sábado, 13 de octubre de 2018

Chema Venegas, capítulo 4


Lo que Leonardo no sabía era que no era el único hijo de matón que se aparecería en esa fiesta. No había pasado dos horas ahí cuando se empezaron a escuchar balazos, y no uno, sino demasiados para su gusto.


-¿Y ahora que chingados?- dijo él sin saber muy bien que hacer, aunque ya había perdido de vista con los que venía.

Y esque los disparos comenzaron a escucharse cada vez más cerca. Había tipos armados rodeando todo el lugar y disparando como si fuera lo más normal del mundo.
 El muchacho sólo se hizo a un lado a donde no lo vieran bien nada más para ver que estaba pasando, no es que no le asustara pero estaba más preocupado de que fuera alguno de los matones de su padre.


-¿Leo?- le hablaron de pronto, y vaya que reconoció la voz. El primo de Rutila había sido muy buena onda con él cuando se había quedado con ella- ¿Qué haces aquí, vato?- Victor guardó el arma que llevaba y se agachó con él. Que chingón, él ahí trabajando y Leonardo de fiesta.

-Pues ya ves, wey- soltó este y aliviado porque no fueran los matones de su padre- Quería salir y un rato, ¿y tú qué haces acá, eh?-

-No, pues una advertencia nomás. ¿Pero qué pedo? ¿No que con el Chema te la vivías encerrado?-

-Pues así es, él no estaba y yo estaba aburrido- se encogió de hombros- ¿Y tú? Pensé que no te dejaba Chacorta darle al bisne- los tenían cola que les pisaran, ¿no? No es que él fuera un chismoso pero Rutila había dicho algo así.

-Pues él no, pero mi tío sí, ¿pero vamos a rajar o a qué viene la pregunta?-

Leo soltó una risa.

-¡Cómo crees, wey! Si lo que menos quiero es tener al pendejo del Chema encima, yo no te vi y ni tú a mí-


-No pos eso espero. Pero pues yo le aviso a mi tío que esto ya quedó y nos vamos a otro lado, ¿no? Digo, aquí pues ya se murió la fiesta- valga la redundancia.

-Pues jaló, wey- respondió satisfecho.

Victor hizo una llamada rápida para avisar y después regresó a toda la gente de su tío, sólo se quedó con una camioneta para andar sin problema por varios antros. Había que aprovechar antes de que fueran las 4 y cerraran la mayoría, que al cabo Victor había dicho que iba a quedarse en casa de Rutila, no es como que tuviera mucha prisa.

Aparte, Leo había dicho que él no tenía problema y pues había que aprovechar, no es como que siempre pudiera salir.

Y así, el par estuvo de antro en antro hasta que se quedaron en uno, y ya los dos estaban bastante borrachos. A Leo hace un par de horas le había empezado a valer que su padre regresara y no lo encontrara ahí.

Como a las 5 algo, ya habían cerrado casi todos los antros que les quedaban por la zona, así que sin saber ni cómo, se regresaron ahora sí a la casa de Rutila, y pues esque ahí había dicho Victor que iba a estar... Sonaba lógico para él en ese momento.

-¡Que ya voy!- gritó ella de malas, pues a qué pendejo se le ocurría ir a verla a esa hora sin avisar? Y por qué los de seguridad habían dejado pasar al imprudente?

Pero a Victor y a Leo les parecía bastante gracioso que Rutila estuviera de mal humor, si ni que fuera tan tarde.

-¡¿Ustedes están pendejos o qué?!- no se lo creía... Bueno, ella también había hecho bastantes pendejadas, pero que no mamaran- Los van a matar-

-No dramatices, Rutila- respondió Leonardo, quien realmente no estaba tan preocupado.

-Apaaaarte- dijo su primo- Si no dices nada, no pasa nada-

Rutila no sabía ni qué decirles. Esos dos estaban...

-¿Y ustedes creen que no se han dado cuenta de que se salieron o qué?-

-No, no creo, el Chema andaba trabajando, y él- señaló a Victor- Dijo que estaba contigo-

-¡¿Que tú qué, babosote?!-

Victor se encogió de hombros.

