miércoles, 12 de diciembre de 2018

Capítulo 9 Henry Archer (Josephine)

La noche anterior Ian había tenido que ir a Nueva York por su hijo mayor porque estaba en la estación de policía, no me imaginaba a Henry Archer a pesar de que había visto muchísimas fotos familiares en esta casa, la madre de los chicos era hermosa, eran como la familia perfecta, porque hasta donde sabía sus padres se habían amado un montón, y si ellos lo sabían ¿Por qué estaban tan enojados con su padre? Ellos pensaban que yo era la hija perdida de su padre, aunque no era así me parecía muchísimo tanto a mi madre como a mi padre, igual que a mi hermana Catherine, éramos muy parecidas a excepción que ella tenía el cabello pelirrojo como mi madre, y yo negro como mi padre, que ella era más alta, y en nuestras personalidades, mi hermana era muy distinta a mí…

Estaba empezando a pensar en mi familia, cuanto extrañaba a mi mamá y a Catherine, y obviamente a mi padre, aunque nunca pensaba en él, no quería se me hacía un nudo en la garganta, pero quería mostrarme serena todo el tiempo por mi familia, y por lo que estábamos pensando, vaya que la situación no estaba fácil, y estar en California no me hacía mejor como habíamos pensado mamá y yo, me sentía tan sola, que siempre estaba pensando en Nueva York, en papá y en todos los problemas, llevaba apenas dos semanas aquí y ya quería huir a casa de vuelta a mi casa, con mi madre.

Los ojos se me empezaron a inundar de lágrimas, pero el ruido de la puerta hizo que regresara a donde estaba, me sequé con el dorso de la mano, me levanté para abrir imaginándome que era Ian que seguro venía a presentarme a Henry, pero me sorprendí al ver a Reed cuando abrí.

-Reed…-Dije.

-Josephine.-Contesto en el mismo tono.- ¿Cuántas veces tengo que disculparme para que me perdones?

-Ninguna.-Conteste sin moverme de la puerta.-Ya te dije que está bien.

-Entonces podemos ir a comprar algo para la gala benéfica, juntos.-Me sonrió.

-¿Podemos?-Alcé una ceja.-Yo no quiero ir contigo, Reed.

-Wow, ouch eso duele, ¿por qué de repente te desagrado tanto?

-¿Qué? No lo quieras voltear, yo te desagrado mucho antes si quiera de que me conocieras, pasamos un rato bien, y luego volviste a portarte como un idiota conmigo, y ahora pretendes que salgamos de compras como si nada, ¿Qué tal si me dejas ahí botada en un centro comercial y te vas?

-Jamás haría eso.-Rodó los ojos.

-¿En serio?-Fruncí el ceño.-Ya lo hiciste.

-Pero estaba borracho.-Se excusó.

-No me importa.-Respondí.

-Vamos, Jo.-Insistió-Tú me pediste una oportunidad y te la di.

-Yo no te pedí nada, Reed, solo te dije que tuviéramos un poco de paz, y pasaron dos segundos para que tú me dijeras frívola, solo quiero que tú y tu hermano me dejen tranquila, no me verán no existiré para ustedes, hasta en la escuela fingimos que no nos conocemos, solo quiero terminar la escuela e irme a la Universidad y volver con mi madre.

-Mira Jo, sé que soy un idiota y me porte como un patán, solo dame una oportunidad, seremos amigos, y así se te pasara volando el año, a que si estas todo el tiempo aburrida aquí.-Reed tenía algo que me hacía sentir que no podía decirle que no.

-Bien.-Suspire. –Supongo que no puede estar tan mal…

-Así se habla.-Sonrió triunfante.-Entonces tienes dos horas, y nos vamos a comprar, amiga.

-De acuerdo.-Le medio sonreí.-Ahorita te veo en el desayuno.


Al final decidí meterme a bañar para ir con Reed a comprar algo para la gala benéfica, no tenía muchas ganas de ir, tenía muchos vestidos que podría ponerme pero por lo menos me iba a distraer con Reed, era mejor que estar ahogándome en mis penas, aunque tenía esperanza que Reed fuera sincero y no se fuera portar como un imbécil, porque no quería caer como idiota.

