a mí qué?-

-¿Cómo que a ti qué? Ese tipo de cosas deberías copiar en vez de andar agarrando todas esas mañas que nomás hartan a uno-

-¿Sí? Pues yo tampoco te veo hacer lo que hace el Chacorta, él siempre quiere estar platicando con Victor o con el Carlitos y prefiere eso que tomarse unas cervezas o andar viendo la tele, siempre les da la bendición y aparte les pregunta cómo les fue cuando llegan a la casa, y yo no te veo copiando eso conmigo. No fuera el Humbertito, porque sino...-

-¿Ya vas a empezar con lo mismo?- el huerco ese siempre andaba reclamándole que disque al Humbertito no sé que y a él nada más no, neta que el Chema ya no sabía ni qué quería de él ese escuincle.

-Pues es la verdad-

-A ver, cállate, claro que no-

-Claro que sí, pero pues ya eso tú sabes. Y no sé qué te quejas, digo, si no me vas a dar ni tiempo ni vas a platicar ni jugar conmigo, pues no le veo nada de malo a que me des tu dinero mejor- lo fulminó con la mirada.

-Primero que nada, no es tu caso, y segundo...-

-Sí es, pero ya me vale, ya me hice a la idea. Y ya llégale, ya me pegaste, ya vete-
Quizás en otra ocasión el Chema no se la hubiera puesto tan fácil, pero la verdad es que el simple tonito del chamaco lo ponía de un humor que mejor se iba antes de soltarle otro manazo y empezar otra vez con lo mismo.

-Tú nomás síguele para que veas cómo te va- se salió del chiquero que el Leonardo llamaba cuarto.

4 comentarios:

  1. Leo ya no tenía que explicar más como quiere que se lo diga para que ese tipo de de cuenta de que no se está comportando como padre es que leo le de un buen susto y desaparezca haber si así ese idiota cambia

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  2. Sabía que se iban a meter en líos.Pero es que pareciera como si los problemas buscaran a ellos y no al contrario.Pobre Leo, será que en casa de Víctor, el Chacorta ajustó cuentas también... Me queda la inquietud de saber cómo los descubrieron �� Por favor actualiza rápido.

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  3. Uffffff!!! Es la crónica de una paliza anunciada!! Pero ganada a pulso lo que sí me da pena es que Víctor va a cobrar por culpa de Leo! Jummm!!!!! Quiero más!!!! Jejeje

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  4. Si la paliza fue ganada a pulso, pero me dio penita el Chema fue un poco brusco, creo que a Leonardo le gustaría que su papá conviviera más con él, no solo en regaños y castigos si, no como padre. Me encanta la descripción de los diálogos adoro las historias con acento típico de la región, eso las hace divertidas, gracias por actualizar seguido.

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