-Ni es para tanto, mi tío me pidió un trabajo y luego me encontré a este wey y de ahí le dije que iría contigo, ¿ves?-

-¡¿Tú sabes el problemón en el que me pudiste meter?! ¡¿Qué si les pasaba algo y luego venían aquí a preguntar por ti?! ¡Nadie iba a saber dónde buscarte, Victor! Que pendejo, de veras-

-Ay, ni es pa tanto, Ruti- le restó importancia- Ni pasó nada-

-¿Cómo llegaron aquí?-

-Pues gateando- soltó Victor, ¿pues qué pregunta era esa?- En la camioneta, ¿pues cómo?-

-No mamen, si son pendejos- resopló Rutila.

-Ay, ya Rutila, relájate- le dijo Leonardo- Mejor déjanos pasar-

-Niña- se le acercó de pronto Pompeyo- Ahí en la entrada está el Chema, ¿quiere que lo dejemos entrar o que se calme primero?- él, como jefe de seguridad de Rutila, sabía que en ocasiones el Chema era recibido, pero como niñero de la niña desde siempre, también sabía que a ella le chocaban los dramas.

Rutila estaba bastante confundida de qué hacer, vamos que si esta vez el Chema lo agarraba  a cuerazos, bien se lo tenía ganado, ese par se venía ahogando de borrachos.

-¿Viene solo?- preguntó ella.

-No mames, Rutila- soltó Leo- No lo dejes entrar-

-¿Yo? ¿Que no mame yo, Leonardo? Ve cómo vienes- eso era el colmo- Déjalo pasar, Pompeyo, por favor, y habla a casa de mi tío-

-¿Y qué le digo?-   preguntó Pompeyo.

-No seas así Ruti- dijo su primo, no solo estaba borracho, sino que también su tío y su padre se enterarían de que les había mentido en la jeta.

-¡No, tú no seas así, Victor! Siempre les hago el paro y les consta, pero ahora sí se pasaron de pendejos- volteó con el Pompeyo- Dile que Victor me acaba de caer de sorpresa, que venga por él-

-¡No mames, Rutila! ¿Y qué le voy a decir?- soltó Victor.

Pompeyo se fue para obedecer, dejando a Rutila con los escuincles.

-Pues que le quisiste jugar al chingón y te salió mal-

-No mames...-

Leonardo, por lo mientras, vaya que sabía que encontraría a su padre hecho una furia, pero en ese momento estaba tan borracho que no sabía ni qué decir.

Y el Chema menos supo cómo reaccionar. Él había ido porque estuvo marque y marque al celular de la Rutila y lo mandaba a buzón, la idea era preguntar por Leonardo, no encontrárselo ahí parado con cara de idiota.

-¡¿Qué chingados te pasa, chamaco?!- rugió fúrico antes de voltear con su ex- ¡¿Es enserio que aquí estaba y ni avisaste?!- acababa de llegar, era más factible para él asumir que se había salido de nuevo a casa de Rutila que imaginar que se había ido de peda con el huerco del Chacorta.

-¡¿Qué te pasa?!- le gritó Rutila enojada- Si acaba de llegar este par, tampoco soy pendeja-

Leo se sintió bastante traicionado, aparte oír los gritos de su padre vaya que sí le había bajado un poco la borrachera.

-No, pues después de la vez pasada yo ya no sé- soltó con sarna- ¡¿Tú crees que no me preocupo y todo me vale madre o qué chingados?!-

-Pues por eso te dejé entrar, sino te dejaba afuera-

-Ahora resulta... ¡¿Y tú qué chingados tienes que decir?! ¡¿Te dije o no que no podías salir?!-

-No es para tanto- gruñó Leonardo.

-¿No? Pues a ver si sigue sin "ser para tanto" cuando…- comenzó a quitarse el cinto, y hasta Victor puso una cara de espanto que mejor ni ruido hizo.

-¡No!- gritó el muchacho, no quería hacer el ridículo con Victor ahí.

-¡¿No qué?!- ladró furioso el Chema.

-Bueno, osea sí- se hizo para atrás.

-¡¿Sí qué, Leonardo?! Maldita sea... ¡Súbete a la camioneta, PERO YA!-

-Ya voy- era mejor obedecer que hacer el ridiculo con Victor ahí

El Chema le soltó un correazo muy fuerte cuando pasó a lado de él.

-¡AUUU!- no pudo evitar gritar- Maldita sea...-

Una sola mirada al tipo cortó en seco el reclamo.

-¡Órale que es tardísimo!-

El muchacho obedeció muy a pesar de que no estuviera contento de hacerlo.

Antes de que salieran Chacorta iba entrando.