Me bañé, me puse unos jeans de mezclilla un poco sueltos, tenis blancos, una playera verde oscuro, me la faje en los jeans, me puse mascara de pestañas y un bilet medio naranja rojo, la playera hacía resaltar mis ojos verdes, me seque el cabello, me lo planche, a pesar de que sabía que con el calor de California seguro no se quedaría así pero, era para verme bien, tomé mi bolsa, y bajé, sabía que era más o menos la hora en que Ian tenía listo el desayuno así que estaba lista para ofrecer mi ayuda.

-Buenos días Ian.-Dije entrando a la cocina.

-Ah con que tú eres…-Un chico de cabello castaño claro, ojos azul muy claro, tez blanca, y facciones idénticas a las de su madre, Henry era igual a su madre, lo único que tenía de su padre era su cabello, Reed se parecía pero Henry era igualito.-Tú eres…

-Josephine-Solté extrañada, se había detenido de manera muy extraña-¿Tu eres Henry, no?

Henry se me quedó viendo fijamente, lo cual era bastante incomodo, pero no sabía que decir para que lo dejara de hacer, así que agradecí cuando entró Reed a la cocina:

-Hermano.-Lo saludo y se le acercó para abrazarse.

-¿Qué onda?-Le respondió Henry aun medio aturdido.- ¿Cómo estás?

-Bien, ¿qué tal Nueva York?-Pregunto Reed sonriendo.

Henry rodó los ojos, ¿Qué todos los Archer hacían ese gesto de la misma manera? Henry era un poco más alto que Reed, quien por cierto se veía guapísimos con sus jeans su camiseta negra y sus tenis blancos.

-Del nabo hermano, acababa de llegar-Suspiro.-Pero Nueva York siempre está bien, ¿no Josephine?-Me preguntó como si él y yo supiéramos algo que nadie más supiera.

-Eh… supongo que sí.-Dije lo menos extrañada que pude.

-¿Estaría bien ir, no Pa?-Agregó Reed ignorando lo extraño que era su hermano, a lo mejor así era siempre.

-Sí, podríamos ir.-Respondió Ian sacando unos platos de la alacena.

-Te ayudo.-Me acerqué para quitarle los platos y ponerlos en la mesa.

-Reed ayuda a Jo, y Henry ¿Puedes hablarle a Easton?

-Bueno, ahorita vengo.

El desayuno fue tranquilo, Easton, Reed e Ian se veían bastante felices de que Henry estuviera ahí, hasta se sentía agradable la vibra, pero no podía evitar darme cuenta como Henry me miraba de reojo, era muy extraño, aparte se había portado bien dentro de todo conmigo, a pesar de que estaba casi segura que no se había aparecido antes por aquí porque no quería verme a mí, todo era muy extraño.

-Josephine y yo vamos a ir a comprar ropa para la gala benéfica.-Anuncio Reed.

-No lleguen tarde, estás castigado Reed.-Le recordó Ian.

-Ya sé… solo vamos a comprar ropa, y tal vez comamos algo, pero nada más… relájate –Puso los ojos en blanco.

-Bueno, te portas bien-Le advirtió

-Ay me ofendes.-Se levantó con su plato, y vino por el mío.

-Gracias.-Conteste levantándome y tomando nuestros tazas.

-Los acompaño.-Anuncio Henry.

-No, tú y yo tenemos asuntos pendientes, tú te quedas aquí.-Respondió Ian.

-Bien…-Resoplo.

-¿Vienes, East?-Preguntó Reed.

-Paso, hermano, otro día.-Obviamente Easton no quería hacer las paces conmigo.

Fuimos a un centro comercial algo retirado de la zona residencial donde estaba la mansión Archer, la verdad es que estar con Reed era agradable, escuchaba buena música, casi no hablaba y hasta ahora no había hecho ningún comentario idiota que fuera a molestarme de alguna manera.

Mansión Archer (Henry)

-Henry.-Me llamó la atención Easton.

-¿Qué? –Dije viendo a mi hermano menor.

-¿Qué piensas?-Me interrogo.

-¿Qué se trae Reed, con la bastardita?

