viernes, 26 de octubre de 2018

Chema Venegas, capítulo 13


Al siguiente día, muy a su pesar, el Chema sí se fue temprano por el uniforme del Humbertito y cuando regreso encontró a Rutila y a los niños en la cocina, aunque Leo y Rutila parecía que medio discutían.



-Yo pensé que no estabas de su lado... y al final resultó ser que es tu culpa-

-Mi culpa nada, es lo normal que vayas a la escuela, no te puedes quedar de burro-

-¿Y a ti qué? Esta pinche casa no tiene nada de normal, Rutila, no mames-

-Hey, deja de hablarle así, Leonardo- le advirtió el Chema enojado.

-No estoy diciendo ninguna mentira- se cruzó de brazos.

-Me vale, te calmas o te calmo-

-Ya déjame en paz- después de tantos meses de "vacaciones" muy apenas y había podido levantarse. El muchacho había logrado dormir en total como tres horas- Ya me levanté, ya cállate-

-Síguele- le advirtió el Chema.

-¡Pues ya me levanté! Deja de estarme regañando-

-Tú sabes, síguele de grosero y vas a ver-

-Ya, me vale- se recostó en la mesa. Sólo se había cambiado a lo menso, ni comida había.

-Bueno, ya, voy a ver si le falta mucho al Humbertito, mientras hazles de desayunar a los chamacos, ¿no?- lo volteó a ver Rutila.

-Si- respondió el Chema, intentando guardar la calma.

-Yo no tengo hambre- gruñó Leo de mal humor.

-Pos no comas-

-Entonces voy a dormirme otro rato- se levantó.

-Pobre de ti si no te levantas- no iba a estar batallando.

-Ajá-

-Mamá, esto está como raro- Humbertito hizo una cara mientras se comía el "desayuno"- Mejor no tengo hambre-

-Ay dios... te doy cereal, ¿quieres?- le preguntó.

-Poquito nada más. Esque este huevo tiene como cáscaras-

Rutila evitó reírse.

-Mañana yo te hago el desayuno y le enseño a tu papá- le sirvió cereal.

-Ni ha de tener nada- el Chema recogió el plato. Chamacos remilgosos estos- Los accidentes pasan-

Leonardo miró entre su hermano y él.

-Y a ti te pasan muchos-

-Ya, Leonardo- le dijo Rutila.

-¿Ya qué? No hice nada-

-Ya cállate y ponte a comer-

-Ya te dije que no quiero-

-Pos entonces ya no andes de hocicón... Ya mijo, no la friegues y no empieces desde ahorita-

Pero poco sabía el Chema que esa advertencia caería en oídos sordos. La Rutila no llevaba ni quince minutos hablando con la directora de la escuela, cuando Leonardo decidió que se había aburrido en la recepción y se fue a dar una vuelta por la escuela esa.
Y es que no era nada en contra de Rutila, se había divertido mucho el día anterior y sí le había gustado la idea de vivir los cuatro juntos, eso era una cosa pero meterse en lo que tenía o no que hacer era otra.

-¿Qué haces aquí?- se encontró casi de frente con Victor, quien, con la excusa de que iba a enfermería por algo para el tobillo, se había salido de clases- ¿Y este milagro?-

-Nada, es que a la Rutila y al idiota del Chema se les ocurrió la grandiosa idea de meterme a la escuela- soltó enojado

Pero Victor, para molestia del Leo, no se veía para nada igual de molesto.

-¿Aquí? Que chingón, ¿cuándo entras?- obviamente le daban mucha hueva las clases y las tareas, pero la escuela no estaba tan mal y la gente ahí pues no era ojete.

-Yo espero que nunca-

Eso sí sacó un poco de onda al otro muchacho.

-¿No te está gustando? ¿Qué tiene?-

-Pues... es que mira, Victor, no sé qué te diga tu papá, pero yo ya había convencido al mío que me dejara acompañarlo a las vueltas y ahora me quiere venir a encerrar aquí, y que hueva-

-¿Y por qué no vas a las vueltas en las tardes? Aparte, perdón que te lo diga, pero si el Chema y Rutila están "hablando", puedes irte olvidando de las vueltas- y no lo decía en mal pedo, simplemente era un hecho.

-Rutila va a vivir ya con nosotros...- soltó Leo con un suspiro.

-Híjole... No, pos ahora que ella y el Chema ya están encamados, puedes irte olvidando de las vueltas, en la mañana y en la tarde, eso seguro- Rutila siempre había sido clarísima en que no quería a sus hermanos o nadie bajo su cuidado metido en los negocios de su familia.

-Ay no mames- dijo enojado- Pues espero que no... Me caga... Osea yo pensaba que estaba bien, pero si ahora dices eso...-

-Esque no cae mal, pero a ella no le gusta que nos andemos metiendo en eso… No, pos ya valió, compa… ¿Cómo sigues de tu mano?- dijo Victor.

-Pues me duele aún, ¿y tú?- le miró el pie.

-También, pero pos no tanto... Igual y venir aquí no está taaaan mal, además que hueva estar encerrado allá en casa del Chema todo el día-

-¡Leo!- Rutila ya había salido de la oficina.

-¿Qué pasó, Ruti?- la saludó Victor.

-¿Que pasó, Victor? ¿Cómo estás del tobillo?- le preguntó Rutila.

Leo ya mejor se esperó, ya se quería ir.

