-Vato, ¿Y ya sabes quiénes se van a cambiar?- Leonardo se
asomó por la barda al rancho de al lado.
-Todavía no, como que han venido varios a verlo, pero no sé
quiénes se lo hayan quedado- soltó sin dejar de ver su teléfono.
-Ojalá sea alguien interesante, wey, ¿no crees?- argumentó Victor.
-Pues sí, aunque deberían ser ustedes- Rutila se lo había
insinuado al Chacorta una y otra vez, pero el tipo no quería dejar su rancho.
-Ya sé, pero ya ves cómo es de terco mi apá- se quejó Victor
-Pues que lastima- soltó Rutila.
-Pues la neta si, ojalá lo conozcamos pronto- dijo Leo, y
esque tenía mucha curiosidad.
-Yo también quiero saber quién es, ¿Me puedo quedar aquí a
dormir?- Victor volteó con Rutila, y esque si ya estaban moviendo y metiendo
cosas, era porque ya mero llegaban los dueños.
-Pos sí, si mi tío no tiene bronca, pero tampoco vayan a
estar de metiches-
-¿Pero qué pasó, mi Ruti? Nosotros ni somos así... Oye, pero
pregúntale tú, que conmigo anda de perro últimamente-
-Uhmm pues le voy a decir, pero si no quiere, yo no sé eh-
le advirtió.
-Pos insístele-
-Pos no, le voy a preguntar, pero si me dice que no, pos ya
te amolaste eh-
-No seas así-
-O yo me voy a tu casa- soltó Leonardo.
-Ay sí, tú también le dices a tu papá- pinches chamacos, si
el Chema y el Chacorta eran medio mamones.
-Pero me respaldas-
-Vamos pues- se levantó Victor- Nos apoyas, Ruti- echó a
andar adentro para buscar a su papá.
-Sí, yo los apoyo, pero si dicen que no, no empiecen a
repelar-
-Es ahí cuando tú entras y nos respaldas- Victor se metió a
la casa por la puerta de la cocina y se fue a buscar al Chacorta. Cuando lo vio
hablando con el Chema le valió madres y se acercó para abrazarlo. Total, estaba
con el Chema, no con nadie intimidante -¿Cómo está el papá que más quiero de todos?-
-Pos soy el único que tienes- le sonrió y le acarició el
cabello- ¿Qué se te ofrece?-
-Pos sí, pero el único que quisiera tener- y pues no era
mentira, el único defecto de su papá era estar metido en cosas chuecas.
-Bueno pues, también tú eres el único hijo Victor que yo
quiero-
-Oye, ¿y entonces sí me puedo quedar aquí hoy?-
-Achis, achis... ¿Como pa’ qué o qué?-
-Pos nomás, todo mundo lo hace-
-Pos si Rutila y el Chema no tienen broncas, pos bueno, pero
nos des lata-
-Rutila ya me invitó-
-Pos bueno, pero no quiero problemas, Victor-
-Yo nunca doy problemas- ¿Pues qué quería decir?
-Sólo te ando diciendo-
Victor no se abstuvo de rodar los ojos.
-Bueno, como sea-
Chacorta lo apretó.
-Entonces pos yo me voy yendo, que ya es tarde-
-Hasta mañana, pa-
-Descansa mijo, y pórtese bien, mañana paso como a medio día
por ti-
-Más tarde-
-No seas encajoso, Victor-
-Esque no es eso, pero como a esa hora apenas nos andamos
levantando-
Chacorta puso los ojos en blanco.
-Vemos, mañana te aviso-
-Como sea entonces-
-Bueno, mijo, me hablas cualquier cosa-
-Sí, ¿Me das la bendición?-
-Pos claro- empezó a persinarlo.
-Hasta mañana- se fue corriendo con Leonardo cuando terminó.
*
-Está bien grande, te apuesto que lo compra un narco o un
lavadinero- soltó Leonardo pensando de nuevo en el rancho.
-Le voy al narco, ¿Para qué querría un rancho un
lavadinero?- repuso Victor metiéndole gol.