-Nada… apostamos a ver si se la podía tirar, pero… digo no estoy seguro pero siento que a Reed le gusta, pero él dice que no.-Se encogió de hombros.- ¿Por? ¿A ti también te gusto?-Me vio burlón.

-No, Easton. Yo ya me tire a esa chica.-Solté.

-¿Qué? ¿Cuándo, hermano?-Se sentó derecho en su cama, yo estaba recargado en su escritorio.

-¿Te acuerdas la chica de Nueva York de hace dos años?-Le pregunté.

-Cómo olvidarla…-Puso los ojos en blanco.-Pero pensé que era pelirroja.

-Pues se pintó el cabello, yo que sé, East, pero estoy segura que es ella, aparte de que me dijo un nombre falso en esa ocasión, pero si a Reed le gusta enserio no deberíamos decirle.

-No sé… mejor si deberíamos decírselo, ¿No?

-No Easton, digo no tiene importancia.-Fue mi turno de encogerme de hombros.

-¿No tiene importancia? Henry tienes dos putos años hablando de la chica de nueva York, parecer niña enamorada cada que hablas de ella y ahorita dices que no tiene importancia.

-Cállate-Le ordene.- No estoy enamorado, solo tenía curiosidad, aparte hay muchas chicas, y si a Reed le gusta, o solo está jugando muy bien su apuesta no me voy a meter, y tú no le vas a decir, ¿entendiste?

-Si señor.-Me hizo un saludo militar.-Como tú quieras, pero si Reed se entera sabes que estará furioso.

-No se va a enterar-Declaré.

-¡Henry!-grito mi padre desde abajo.

-Tu asunto pendiente.-Se burló Easton.

-Que te jodan.-Le enseñé el dedo de en medio.

La verdad esperaba salvarme aunque tampoco es que eso fuera posible, mi padre estaba furioso al respecto con la droga, tal vez si me hubieran detenido por otra cosa no se hubiera puesto así, pero tenía que resignarme e ir a mí destino, no podía creer que ya tenía diecinueve años y aún me fueran a pegar como si tuviera cinco años, era demasiado vergonzoso, debería haber una cierta edad para librarme de estas tonterías, entré a la oficina de mi padre.

-Papá, ¿en serio tienes que hacer esto?-Gruñí al entrar.-Ya te dije que no pasara nuevamente.

-Bueno hijo, eso espero porque sería una pena tener que estar esta situación de nuevo.-Dijo tranquilo.

Yo resople enojado.

-Es una idiotez… Porque aparte ya te dije que la droga no era mía, y no he hecho nada que justifique esto.

-¿No? Sea o no sea tuya la droga ni siquiera la tendrías que traer, no tendrías que haber estado en Nueva York sin mi permiso, y si son idioteces porque exacto tienes diecinueve años y no deberías estarte metiendo en líos tan estúpidos, Henry.

-Agh…-Me quejé.-Pues no creó que tengas razón así que con permiso…

Pero antes de que si quiera pudiera llegar a la puerta mi padre me tenía recargado contra su escritorio y su cinturón se estaba estrellando una y otra vez contra mi trasero, vaya que estaba ardiendo, y mi padre no planeaba parar porque yo sentía cada vez más fuerte, seguro era porque mi trasero ya estaba muy adolorido pero enserio que estaba doliéndome como no me acordaba.

-¡AUUUU! Papá… yaaa, ya entendía, ya te dije que… ¡AUUU! Papá… carajo…-Grité cuando ya no aguantaba.

-Esa boca Henry.

-Pues ya deja de pegarme.-Pero eso solo hizo que los cintarazos fueran más seguidos.- ¡AUUU! Papá yaaaaa…

Mi padre no paró, y en el único momento que hizo fue para bajarme la ropa y vamos que si mi trasero estaba ardiendo ya, ahora estaba en llamas, literalmente, lo cual ya había hecho que lágrimas corrieran por mis mejillas, unas tras otras.

-AUUU, papá ya por favor… te juro que…-No es mi droga, eso no podía jurárselo.-Que no volverá a pasar, por favor.

Al fin mis patéticas suplicas sirvieron y mi padre dejo de soltarme cintarazos pero vaya que como me estaba doliendo, me subió la ropa, me enderece y me limpie las lágrimas enseguida.