-Mejor, gracias. Oye, ¿y si me voy ahorita con ustedes?-
-Pos si mi tío dice que sí, pos vámonos-

-No creo que diga que no-

-Bueno, pos le marcamos y ya te vienes con nosotros-

-Sí, pero pregúntale tú-

-Bueno pues- respondió Rutila

-Sí, márcale- sonrió emocionado.

Rutila marcó el número de su tío.

-Hola, tío-

-¿Qué pasó, mijita?-

-Es que vine a la escuela del Victor porque voy a inscribir a Leonardo, entonces nos encontramos a Victor, ¿Esta bien si ya me lo llevo?-

-Ahorita? No, mija, gracias, pero casi que lo acabo de dejar. No, dile que ni de pedo-

-Pos como tú digas, tío, entonces nos vemos luego-

-Oye, ¿y cómo está eso de que vas a inscribir al Leonardo? Ah caray, ¿ya lo dejó irse a vivir contigo el Chema o qué?-

-No tío- respondió- Es que el Humbertito y yo vamos a vivir un tiempo con estos dos-

-Mira nomás... Y eso que dicen que uno no cae dos veces con la misma piedra-

-Pos eso dicen, tío, pero del hecho al trecho… Pero pos está bueno, luego nos vemos-

-Cuidate mija-

-Igual- colgó Rutila- No, Victor, tu papá dice que no, que te acaba de traer-

-¿Pero y qué?-

-Pos no sé, a mí me  dijo que no-

-Ándale, Ruti-

-No, morro, me voy a meter en un problemón que luego no me la acabo-

-Pero pos no importa-

-No, como no, ya mejor vete a tu clase que Leo y yo ya nos vamos-

-Que mal pedo-

-Ya sé, Victor, pero no quiero problemas con tu papá-

-No te va a decir nada a ti-

-Como no- si él lo estaba sacando- No, Victor, aparte tengo que ir con mi papá para recoger unos papeles, así que mejor ya vámonos, Leonardo-

-Pues vamos- dijo Leonardo con flojera- Nos vemos, wey

-Que pesada, Rutila... Nos vemos-

Rutila y Leonardo salieron de la escuela y para acabar su día mal tuvieron que ir a casa de Aurelio.

-Hola mijita- la saludó el Aurelio cuando la vio, y después reparó en el muchacho- Mijo, ¿y ese milagro?-

-Pues ya ves- dijo de mal humor.

-Hola, apá, sólo veníamos por los papeles que te pedí ayer, ¿ya los tienes?-

-Sí, pos claro, si son para la escuela de mi nieto-

Leo hizo un gesto sin que lo vieran.

-Gracias- le dijo Rutila- Sólo pasábamos rápido por ellos-

-Me cuentan siempre qué-

-Si, gracias apá, ¿Cómo están los niños?-

-Bien bien, en la escuela, que gusto que ya vas a entrar también-

-Si, un gustazo- soltó Leo.

-¿Y estás emocionado o qué?-
-Muchísimo- mintió.

-Que bueno, mijito, pos uno tiene que estudiar-

-Pues sí...-

-Sí, para no quedarnos burros-

Leo suspiró.

-Pues sí-

-Bueno, apá, ya nos vamos, me saludas a Mónica y a los morros- se despidió Rutila.

-Sí, cuídate mijita. Mucha suerte en la escuela, chamaco-

-Gracias- le medio sonrió Leo. El papá de Rutila lo hacía sentir tan incómodo.

-Que hueva, Rutila, yo ya no quiero venir- le soltó en el camino.

-Ay Leo, no es de que quieras, y deberías ver el lado bueno en vez de estar con esa actitud-

-¿Cuál se supone que es el lado bueno?- preguntó enojado.

-Pues que vas a hacer amigos, ¿no querías salir y ver gente?-

-Si, no tareas y tener que escuchar a unos imbéciles que se creen mejor que tú por ser maestros-

-Ay no, ¿el discursito del puberto incomprendido? ¿Es neta, Leo?-

Leo rodó los ojos

-Ay, mira quién habla-

-Pos como te ves me vi. Por eso te digo, estás haciendo un problema de la nada-

-Bueno, y en todo caso ¿a ti qué?-

-No seas grosero, ya sabes que te quiero-

-Y yo a ti, pero tampoco actúes como si fueras la voz de mi conciencia porque igual no lo entiendes-
-No es eso, nomás estoy tratando de ayudarte-

-No sé cómo ir a la escuela me ayudaría-

-Pos más que quedarte encerrado siempre sí-

-Pues no sé, pero no quiero ir a la escuela, es una estupidez-

-¿Entonces cuál es tu plan, eh?-

-Pensaba seguir acompañando a mi papá a dar las vueltas y todo-

-¿Para?-

-¿Pos cómo que para qué, Rutila? Para aprender del negocio-

-¿Y terminar igual que él? Estás pero bien perdido, chamaco-

-¿Y qué tiene, eh?-

-Pos que no es vida para un chavito-

-Pues no importa-

-Bueno, no seas terco-

-Pues no quiero, Rutila-

-Mira, la verdad dudo que el Chema te vaya a dejar entrarle con él, pero pos puedes planteárselo a ver si te deja cambiar la escuela por eso-

-Pues ahorita le digo-

-Ándale pues-

El trayecto fue bastante callado. A pesar de que Leo no estaba enojado con Rutila, estaba enojado con la situación.

2 comentarios:

  1. Cuando le va a decir el Chema que lo quiere el chico lo necesita

    ResponderBorrar
  2. mUY Buen capi, yo también quiero que el Chema le diga que lo quiere, pero a su manera, me encanta la personalidad del Chema.

    ResponderBorrar