Leo se encogió de hombros.
-Pos no se, wey, luego les gusta gastar dinero a lo pendejo-
-Eso sí... Que hueva, lo que es no tener nada qué hacer-
-Sí, wey...- suspiró- ¿Crees que ya se hayan dormido Rutila
y mi papá?-
-No creo que estén durmiendo, pero seguro están ocupados-
-Esque como que deberíamos ir a pues a darnos una vuelta,
¿no?-
-Jalo, ¿por dónde nos brincamos?-
-No se, wey, primero hay que salir de aquí-
-¿Y si le dices al Toro que vaya a la tienda por cualquier
pendejada para poder brincarnos y ya?-
-Pos órale, wey, ¡Toro!-
Los chicos sólo lo distrajeron para poderse escabullir y
luego llegar hasta el rancho de al lado para averiguar quién lo había comprado.
-Mira, vato, ya hay gente- el Victor le comentó desde lejos.
-Deberíamos acercarnos- le dio un codazo- Se ve que son
chavos-
-Sí, y mira qué tipo de chavos- a leguas se le veía el
cigarrillo a uno.
-Pos vamos... aunque no se, wey, no parecen ser de aquí...-
-Pos con más razón vamos a ver- Victor se empezó a acercar,
no veía ningún adulto.
-Córrele, no vaya a ser que llegue el Toro y nos ande
buscando-
-Ni que fuera tu nana, vato- llegó con los otros- Que pedo,
¿ustedes cuando llegaron?-
Los otros dos chicos de cabello castaño y el de cabello
negro, a los cuales tomaron por sorpresa, los miraron extrañados.
-What?- preguntó el más alto- ¿Quienes son ustedes?- siguió
en inglés.
-Wey, estos son gringos, ¿te das cuenta?-
El Victor se rió.
-Wey, ¿Qué pedo? ¿Qué hacen hasta acá?- volteó con los
muchachos de nuevo- ¿Español? ¿Spanish?-
-Poco- soltó extrañado uno de ellos.
-¿De donde son?- preguntó Leonardo curioso.
-L.A, soy Henry- se presentó el más grande.
-Reed-
-Victor- se presentó el intruso- ¿Son los vecinos nuevos?-
Los chicos asintieron, él más grande tiró el porro que traía
en la mano y lo pisó.
-Pues sí... ¿son los de al lado?-
-Sí, ¿Pero por qué lo tiras? ¿Te los regalan o qué?-
preguntó Victor, tenían que tener lana para andar desperdiciando así.
Henry se encogió de hombros.
-Tenemos más, ¿quieren?- les ofreció- ¿Tú cómo te llamas?-
miró a Leo.
-Leonardo. ¿Van a vivir aquí o cómo?-
-Venimos de vacaciones, mi padre acaba de comprar el
rancho-Dijo el más pequeño -Soy Easton.
-Sí se me hacía raro que se vinieran de allá- comentó
Victor- Pero no, no queremos, gracias carnal. Yo no le entro a eso-
-¿Cómo? ¿Aquí no había mucha droga?- Reed le preguntó.
-Pues sí, pero no nos la metemos nosotros-
-¿Por?- preguntó Henry- ¿Entonces no saben dónde hay más?
Victor volteó a ver a Leo y se rieron sin querer.
-¿Pues no que ahí tenían?-
-Tenemos- reafirmó Henry sin verle mucha gracia- Pero vamos
a estar aquí un mes, y las fiestas y eso... ¿Qué ustedes no van a fiestas?-
-Maso...- ahí ya perdió un poco de gracia.
-¿Maso?- Reed lo miró confundido.
-Más o menos, Sí, pero no mucho- aclaró Victor ya medio
resignado.
-¿Por?-
-Pues no hay mucho que hacer por estos lares- se encogió de
hombros Leo
-¿Lares?-Preguntó confundido Easton.
-Pos por acá, digo- se corrigió.
-Te dije que iba a estar súper aburrido, Henry -agregó
Easton.
