viernes, 5 de octubre de 2018

Visitando a la Familia, capítulo 1


-¿Y por qué no?- Rutila miró al tipo inconforme desde su lugar en el sillón de la sala- A ver, explícame, ¿Qué tienen de malo mis tías?-


-No, si tus tías son raza- repuso el Chema desde el otro lado. Esas señoras eran bien buen pedo- Es estar con tu papá toda la semana lo que me caga-

-Las tías de Rutila los habían invitado muy amablemente a pasar semana santa con ellas en Guanajuato, y mientras que la idea no sonaba tan mal, porque hasta tenían una niña de la edad del Humbertito y bien simpática, también habían invitado al resto de la familia.

-Pero no vas tú solo con mi papá, no mames-

-Pos no, mija, pero pues también entiende, está lejos y yo tengo trabajo-

-¿Y no se supone que para eso eres el jefe? ¿Para poder hacer y deshacer sin rendir cuentas a nadie? Digo, porque yo pensé que me estaba metiendo con el duro, no con el lavaperros-

-No pos, tampoco te pases-

-Es la verdad, esa es una excusa bastante ojete. Aparte, también piensa en los niños, estaría bien que se tomaran un descanso-

-Bueno, eso sí porque ni quién los aguante últimamente... Yo por eso dejé dormir al Leonardo, que ya andaba de un humor...-

-Ay que bueno, ojala funcione-

-Sí mira, yo espero que se levante de perdido más alivianado porque pobre pero que hueva-

-¡TE MAMAS, CHEMA!- dicho escuincle entró a la sala bastante cagado- YA NI CHINGAS-

El Chema, muy a su pesar, se le quedó viendo como estúpido, cambiando la mueca de satisfacción a una de confusión.

-¿Ah?- ¿pos no se suponía que despertara más contento y no al revés?

-Ya son las once, te dije bien clarito "Despiértame a las 7"-

-Pos sí fui, pero te vi bien cansado y te dejé dormir-

-¡Esque no!- soltó de malas- ¡Tengo un montón de tarea de matemáticas y dos proyectos!- sacó su cuaderno de la mochila que había dejado ahí aventada.

El Chema rodó los ojos.

-¿Y no los puedes hacer mañana?- ¿tanto escándalo para eso?

-Pues esque no es cuando yo quiera- ni de chiste alcanzaba, estaba larguísima- Ya se chingó este pedo...-

-A ver, dame- agarró el cuaderno- Todo fuera como eso hombre- sin embargo, cuando llegó a la última página se encontró con mil garabatos que para él ni significaban mas que un montón de rayones- ¡TORO!-

El jefe de seguridad de la casa llegó tan pronto como le fue posible.

-¿Qué pasó, Chema?-

-Búscate entre nuestra gente alguien que sepa hacer esto y ya después lo regresas a la mochila del Leonardo-

El chamaco rodó los ojos todavía medio cagado y se llevó su mochila a la mesa para empezar los proyectos.

-No pos sí, bien alivianado que está, que bárbaro- soltó Rutila ya cuando el huerco estaba trabajando.

-O pos ya, está bueno, vamos con tus tías...- igual y faltaban un par de días, sirve que se preparaba psicológicamente.

***

No obstante, el Chema no era el único que iba más a fuerzas que nada. Victor no tenía tampoco muchas ganas de viajar. Aunque le encantaba la idea de ver a sus tías, llevaba ya algunas semanas sintiéndose mal, y esque estaba raro porque se sentía mal, le recetaban como para infección de estómago y se sentía bien unos cuatro o cinco días antes de estar otra vez vomite y vomite... Lo peor es que ya todos en su casa pensaban que era puro teatro para perder clases y ya ni le creían... Y el día del viaje fue igual, se iba muriendo en el carro y ni su papá ni su hermanito le creían la cara de sufrimiento que traía.

-Papá, pásame los tacos- el Carlitos sí tenía hambre, llevaban ya rato de camino.

El Chacorta se estiró un poco y agarró del asiento del copiloto los tacos que llevaban.

-Provecho, mijo, ahí le compartes a tu hermano-

-No, yo no quiero eh- Victor le soltó a su hermanito antes de que le fuera a acercar los tacos de huevo a la cara- Gracias, Carlitos-

-No empieces con chingaderas, Victor, no tragas desde ayer- si algo le chocaba al Chacorta era andar desperdiciando comida, y eso había estado haciendo el huerco bastante últimamente.

-Porque me siento mal, ¿no entiendes o qué?- ya había estado bueno de tanto estarle friegue y friegue con lo mismo. No estaba vomite y vomite, pero sí sentía mucho asco.

-Hey, bájale a tu arguende, escuincle hocicón- ¿pues este qué?- Ya te dije que le bajes a tu pedo, y me vas quitando esa jeta o te la quito yo-

Victor, quien estaba prácticamente desparramado contra la puerta del carro, nomás rodó los ojos y se puso a ver por la ventana. A lo mejor si se dormía o algo dejaba de sentirse mal…

-Y llegando cenas, que ya estuvo bueno de andar de remilgoso- nomás le faltaba que se le enfermara el chamaco, y pos eso no.

-Sí, aja- no iba a andar discutiendo de a gratis.

-Sí aja…- lo imitó de malas. No, si esos chamacos no sabían lo que era tener hambre, luego luego se notaba- Sí, ándale, ya duérmete mejor… ¿Sí están buenos, mijito?- le preguntó a Carlitos, el Victor no se aguantaba ni él esos días.

-Sí, ¿sí traemos más?-

-Sí, mira, acá están para cuando te acabes esos- menos mal Carlitos no estaba en la pinche pubertad esa todavía, que hueva.


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