*La tarde anterior*
-No entiendo para qué tenemos que estar aquí- si quejó Leonardo por milésima vez mientras medio empujaba al Humbertito para que no le quitara el control de la tele.
-Para que sí, ya les dije que aquí no está frío-
-Pero en mi cuarto también está la calefacción- intervino el más pequeño.
-Sí, mijo, pero aquí está más padre- mintió el Chema medio fastidiado desde donde estaba sentado en la cama. Había tenido que llevárselos a su cuarto casi a empujones, y como si eso fuera poco llevaba ya bastante rato escuchándolos y viéndolos discutir sobre qué canal poner en la tele, pero es que tampoco quería dejarlos a cada quien en sus cuartos porque ya los conocía y se iban a quitar los suéteres y calcetines tan pronto como pudieran, y Rutila lo iba a matar si dejaba que se enfermasen.
-No es cierto, aquí nada más está más aburrido- repuso su hijo más chico.
-Pos ya dejen algo en la tele o saquen uno de esos juegos de video que les gustan, yo qué sé-
-Ya tengo hambre- soltó Leonardo cuando habían pasado tan sólo 3 minutos de paz.
-Ya pedí una pizza-
-¿Hace cuántas horas?- el Chema muy apenas se contuvo de rodar los ojos con el tonito. El chamaco seguía de rencoroso.
-Ya, mijo, ya no ha de tardar-
-Sí, como no...-
-O sino ve a hacerte un sándwich- digo, si tanta hambre tenía...
-No, me espero...- ya qué.
-A ver, ven, Leonardo- le pidió resignado y bajó la libreta que traía. Igual y los planos de los nuevos túneles podían esperar.
-¿Para?- no era tonto, el Chema nunca le hablaba ni lo quería cerca cuando estaba sobrio.
-¿Vas a venir o no?- ya le estresaba bastante tener que andar checando que no les diera frío como para demás andar aguantándole jetas y desplantes al insolente ese.
El muchacho bufó de malas y le dio el control a su hermanito de mala gana antes de acercarse para quedar casi frente al tipo.
-¿Qué?-
-¿Cómo que qué? Mira, Leonardo, ya sé que estás enojado por la friega que te metí, pero pos no sé qué más te esperabas cuando el Victor y tú se pusieron con sus pendejadas-
-Pues esque...-
-No, ni empieces con excusas porque a mí me valen madres, yo nomás te digo que si lo que quieres es un Chacorta, pos órale, así te voy a traer-
-No, si para eso ni batallas- rodó los ojos.
-Pos no sé cómo creas tú que es el Chacorta, pero...-
-Pero al menos le cae bien el Victor-
-Tú también me caes bien-
-Ah, mira, que bueno- descarado...
-Es enserio, nomás que...-
-Nomás que no se nota-
-Claro que sí- resopló.
Leonardo exhaló pesadamente.
-Pues como digas- tampoco iba a discutir lo que era obvio.
El Chema imitó el gesto, enserio que no sabía ni qué hacer con ese chamaco casi nunca.
-Ya cálmate- le acarició el cabello- Sí me enojé, pero pos ya pasó. Mira, vamos a comer la pizza y ver a unas películas o algo, tampoco tenemos que estar de jeta toda la tarde-
Leonardo, quién quería seguir enojado y además se sentía en todo el derecho de estarlo, se maldijo internamente cuando por más que quiso no pudo evitar sentirse mucho menos peor. Estaba cagadísimo, era de lo peor que el tipo ese no tuviera chance nunca ni de voltearlo a ver, pero prácticamente también se moría de ganas por que lo pelara aunque fuera un poco.
-Ya que-
-Ándale, ya quita esa cara- lo acercó ya medio resignado. Claro que seguía cagadísimo de las pendejadas que se aventaban ese chamaco y el Chacortita, pero pos tampoco ganaba nada siguiendo con lo mismo todo el día.
Leonardo se dejó recargar contra él y se medio acomodó escondiendo la cara en la chaqueta del tipo. Era más fácil decir que hacer, pero enserio esperaba que el tipo estuviese diciendo la verdad y se pasaran al menos esa tarde tranquilos.
.
-Pero esque tampoco estés enojado- lloriqueó
el Victor entrando a la casa después de su padre.
-Pinche chamaco descarado… Órale, lárgate
a tu cuarto, como vas- le tronó los dedos.
-Pero…-
-¡QUE YA, VICTOR, LÁRGATE!-
En cuestión de nada, el muchachito ya
estaba en su cuarto cerrando la puerta bastante espantado. Si bien el Chacorta
era de carácter fuerte, el Victor no estaba acostumbrado a que le gritara, casi
nunca la regaba así, entonces no es que le diera muchos motivos tampoco.
-¿En qué chingados estabas pensando,
huerco baboso?- el Chacorta entró al fin a la recámara, igual furioso, pero
algo más tranquilo.
-¿En nada?-
-No, pos sí te creo- se pasó la mano por
el rostro, haciendo un esfuerzo titánico por no perder la paciencia y soltarle
una cueriza en ese mismo instante.
-Pa, esque te juro que no íbamos a hacer
nada-
-¿No?-
-Bueno, digo, sí, pero nada más nos
íbamos a ir a jugar, no queríamos ser dealers toda la vida ni nada- Victor
estaba llorando a moco tendido, se sentía de la mierda por el simple hecho de
haber molestado así a su papá.
-Ya ni me digas que esa fue una
pendejadota marca diablo…-
-Pero esque no fue a propósito…-
-Ah ¿Y entonces?-
-Pues- sorbió mocos- esque Leonardo dijo “Culo
si no”-
El Chacorta levantó la mano como para
cruzarle la cara otra vez, pero se detuvo a última hora.
-¿Entonces si te dice eso vas y brincas
de un puente?-
-Pos no, pero…-
-¡¿Pero qué, carajo?!-
-Perdón- antes de que el tipo pudiera
evitarlo, el Victor ya se le había pegado al pecho y se le estaba abrazando
como si se fuera a morir si lo soltaban.
El Chacorta exhaló pesadamente y empezó a
acariciarle la espalda cuando sintió que las lágrimas del chamaco le empapaban
la camisa.
-A ver, mijo, tranquilo…-
-¿Pero esque me perdonas?-
-Mira, Victor, sí te perdono pero cálmate,
primero que nada-
El muchacho se limpió los mocos en la camisa
de su papá y se esforzó de sobremanera para al menos dejar de sollozar. Una vez
que estuvo algo más tranquilo, movió un poco el rostro para apoyar la mejilla
en la camisa de su papá, enserio que había sido un pendejo.
-A ver, ahora sí vamos a hablar,
escuincle…-
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