-¡Ya ni la chingas, Ruti!- se las arregló para reclamar Victor- No te costaba NADA hacer paro, pero nooooo, preferiste ir de rajona-

-El que no la chinga eres tú, te pasaste de pendejo - gruñó Rutila- A mí no me vas andar metiendo en problemas nada más porque te fuiste de borracho, ¿Y donde encontraste al Leonardo, eh?-    

-Pues por ahí, en un lugar de esos que ya ni has de conocer. Con eso de que ahora eres una señora-

-Ya cállate- rodó los ojos- ¿Y que se suponía que le dijera a mi tío, eh? Si te cachan, me van a decir que soy una alcahueta y no mames-

-Nada, doña, no le ibas a decir nada- duh.

En eso llegó su padre.

-No mames, Victor ¿Ya viste la hora?- no se detuvo a meditar- ¿Dónde chingados estuviste, eh?

-Hola pa-

-Nada de Hola Pa, te hice una pregunta, pinche escuincle, ¿donde chingados estabas? ¡Y pobre de ti donde me mientas!-

-Con un amigo-

-¡No mames!- se acercó a él- Pobre de ti si me entero que estuviste haciendo otra cosa, porque te va a ir peor de lo que ya te va a ir- lo tomó del brazo- Ya vámonos pa la casa-

Pero su papá erróneamente lo sacudió y el huerco vomitó todo lo que pudo en las botas del hombre.

-Te mamas, Victor- gruñó furioso- Pero mañana vas a ver-

-Qué? Pues algo me cayó mal-

-Ay mejor ya cállate el hocico porque te va ir peor por mentiroso- si luego luego se le veía lo pedo.

-¿Mentiroso?-

-¡Sí! Si no creas que no he hablado con tu tío, pinche escuincle-   

Mierda...

-Eso fue un malentendido-

-Ah, ¿sí? Bueno pues mañana hablamos con tu tío para que arreglemos el malentendido, y pobre de ti si me dice otra cosa-

-Esque él me preguntó algo y yo entendí "Quieres ayudarme?"-

-Ya te dije que mañana lo resolvemos, ya vámonos- se sacudió los zapatos- Te haces el chistosito, pero te voy a quitar las ganas-

-No, papá, es enserio-

-¿Pues entonces cuál es el problema? Preguntamos y se acaba la bronca-

-No sé por qué no me crees-

-Porque mentiste al decirme que ibas a estar con Rutila y al parecer estabas de peda, así que ya cállate, y vámonos-        

-Fue un accidente-

-Ay sí, alguien te metió el alcohol por la garganta seguramente- lo agarró del brazo-Vámonos ya y deja de decirme mamadas-

-¿Pero para qué te enojas?-

-Ay no mames, Victor, ya cállate o te voy a dar unos buenos cuerazos aquí.

-No, ya…-

-¡Pues muévete!- lo empujó hacia delante

-Gracias, señora- Victor le soltó a su prima.

Rutila negó con la cabeza.

-¡Ándale!- le dio un zape su padre.

-Espérate-

-¡No, ya!- comenzó a sacarse el cinturón.

-¡Bueno, ya, ya!- se volteó como pudo.

-¡Pues ya estás en el carro, chingao!- gritó Chacorta, estaba bien que era buen pedo, pero tampoco era el pendejo de ese escuincle

El camino fue relativamente silencioso, pero no necesariamente tranquilo. Victor siguió vomitando, y esque sí tomaba, y mucho, pero esa vez se había pasado.

-Enserio te la volaste, Victor- dijo su padre bastante enojado- Pero mañana te voy a quitar las ganas de andar de borracho

-No es justo, fueron sólo unas botellas con un amigo y ya- de tonto le decía que su amigo era el hijo del Chema Venegas.

-¿No es justo? Lo que no es justo es que seas un pinche escuincle irresponsable, así que ya mejor calladito-

Victor nada más hizo cara de fastidio pero no se puso de respondón, si tampoco quería una bofetada o algo. No le hubiera costado nada a Rutila el haberles hecho el paro.

Mientras tanto a Leonardo tampoco le iba nada bien, veía tan furioso a su padre que al final mejor sí se había quedado callado.

Además, le gustase admitirlo o no, no se había sentido tan bien cuando el otro había dicho que había estado preocupado. Igual y se lo merecía, pero no había sentido la satisfacción que esperaba. Aparte ya se le estaba bajando y no encontraba como echarle la culpa a su padre por su pendejada.
Sin embargo, cuando estuvieron en la casa, el hombre lo tomó muy fuerte del brazo y lo arrastró hasta el baño.

