-Leonardo, te estoy hablando, ¿dónde estás?- Rutila se
regresó cuando no obtuvo respuesta alguna por parte del niño- ¿Qué onda, Leo?
¿qué pasó?-
-Rutila, ¿podemos comprar uno?- Leo señaló los pasteles en
cuánto la vio.
-¿Un qué?- volteó a donde el niño estaba señalando- Un
pastel, ¿te gustan esos?-
Leo asintió con la cabeza, y esque tampoco es que se acabara
diez pasteles enteros él solito, pero eran algo de su cumpleaños desde siempre.
-Pos órale entonces, agarra uno que ya nos vamos- alcanzó a
ver que el Pompeyo agarraba los bolillos que le había pedido. No entendía cual
era el repentino interés por los dulces si a Leonardo casi ni le gustaban, pero
nomás con ver cómo se le había iluminado la carita había dejado de lado todo lo
demás.
-Gracias- el niño corrió a abrazarla. Ella no desperdició la
oportunidad y se agachó para apretarlo con su brazo libre
-Ay, de nada, mi guapo hermoso- lo apretó y le besó la
mejilla, enserio que ese chamaco la tenía embobada.
Leonardo la abrazó más fuerte y le sonrió, aprovechando para
acariciarle la cabeza a su hermanito. Le gustaba mucho que Rutila estuviera con
él casi siempre, ella siempre tenía chance para jugar con él, para sacarlo a
pasear y siempre estaba de humor para estar con él.
-Bueno, ya vámonos- dejó libre al más grande y acomodó al
más pequeño- Que de seguro tu papá ha de estar quebrándose la cabeza escogiendo
la verdura-
-¿Qué pasó, morra?- Se apareció el Chema con el carrito
lleno, y esque Rutila siempre quería andarles dando comida de conejo- ¿Qué
tantos falsos me andas levantando?-
-Ah mira nomás- se levantó- ¿Y ahora tú? ¿Quién te escogió
las cosas?-
-¿Qué pasó? ¿Tanto desconfías de mí o qué? Digo, es nomás
mandado-
-Ay ni madres, Chema- repuso, inspeccionando las cosas- Ni
de pedo escogiste tú solo estos aguacates-
-No sé a qué viene esta desconfianza, pero pos no importa,
uno se queda tranquilo con su consciencia-
-Ay sí, bien limpia la tuya-
-Como agua de río. ¿Falta algo más?-
-No, ya así, vámonos. Órale, Leo, tráete lo que me pediste-
Leonardo, ni corto ni
perezoso, fue a agarrar el pastelillo y lo echó al carrito que traía su papá.
Al fin ya se iban a ir a su casa…
-¿Qué es eso?- el Chema volteó con Rutila- ¿Dulces, morra?
¿Es neta?-
-Sí, para después de cenar, ¿Qué tiene?-
-¿No has visto cómo se ha portado de mal hoy o qué?- sacó el
pastelillo del carrito y lo dejó en el estante de al lado- Como si se mereciera
un premio-
-¡No!- Leonardo se quejó enseguida- ¡Dame mi pastel!-
-Tú no estés gritando, chamaco, que por eso mismo no te lo
voy a comprar-
-Ay Chema- Rutila se pasó la mano por el rostro, enserio que
ya no quería escenitas, pero esque el Chema no estaba tan equivocado… Ojalá
hubiera sabido antes para no decirle que sí al huerco.
-¿O me vas a decir que ha sido una blanca paloma y estoy
equivocado?-
-No, pos no…-
-Entonces órale, ya vámonos a la casa, que…- una buena
patada en la espinilla lo interrumpió a media queja- ¡Chingada madre!-
-¡Leonardo!- Rutila sabía que no le iba a caer en gracia
cuando el Chema sacó el pastelillo ese del carrito, pero no se esperaba que el chiquillo
fuera a ir a patearlo.
-Ahora sí, ya te llevó la que te trajo, chamaco- el Chema ya
había tenido bastante, en un abrir y cerrar de ojos ya había agarrado bien
fuerte la oreja del Leonardo y la había retorcido un poco.
-¡AAUUU!-
-¡José María!-
-¡No, ya estuvo!- lo soltó, pero le dejó caer una palmada
bastante pesada justo donde los muslos se juntaban con la parte trasera del
chamaco- Todo el pinche día has estado dando lata, chamaco, ya estate-
-¡Aaauuuu! ¡No me pegues- el escuincle comenzó a llorar a
moco tendido otra vez.
-Ni empieces a chillar- el Chema ya estaba lo
suficientemente harto como para tenerle paciencia- Que estoy hasta aquí de las
lágrimas de cocodrilo-
-No seas insensible- le reclamó Rutila, también cansada ya
del drama.
-¿Pos qué quieres? Uno nace para aguantar crudas, no pinches
berrinchitos- masculló- Así que le bajas a tu pedo a la de ya-
Pero parece que eso Leonardo no lo sabía, porque en lugar de
calmarse tiró todo lo que alcanzó del estante de al lado.
-¡Chingada madre, Leonardo!- el Chema lo agarró fuerte del
brazo y trató de llevárselo ya para las cajas, pero el niño se tiró al piso e
intentó empezar a patear más, no logrando pegarle muy fuerte al tipo, pero sí
logrando que muchas de las personas de las que pasaban por ahí volteasen a
verlo.
-A ver, Pompeyo, por favor cuídame al Humbertito- Rutila le
pasó al niño para intentar hablar con Leonardo, logrando sólo que el papá del niño
volteara a verla indignado.
