-¿Y por qué no?- Rutila miró al tipo inconforme desde su
lugar en el sillón de la sala- A ver, explícame, ¿Qué tienen de malo mis tías?-
-No, si tus tías son raza- repuso el Chema desde el otro
lado. Esas señoras eran bien buen pedo- Es estar con tu papá toda la semana lo
que me caga-
-Las tías de Rutila los habían invitado muy amablemente a
pasar semana santa con ellas en Guanajuato, y mientras que la idea no sonaba
tan mal, porque hasta tenían una niña de la edad del Humbertito y bien
simpática, también habían invitado al resto de la familia.
-Pero no vas tú solo con mi papá, no mames-
-Pos no, mija, pero pues también entiende, está lejos y yo
tengo trabajo-
-¿Y no se supone que para eso eres el jefe? ¿Para poder
hacer y deshacer sin rendir cuentas a nadie? Digo, porque yo pensé que me
estaba metiendo con el duro, no con el lavaperros-
-No pos, tampoco te pases-
-Es la verdad, esa es una excusa bastante ojete. Aparte, también piensa en los niños, estaría bien que se tomaran un descanso-
-Bueno, eso sí porque ni quién los aguante últimamente... Yo
por eso dejé dormir al Leonardo, que ya andaba de un humor...-
-Ay que bueno, ojala funcione-
-Sí mira, yo espero que se levante de perdido más alivianado
porque pobre pero que hueva-
-¡TE MAMAS, CHEMA!- dicho escuincle entró a la sala bastante
cagado- YA NI CHINGAS-
El Chema, muy a su pesar, se le quedó viendo como estúpido,
cambiando la mueca de satisfacción a una de confusión.
-¿Ah?- ¿pos no se suponía que despertara más contento y no
al revés?
-Ya son las once, te dije bien clarito "Despiértame a
las 7"-
-Pos sí fui, pero te vi bien cansado y te dejé dormir-
-¡Esque no!- soltó de malas- ¡Tengo un montón de tarea de
matemáticas y dos proyectos!- sacó su cuaderno de la mochila que había dejado
ahí aventada.
El Chema rodó los ojos.
-¿Y no los puedes hacer mañana?- ¿tanto escándalo para eso?
-Pues esque no es cuando yo quiera- ni de chiste alcanzaba,
estaba larguísima- Ya se chingó este pedo...-
-A ver, dame- agarró el cuaderno- Todo fuera como eso
hombre- sin embargo, cuando llegó a la última página se encontró con mil
garabatos que para él ni significaban mas que un montón de rayones- ¡TORO!-
El jefe de seguridad de la casa llegó tan pronto como le fue
posible.
-¿Qué pasó, Chema?-
-Búscate entre nuestra gente alguien que sepa hacer esto y
ya después lo regresas a la mochila del Leonardo-
El chamaco rodó los ojos todavía medio cagado y se llevó su
mochila a la mesa para empezar los proyectos.
-No pos sí, bien alivianado que está, que bárbaro- soltó
Rutila ya cuando el huerco estaba trabajando.
-O pos ya, está bueno, vamos con tus tías...- igual y
faltaban un par de días, sirve que se preparaba psicológicamente.
***
No obstante, el Chema no era el único que iba más a fuerzas
que nada. Victor no tenía tampoco muchas ganas de viajar. Aunque le encantaba
la idea de ver a sus tías, llevaba ya algunas semanas sintiéndose mal, y esque
estaba raro porque se sentía mal, le recetaban como para infección de estómago
y se sentía bien unos cuatro o cinco días antes de estar otra vez vomite y
vomite... Lo peor es que ya todos en su casa pensaban que era puro teatro para perder
clases y ya ni le creían... Y el día del viaje fue igual, se iba muriendo en el
carro y ni su papá ni su hermanito le creían la cara de sufrimiento que traía.
-Papá, pásame los tacos- el Carlitos sí tenía hambre,
llevaban ya rato de camino.
El Chacorta se estiró un poco y agarró del asiento del
copiloto los tacos que llevaban.
-Provecho, mijo, ahí le compartes a tu hermano-
-No, yo no quiero eh- Victor le soltó a su hermanito antes
de que le fuera a acercar los tacos de huevo a la cara- Gracias, Carlitos-
-No empieces con chingaderas, Victor, no tragas desde ayer-
si algo le chocaba al Chacorta era andar desperdiciando comida, y eso había
estado haciendo el huerco bastante últimamente.
-Porque me siento mal, ¿no entiendes o qué?- ya había estado
bueno de tanto estarle friegue y friegue con lo mismo. No estaba vomite y
vomite, pero sí sentía mucho asco.
-Hey, bájale a tu arguende, escuincle hocicón- ¿pues este
qué?- Ya te dije que le bajes a tu pedo, y me vas quitando esa jeta o te la
quito yo-
Victor, quien estaba prácticamente desparramado contra la
puerta del carro, nomás rodó los ojos y se puso a ver por la ventana. A lo
mejor si se dormía o algo dejaba de sentirse mal…
-Y llegando cenas, que ya estuvo bueno de andar de
remilgoso- nomás le faltaba que se le enfermara el chamaco, y pos eso no.
-Sí, aja- no iba a andar discutiendo de a gratis.
-Sí aja…- lo imitó de malas. No, si esos chamacos no sabían
lo que era tener hambre, luego luego se notaba- Sí, ándale, ya duérmete mejor…
¿Sí están buenos, mijito?- le preguntó a Carlitos, el Victor no se aguantaba ni
él esos días.
-Sí, ¿sí traemos más?-
-Sí, mira, acá están para cuando te acabes esos- menos mal
Carlitos no estaba en la pinche pubertad esa todavía, que hueva.
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