-Ay suéltame- se jaló- Ya... no lo haré otra vez-

-No, pues eso espero- abrió la llave del agua fría y lo empujó a la regadera.

-Noooo, no mames- estaba helada.

-Ay me avisas cuando se te baje-

-Ya sé me bajo- dijo el muchacho intentando salir de la regadera, enserio estaba helada- Me voy a morir de pulmonía, no jodas-

El Chema lo dejó un rato más y después cerró la llave, se quitó el cinto y lo dobló a la mitad.
Ahora el mocoso no quería salirse.

-No, por favor...- se jaló. Seguro le iba a doler como el infierno.

-¿Por favor qué?-

-No me pegues- seguro se veía patético, pero si la otra vez le había dolido, era obvio que ahora más.

-Ah, pero cuando yo te pido algo ahí sí te lo pasas por el arco del triunfo, ¿no?-

-Nooo, no fue mi intención- al menos no que lo cachara.

-Ah, ¿te saliste por accidente? ¿Te tropezaste y terminaste del otro lado de la barda?-

-Ya, suéltame- estaba bastante asustado de sólo ver el cinturón ahí esperándolo.

-O te sales tú solo o te saco yo y te bajo el pantalón-

-Ya me salgo, pero no me pegues- no se movió, sabía qué tal vez no se salvaría, ¿pero quién quitaba y sí?  

-¡No estoy negociando!- lo agarró fuerte del brazo.

-¡Nooooo! Por favor, enserio que no me salgo ya-

-No te creo- lo jaló rumbo a la recámara y comenzó a soltar cintarazos a diestra y siniestra.

-¡Auuuu!- no se había equivocado con lo de que le iba a doler aún más- No, enserio, ayyyyy-

-¡Ya estoy hasta la madre de estos numeritos!-

-¡Ay yaaaa! Enserio que no lo haré...- 

-¡¿Tienes idea de lo ojete que es escuchar que hubo balacera cuando el imbécil que estás cuidando se sale de la casa?!-

-Yaaaa ni es para tanto, fue el Victor, ya déjame, ayyyyy-

-¿Ni es para tanto?- el Chema se detuvo, pero sólo para bajarle el pantalón.

-¡Noooooooo! Papá, por favor, me duele- empezó a forcejear.

-Pues menos mal, a ver si sigues con estos chistecitos-

-Que ya noooo, ayyyy- se iba a poner a llorar en cualquier momento, le estaba ardiendo como el infierno.

-Era facilísimo decirme el nombre de tu amigo y el lugar, pero noooo, el chiste es llevar la contra-

-¡Ya no lo haré, te lo juro!- se hacía para adelante cada vez que le iba a impactar el cinturón en el trasero- Ya-

-Y como por qué te voy a creer ahorita? Después de que te saliste sin avisar, solo y aparte con el hijo del Chacorta-

-¡Ayyyy! ¡Yo no iba a salir con el! ¡Fue mera casualidad, ya por favor!-

-Vete a parar a la pinche esquina-

Y por primera vez, Leonardo obedeció sin chistar y se fue a la esquina, donde el Chema lo dejó ahí un rato.

-Ven para acá- le habló un poco más tranquilo.

Leonardo se estaba muriendo de frío por la ropa, pero a pesar de su molestia, dolor y frio, obedeció.

El hombre lo tiró sobre sus rodillas y levantó la mano.

-No, no, ya no me pegues- se intentó zafar del agarre, pero el Chema descargó la mano con fuerza varias veces.

-¡Auuuuu! Yaaaa- siguió retorciéndose.

-Yo no le hablo a la pared cuando doy instrucciones-

-Ya sé, auuuu, ya no lo voy a hacer de nuevo- comenzó a lagrimear, le estaba doliendo demasiado.

-¡Pues no parece, mijo! ¿No quieres estar en mi casa? ¡Pues es lo que hay, pero no por eso vas a andar de atrabancado nomás por llevar la contra!-

-¡Ya! Perdón, deja de pegarme-  

Al Chema sí le remordía porque pues el huerquito estaba chamaco, ¿pero pues qué le pasaba al insolente?

-¡Yaaaa! ¡por favor!- comenzó a llorar más fluidamente- Yaaaa-

El hombre se detuvo rato después e, independientemente de si el chamaco quería o no, lo sentó con él.