-Pos eso si tú quieres, digo, son tres y aparte están en un
rancho. ¿No saben montar o jugar al fut o algo?-
Henry asintió.
-Americano, y montar pues sí sabemos- a su madre le
encantaba- Pero osea, ¿no hay otros lugares por aquí?-
Victor se le quedó viendo, ¿Americano? Que hueva...
-Algunos-
-¿Lejos de aquí?-preguntó Easton.
Henry había convencido a su padre de comprar un Jeep para
que pudieran andar por ahí, no iban a caminar como locos.
-Sí, estás lo más lejos de la ciudad que pudiste pisar-
Reed soltó una palabrota en inglés.
-¿Y ustedes qué hacen siempre?- nimodo que se la pasaran
aburridos toda la vida.
-Pos...- empezó Leo- Jugar fútbol... eh- espiar a los nuevos
vecinos…- Montamos…-
-¿Tequila? ¿Ustedes tienen?- una vez Henry lo había probado
con sus amigos, pero era obvio que su padre lo tenía prohibido y en Estados Unidos
era difícil que alguien se lo vendiera o que hubiera en las fiestas.
-Nosotros nosotros no, pero tenemos la casa llena-
Los chicos sonrieron, por fin esos tipos mostraban un poco
de diversión, pero antes de que alguno pudiera decir algo, una chica de cabello
negro ondulado, ojos verdes, y tez clara se les acercó.
-Reed- le tocó el hombro al de cabello negro- Su papá los
está buscando-
-Hola- Victor se le quedó viendo y se acercó a saludarla- Me
llamo Victor, ¿Cómo estás?- porque fea no.
Josephine lo miro sería, ¿y él quien era? Miró a Reed y
luego a Henry buscando alguna respuesta.
-Soy Josephine- contestó -Estoy bien, ¿Y tú?-
-Es mi novia- dijo Reed.
-No soy tu novia- le contestó en Inglés.
-¿Y para qué andas diciendo eso tú, compa?- Victor le
contestó al vato también en inglés, si para eso iba a la escuela- Somos los
vecinos- le aclaró a la morra esa.
-Mucho gusto- contestó- Ian nos está esperando para cenar,
¿vienen?-
-Sí, de hecho, ¿por qué no se quedan?- preguntó Henry.
-Jalo-
-¿Qué jalas?-
-Digo, que sí gracias-
-Wey, pero...- le dio un codazo Leo.
-¿Pero?- cuestionó Easton.
-Vato, el Toro no va a ir a decir que no nos encuentra al
menos las primeras tres horas, tampoco está pendejo-
Leo lo dudó, si el Chema los buscaba por equis cosa, les iba
a ir como en feria, o por lo menos a él.
-Bueno- se encogió de hombros
-Pues vamos y les presentamos a Ian- sugirió Henry.
-¿Es tu jefe ese vato?-
-¿Vato?- alzó una ceja
-¿Jefe?- pregunto Jo.
-Que si es tu papá ese wey- aclaró Victor. Ah caray con esos
gringos.
-Ah, sí, respondió.
Los dos se encaminaron al rancho, que por cierto cuando
entraron era obvio que esos gringos eran ricos porque ese lugar estaba muy bien
adornado y todo se veía carísimo.
-Mira, papá, ellos son nuestros vecinos, Victor y Leo- los
presentó Henry.
-Quiubo, compa- lo saludó Victor cuando el tipo les estrechó
la mano- Tu rancho está bien chingón-
-Mucho gusto- medio les sonrió Ian, tampoco entendía muy
bien- ¿Y sus padres? ¿Llevan tiempo viviendo aquí?-
Victor lo vio divertido.
-Mucho gusto... Pues que elegancia la de Francia...- ¿Así
eran todos los gringos de estirados o qué?
-Son graciosos, ¿no?- le dijo Easton a su papá.
-Sí- creía- Pues vamos a cenar ya, chicos, siéntense-
No hay comentarios.:
Publicar un comentario