-Enserio que lo lamento… no quería que tuvieras que ir por mí a Nueva York, y todo… en verdad.-Me disculpe.

-Mira Henry, sé que lo lamentas pero necesito que me digas, ¿La marihuana era tuya?

-Si…-Admití derrotado.-Pero ni siquiera la pude probar.

-Ay Henry…-Suspiro mi padre.

-Te prometo que no lo haré de nuevo, ni comprarla, ni fumarla-Sabía que me iba a arrepentir de hacer promesas que a lo mejor no cumpliría.

-No me prometas nada.-Respondió.-Solo espero que no lo vuelvas a hacer, porque si me entero te juro que esto te parecerá nada, aparte de que tendré que tomar otras medidas, ¿estamos?

Esas palabras vaya que me asustaban, “otras medidas” la verdad es que no quise ni preguntar, porque sabía que mis padres eran enemigos número uno de las drogas, podíamos hacer cualquier cosa y estar en muchos problemas, pero con las drogas no se podía ni bromear con ellos.

-Estamos Pa…-Le dije un poco más tranquilo.-Ya relájate, ¿Si?

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Centro comercial (Josephine)


Reed y yo llevábamos apenas un par de horas buscando un vestido perfecto, el había prácticamente escogido el tercer traje, y le quedaba espectacular, era tan guapo, y tenía tanto porte que no pude ocultar demasiado bien que me había gustado mucho cómo se veía.
Pero en mi caso el vestido era mucho más difícil de escoger, porque era una gala benéfica pero a pesar de que era de noche estábamos en California, entonces no encontraba uno que cumpliera todos los requisitos.

-Jo... todos se te ven bien...-Insistió Reed.
-No es eso-Respondí-Es que no sé cuál estaría bien, fue tu idea venir, yo ya tenía uno en casa.
-Lo sé...-Puso los ojos en blanco.-Que tonto fui, sigamos en búsqueda del vestido perfecto.-Se levanto de la banca donde se había sentado, pero hay una condición.
-¿Cuál?-Pregunté.
-¿Podemos ir a comer luego?-Se pasó la mano por el cabello, sus ojos azul oscuro se aclararon un poco por la luz.
-Eh...-Me quedé pensando-Supongo que sí.
-Entonces andando...

Al cabo de una hora más encontramos un vestido que me gustó, les pedí que me lo envolvieran.
-¿Quiere la terminal?-Pregunto la empleada de la boutique.
-Por favor-Respondió Reed.
Cuando regresó con ella le extendí enseguida mi tarjeta de crédito que me habían dado mis abuelos, jamás hubiera dejado que Ian me pagará un vestido de esa cantidad, pero mamá y mis abuelos dijeron que podía gastar el dinero de ahí, al fin y al cabo prácticamente era mío.

-Iba a pagarlo yo.-Dijo Reed.
-Como si fuera a dejarte. -Respondí.
-Vamos... no me digas que eres ese tipo de chica.
-¿Qué tipo de chica?-Alcé una ceja.
-Pues ya sabes... de esas que no dejan que les invites ni un café porque ellas son autosuficientes.-Se burlo.
-Podría perfectamente dejar que me invites un café, pero no un vestido de diez mil dólares, para que luego tú o alguno de tus hermanos me lo echen en cara-Conteste-No necesito tu dinero, Reed, bueno el de tu padre.
-¿Por qué siempre estás a la defensiva?-Pregunto de mal humor.
-Porque llegué a California y lo único que recibí de ti fueron insultos e insinuaciones, y no es tan fácil solo olvidarlas y ya.
-Bueno... llevas razón, pero tranquila que yo no pienso que quieras el dinero de mi padre-Lo mire enojada-De verdad que no.
-Bien. Te creo pero igual puedo pagar mis cosas, gracias por la intención-Agregué
-¿Pero un café si puedo?-Ahora yo puse los ojos en blanco.
-Bien, pero tiene que estar muy bueno.

Cuando nos entregaron el vestido, fuimos a comer a un restaurante cercano a las tiendas, Reed pidió lasagna, y yo pasta, mi comida favorita era la Italiana y según Reed también la suya.