-Ya déjame- se intentó zafar.

-Bájale- le soltó una punzante palmada en el muslo.

-¡Auuuuu! Deja de pegarme- se frotó los ojos y sorbió mocos.

-Pues deja de estar de rezongón, quiero hablar contigo-

-¿De qué?-

-Ya no quiero estar batallando, Leonardo-

-Ya te dije que no voy a hacerlo de nuevo.

-Ah, ¿y ya no vas a estar de hocicón tampoco?-

-No- dijo de mal humor, de pendejo le decía que sí.

-¿Y con tus gestos y actitud de puberto?-

-Que no- pinche idiota, como si él fuera sólo el problema.

-Pues más vale, porque te advierto que a la siguiente que me hagas, me convierto en tu sombra, chamaco- si le veía la cara, tampoco era bruto- No puedes hacer estas pendejadas. ¿Te parece muy divertido salirte sin seguridad cuando ya te dije que no o qué?-

-Pues es no es justo que no pueda salir a ninguna parte y que hueva que te la pases fastidiando todo el tiempo-

-No te di permiso porque no quisiste, nada más tenías que decirme el nombre de tu amigo y a dónde ibas-

-¿Pues es qué importa?-

-Importa porque no te quiero donde haya cuentas pendientes o pleitos por territorio-

-Bueno ya... no voy a salir a ninguna parte, ¿bien?- 

El Chema rodó los ojos. Ese no era el punto.

-No es eso, mijo, pero si quieres salir a algún lado, vas a tener que llevar seguridad y además darme santo y seña de a dónde-

-Ay que hueva- se levantó- Ya déjame cambiar.

El Chema se rindió. Ese muchacho era bastante difícil y más terco que una mula.

-Como quieras, yo ya te advertí. Y mientras no cambies actitud, no hay permisos-

-Sisisi- gruñó, se iba a enfermar y sería su maldita culpa.

-Ya métete a bañar-

-Eso voy a hacer...

-Bueno, y después te duermes ya, a ver cuántas horas alcanzas-

-Pues ni que tuviera cosas que hacer- 

-Bueno, ya deja de contestar-

Leonardo rodó los ojos inconscientemente.

-Me voy a bañar.

-Bueno, rápido-

-Pues salte...-

El Chema le soltó una palmada punzante.

-Síguele de grosero-

-¡AUUUUU! Ya, no fui grosero, tengo derecho a mi privacidad, ¿no?

-Pues estás a nada de perderlo- salió del cuarto. Huerco roñoso...

Leonardo se metió a bañar, vaya que se la había pasado bien, pero no lo valía tanto.

Victor, por su parte, pasó una noche un poco más llevadera. A pesar del vómito, durmió bastante bien hasta como el mediodía del día siguiente.

-Ya levántate- entró su padre- Tú tío está allá abajo y tenemos cuentas pendientes-

El muchacho gruñó y se tapó la cara. Pero que costumbre de andar gritando...

El hombre se acercó y le dio tres palmadas bastante duras a través de la sabana.

-Te dije que te levantes-   

-¡Au! ¡¿Qué?!- casi salto de la cama.

-¡Te estoy diciendo que te levantes, Victor! Ya déjate de pendejadas porque te doy la versión completa ahorita y otra al rato-

-Ya me levanté, ya cálmate- no es que le doliera la cabeza, pero no estaba de humor.

-¡Pues muévete!- le  dijo enojado.

-¿A dónde?-

-Abajo, o bueno, te voy doy una sola oportunidad, Victor, ¿Qué fue lo que le dijiste a Aurelio?-

El muchacho bufó molesto.

-Que no había problema con que lo ayudara ayer, pero que él tampoco se haga, ya sabe que ni permiso tengo-

-Qué raro, él me  dijo que habías dicho que yo te había dado permiso, y en todo caso, si ya sabes que no tienes permiso, ¿que te andas haciendo pendejo?-

-Pues él también, ya sabe que no me dejas. A todo esto, cuál es el problema? Mi tío se muere de ganas porque le entre, por qué a ti te molesta tanto?-

-Me vale madre lo que Aurelio  y lo que tú quieran, si ya te dije que NO es NO, y párale de jugar al chingón porque a la siguiente me las pagas enserio, Victor, ya te he explicado mil veces, ¿no quieres entender? Sencillo, si yo digo que NO es NO y te chingas, ¿entendiste?-

-¿Pero esque por qué? Me va bien en eso-

-Porque no, ya te dije ¿entendiste o no?- gruñó, si ya habían tenido esa conversación un chingo de veces.