-¿Para qué? Tú quédate con el Humbertito, que del Leonardo
me encargo yo- le cortó las intenciones el Chema… tan sólo para soltar una
palabrota a todo pulmón momentos después.
Leonardo no supo exactamente cómo fue que pasó, pero cuando
se dio cuenta ya estaba mordiendo la mano de su papá con todas las fuerzas que
sus colmillitos le permitían…
Por su parte, Rutila maldijo entre dientes. Ay no…
Por su parte, Rutila maldijo entre dientes. Ay no…
-¡¿Qué fregados te pasa?!- el Chema logró zafar su mano una
vez que salió de su sorpresa, tan sólo para soltarle al chamaco un manazo.
-¡Aauuu!- Leonardo se llevó las manos a la boca, pero se
empezó a jalar y se tiró al piso cuando sintió que lo agarraban del brazo de
nuevo, aunque esta vez fuera Rutila, quien ya estaba bastante preocupada; vamos
que Leonardo sí era un poco berrinchudo, sí, pero no taaaanto y menos tantas
veces en un solo día.
-Leo, ya, no pasa nada- trató de tranquilizarlo, es decir,
era sólo un pastelillo, pero en lugar de escuchar, el chamaco seguía jalándose
e intentando patear.
-A la chingada- el Chema perdió la compostura, ese huerco
casi le sacaba sangre- Ya estuvo bueno- arriesgándose a recibir una buena
patada en la cara, la cual recibió en la mandíbula, se agachó y, como pudo,
agarró al huerco y lo levantó, si ya era mucho pancho…- Órale, mija, ya vámonos
que estoy hasta la madre- gruñó por lo bajo cuando el Leonardo le asestó un rodillazo
en el estómago.
-Sí, mira, mejor vete yendo a la camioneta en lo que
nosotros pagamos-
-Sí, mejor- hizo por agarrar mejor al niño, aunque éste se
estaba retorciendo y arqueando la espalda para que lo soltaran.
-Ándale, no me tardo- Rutila se apresuró a ir a pagar. No
sabía qué traía ahora el Leonardo, pero de que eso no era normal, no era
normal.
*
-Ya, Leonardo, ya párale a tu pedo- el Chema ya quería
llegar al pinche carro, menos mal ya estaba en el estacionamiento, y esque
entre estar agarrando al chamaco para que no se le fuera a caer, estarse
cuidando de las patadas, de las mordidas y de los rasguños (que ya se había
ganado un par en la cara), se le había hecho el recorrido más largo de toda la
vida.
El Toro, quien se había quedado con los demás de seguridad,
lo alcanzó a ver a lo lejos y mejor fue a abrir la camioneta mientras se
preparaba para otra escena de aquellas, y esque no sabía qué tenía que andar
lidiando él con esas rabietas, es decir, le daba menos asco andarse limpiando
sangre de las manos que andar secando lágrimas y mocos de la cara de los
escuincles.
-¿Nunca habías visto a un huerco o qué?- soltó el Chema cuando
pasó directo a subir al chamaco e intentar abrocharle el cinturón, ganándose un
buen codazo en la mejilla- ¡QUE YA ESTATE!-
-No, pues uno tan alebrestado no- repuso el Toro, y era la
verdad.
-Ya ni me digas- renegó cuando al fin y de puro milagro pudo
abrochar el cinturón del escuincle- Y pobre de ti donde te desamarres- le
amenazó de lo más enojado- Si esta última escenita por un pinche pan, no me
jodas-
-No, pos si está cañón, Chema-
-Yo quería mi pastel- lloriqueó el niño desde donde estaba.
-Ya cállate, Leonardo, era un mugre pan- eso era el colmo.
-¡A que no!-
-A que sí, además ni te gustan- ándale, nunca pedía, si
había sido ese día puro capricho-
-En mi cumpleaños sí- sorbió mocos el escuincle,
recargándose en la ventana.
Tanto el Chema como el Toro se quedaron tiesos al escuchar
eso último… Mierda…
Cuanta maldaaaaad!!!!! Y me lo dejas allí no, pos no!! Jajaja ya se me está pegando la tonada, tanto que una las lee y ve Badabum =P
ResponderBorrarMe encantó, pero ya quiero que continúen para ver cómo la arregla el Chema!! DIOS MIO QUE ESTÁ DIFÍCIL !!
Pobre niño se me saltaron las lágrimas ,una malda por parte del Chema no saber que era el cumpleaños del niño y hacerle pasar ese día .Yo quiero que el Chema lo pague muy duro
ResponderBorrarTerry
Bueno, yo voy a ser abogado del diablo, entiendo que Leo esté un poco rebelde porque no hay derecho a que el papá no sepa cuándo cumple años su hijo. Sin embargo no está para nada bien lo que hizo en el supermercado, rompiendo un estante completo, y mucho menos morder y pegarle al Chema. Todo esto se pudo haber evitado si el niño le dice al papá lo que le dijo al final. Yo opino que a Leo le deben celebrar el cumpleaños como se merece, pero también dar unas nalgadas por grosero. (No me odién)
ResponderBorrarAyyyy que atroh jajajaj
ResponderBorrarEl Chema me cae muy bien ,pero con estos cap no se que pensar ��
Quiero creer que el chema si sabe la fecha de cumpleaños, pero esta desorientado con la fecha... pj: hoy es 20, pero el cree que es 16 jajaj ������
POR FAVOR CHEMA COMO TE VAS A OLVIDAR DEL CUMPLEAÑOS DE TU HIJO! ��❤