-Cuando éramos pequeños mi madre siempre nos traía aquí, y lo odiaba-Comenzó-Luego ya era nuestro lugar favorito, y veníamos a veces ella y yo.
-Mi mamá y yo también tenemos un restaurante de comida Italiano favorito, está muy cerca de casa-Dije yo.
-Deberíamos ir.-Respondió el.
Yo solo asentí, eso ya era bastante extraño como para ponerme a hacer planes con Reed como si fuéramos mejores amigos.
-¿Que ciudad es tu favorita?
-Barcelona.-Respondí-Me encanta España, quisiera recorrerla toda, y vivir ahí, ¿la tuya?
-Me gusta aquí, nunca he sido de viajar, me pone de mal humor-Me sonrió. -Hacer maletas, aviones, pasear, me parece terrible.
-No inventes, eres súper amargado-Bromee.-¿Y así quieres que vayamos a Nueva York?
-Hahaha... entonces si quieres que vayamos eh...-Me miró.
-Bueno...-Sentí como las mejillas se me encendían.-Supongo que si.

Todo estaba perfectamente, habíamos hablado de mil cosas, y de la Universidad, el ya tenía que decidirlo y a mi aún me quedaban prácticamente dos años pero ya sabía más o menos a donde quería ir, la verdad es que Reed era distinto a como se veía, o como se había portado en otras ocasiones, o eso esperaba.

-Jo.-Me saludó alguien.
-Daniel-Le sonreí contenta-¿Cómo estás?
-Bien, ¿Y tú?-Miro a Reed-Archer.
-Wrigth-Dijo Reed de muy mal humor de pronto.
-Estoy bien-Quería que Daniel se fuera me agradaba mucho pero Reed y yo estábamos en medio de algo.
-Me alegra, oye hay una fiesta en mi casa en la noche, ¿vienes?-Me invitó.
-Claro...-¿No sabía que el que no invitara a Reed era muy grosero?-Te veo ahí de...

Antes de que pudiera terminar la frase Reed se levanto de golpe, dejo dos billetes sobre la mesa y dijo:

-Te veo en el auto.-Y se fue.
-No entiendo cómo puedes aguantarlo.-Soltó Daniel
-Pues... Reed, y yo estamos intentando ser amigos, y no es malo, no sé que se traen entre ustedes pero tú no te portaste mejor que él.-Suspire-Nos vemos luego, ¿de acuerdo?-Me despedí, tome el dinero de la mesa y me dirigí a la caja.

Pague con mi tarjeta, y me guarde el dinero en la funda del celular.
Me regresaría en un taxi y luego le devolvería el dinero a Reed más tarde en la noche, estaba molesta porque me hubiera dejado ahí, no entendía que lo había molestado pero no tenía pretexto para dejarme ahí botada, me acerqué a un módulo de la plaza donde podías pedir taxis y le solicite a la chica que estaba ahí uno, saque mi celular y comencé a revisar mis mensajes, la verdad es que no contestaba ninguno, quería estar desconectada.

-¿Qué haces?-Escuché la voz de Reed de repente.
-Esperando un taxi.-Respondí sin quitar la vista del celular.
-Te dije que te esperaba en el auto. -Gruñó
-No me hables así.-Le dije molesta-No sé cuál es tu problema Reed, pero no tenias porque dejarme botada ahí, eres como un niño pequeño y berrinchudo, y yo no soy Ian para aguantarlo -Saque el dinero de la funda y se lo puse en la mano-Ten, te veo en casa.-Me subí al taxi que llegó y me fui.

2 comentarios:

  1. Jajajajajaja no sé si reírme o desesperarme con esos chavos! Para empezar, ¿Qué onda con Henry y sus miradas todas creepy? Lol osea tan fácil que era preguntarle a ella y ya!
    Y realmente espero que Reed no ande con tonteeas de la apuesta y así y en verdad este intentando poner de su parte, porque la verdad que con Easton ya perdí la esperanza

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  2. Ohhh, por qué tanta dedicación a esa chica?! Es tan odiosa. No me agrada en lo absoluto. Es como que quiere empezar bien y al segundo se pone en plan de víctima y es hartante.
    Me hubiera gustado leer más de Henry, pero supongo que más adelante habrá mucho de él.

    A ver qué sucede en la fiesta. Me imagino que Henry irá. =)

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