-Pues no, no entiendo pero ya qué-

-Pues sí, ya que, bájate los pantalones, ándale- se empezó a sacar el cinturón.

-No, espérate, te dije la verdad- eso sí que lo despertó.

-Sí, pero eso no quiere decir que no te vaya a castigar. No sólo te vale lo que te digo, aparte estabas pedisimo, quién sabe con quién chingados, y me dices que vas a estar con la Rutila, de esta no te salvas, ándale o te los bajo yo-

-Estás exagerando, no estaba pedísimo, y ya te dije que con un amigo-

-¿Que no estabas pedísimo? No mames, Victor, si estabas vomite y vomite. No me quieras ver la cara de tu pendejo, porque no soy- lo agarró del brazo y como pudo le bajó el pantalón

-¡No, papá, espérate!-

-¡Nada de espérate, ahora sí te la volaste!- lo regañó Chacorta.

-No, no fue a propósito-

-Ahora resulta, de seguro te metieron la botella ahuevo- comenzó a soltar cintarazos.

-¡AUUU! ¡PAPÁ, NO!-

-Si yo te digo que no haces algo, no lo haces y punto- siguió descargando su cinturón en el trasero del muchacho.

-¡AUUU! ¡Está bueno, pero ya!-

-¡Más te vale, y pobre de ti si me vuelvo a enterar que me mientes, que no soy tu pendejo y no vas a hacer lo que se te dé la gana!- continuó y bajó a sus muslos.

-¡No! ¡Ya, me duele mucho!-

-¡Que bueno, a ver si así dejas de hacer pendejadas! –le dio una última serie de cuerazos.

-¡No, espérate!- empezar el día llorando era lo peor.

-Pues a la siguiente lo piensas mejor antes de hacer tus pendejadas

-¡YAAAA!- ni que fuera la primera vez que tomaba o ayudaba a su tío.

-Y que sea la última vez, porque no estoy jugado- lo soltó-

-Pero no hice nada malo-

-¡Cállate! Sí hiciste, te dije ya más de mil veces que no quiero que vayas a las vueltas y sigues de pinche necio-

-¿Esque por qué no, pa?- siguió moqueando.

-Porque ya te dije que no, ya te lo he explicado- lo atrajo hacia él, pero que necio- A lo mejor en unos años, pero ahorita mejor me obedeces-

-Pero esque se me da bien- se recargó un poco, se sentía del asco- Además, no ha pasado nada-

-Pero no me voy a arriesgar- pero que terco- Ya cálmate-

-Pues no es justo, el Chema sí se lleva a Leo a las vueltas- se le salió, pero esque de eso pedía él sus limosnas.

-Ah, ¿sí? Mira, yo no estaba enterado, pero tampoco me interesa. A lo mejor si vas conmigo, te llevo-

-Pues de eso a nada- masculló de malas.

-Pos ni modo, hijo- le acarició el cabello.

-Me siento como cansado-

-Se llama cruda, huerco. Ahorita les digo que te den algo para que te sientas bien.

-¿No te puedes mejor quedar o algo?-

-Sí, yo creo que sí- le medio sonrió.

-Sí, un rato, pa-

-Bueno, ándale acuéstate y me quedo aquí contigo, a ver que te podemos traer-

-Yo creo que con dormir se me pasa-

-Pues vemos- respondió.

-¿Igual y me llevas mañana?-

-Ya veremos-

3 comentarios:

  1. Me encantó!!! Anoche lo leí e intenté comentar pero no se publicaba mi mensajito ☹️
    Pobres los chicos, las palizas que le tocaron .. Pero me gustó el final con Victor reconciliado con su papá. No veo las horas de que Leo también logre ese vínculo con su padre.
    Me gusta mucho esta historia y sé que apenas acabas de actualizar pero ya quiero leer más, por fiiis !!

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  2. Ahí por lo menos Víctor tiene un Papa que le da cariño pero mi pobre Leonardo el Chema no ve mas aya de sus narices ,yo también quiero otro capi

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  3. Genial que dura les toco, pero se lo merecían los huerquitos jajaja , me alegra que fueron consolados, me dio miedo la actitud del Chema creí que lo mataba de la cuera en la ducha, pero bueno se controlo y lo consoló a su modo, con el otro fue lindo el final de Chacorta y Víctor.

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