Oliver al fin lo vio y se acercó a él en silencio. No sabía por
qué, pero tenía el presentimiento de que si Roy lo veía iba a correr. Cuando
estuvo detrás de él le puso una mano en el hombro, pero con algo de fuerza para
que no se fuera.
Roy se volteó un poco espantado porque no se esperaba la
mano de nadie, pero luego lo miró y se volteó de nuevo.
Oliver se sentó a lado suyo. Ya no quería discutir ni que
Roy le hiciera caso sólo porque lo obligaba.
-¿Qué tienes, Roy? ¿Por qué te levantaste de la mesa?-
-Porque... no tengo hambre- contestó Roy- Y porque Thea y tú
son unos traicioneros-
-¿Lo somos?- claro que no lo eran, pero quería saber por qué
Roy decía eso- ¿Y eso por qué?-
-Porque no me dijeron de tu novia y todo el mundo ya lo
sabía-
Oliver comenzó a acariciar el cabello de Roy con la mano que
antes tenía en su hombro.
-Roy, te lo dijimos y mira cómo estás de que no te cae bien
y ella ni te ha hecho nada- le explicó- Y aparte, no queríamos decirte si no
estábamos seguros de que la relación iba enserio. Nos conocemos desde hace mucho,
pero hace tan sólo algunos meses formalizamos las cosas-
-Ah- fue
lo único que Roy contestó, seguía enojado. Aunque se la hubiera presentado
cualquier día, no le iba a caer bien, porque no y ya, y no porque fuera desagradable,
sino porque se unía a la lista de personas que querían la atención de Oliver y
eso no le gustaba ni siquiera un poco.
-¿Planeas que esté soltero el resto de mi vida?-
En ese momento un sentimiento de culpabilidad entró en Roy,
era pequeño pero no tonto, se sentía tan egoísta... Él sólo quería que Oliver
fuera para él, pero no pensó que Ollie también necesitaba otras personas.
Roy comenzó a llorar bajito y se tapó la cara con las manos. Oliver se sintió exactamente igual que aquella tarde cuando
mencionó lo de los perros, como si alguien le hubiese clavado una de sus
propias flechas. No había planeado que sonara tanto como un reproche.
-Roy, no llores- le pidió, acercándolo contra él.
Roy se abrazó a su padre y reflexionó; tal vez no era el
hecho de compartirlo, sino de que llegara alguien y lo desplazara, así fuera
Dinah o los hijos que quizás tendrían.
-Ya no llores, no quise que te sintieras mal. Ni siquiera debí
de haberte dicho eso- le suplicó Oliver, abrazándolo también.
Roy tosió un poco y lloró más fuerte.
-Yo no quiero que me cambies...-
-Pero esque yo no te voy a cambiar- contestó- Nunca dije
eso, ¿de dónde sacas algo así?-
-Es obvio- comenzó a respirar con dificultad y se abrazó más
fuerte a Ollie.
-Claro que no, Roy, no eres un celular que vaya a cambiar
cada tantos meses, eres mi hijo- repuso, aún inseguro de por qué rayos decía
que lo iba a cambiar.
-Pero tendrás más hijos con Dinah y sí serán tuyos-
-Ay, Roy, pero tú también lo eres - le aseguró, abrazándolo
más fuerte- Mi primer hijo y eso no va a cambiar nunca, tenga o no más con
Dinah-
-Eso dices
ahorita...- Roy lloraba con mucho sentimiento, él no quería ser cambiado
ni que Oliver quisiera más a los hijos que tendría con Dinah, lo cual era aterrador,
o el hecho de que se casara con ella y él ya no le importara más.
-Pero lo digo enserio. Acuérdate que nos mudamos de la
mansión a la otra casa porque no te gustaba vivir ahí, ¿crees tú que me habría
tomado la molestia si en verdad no me importaras?-
-Pero luego otros te importarán más aunque digas que no- se intentó
separar de su padre, la rabia de repente lo invadía.
Oliver no lo soltó porque eso era algo que le importaba
mucho dejar en claro.
-No es cierto, Roy. Tú eres lo que más quiero y te consta,
siempre serás mi pequeñito-
-¿Seguro?-se tranquilizó un poco Roy, se sentía emocionalmente
inestable, aunque claro que no lo decía con esas palabras, o bueno, simplemente
ni él se entendía.
-Seguro- le dio un beso en la cabeza.
-¿Qué tan seguro?- lo miró con los ojos cristalizados.
-Mucho-
-¿Mucho?- repitió
él.
-Muchísimo- repitió sonriendo un poco. Quizás las cosas
comenzaran a ir mejor desde ese momento... aunque bueno, no debía confiarse. No
podía olvidar que estaba en casa de su madre, el lugar donde Roy había hecho de
sus mejores trastadas
-Hum, aun así no quiero cenar- le dejó claro Roy.
Oliver se levantó, cargando a Roy y echando a andar hacia la casa.
-Yo creo que sí porque no has comido y yo no voy a hacer de
cenar llegando a la casa-
-Pues no ceno- dijo firme el pequeño- No me puedes obligar-
-Pues quédate con hambre- le dijo sin alterarse y dándole un
beso en la mejilla- Pero tienes que entrar, no puedes quedarte aquí afuera
solo- declaró, echando a andar hacia la casa.
-¿Por qué no? Yo no quiero estar allá- se agarró de la puerta.
-Porque es de noche y no confío en los de seguridad-
respondió, ganándose una mirada fea del guardia más cercano. Oliver, sin
embargo, no la notó pues estaba demasiado ocupado tratando de que Roy se
soltara de la puerta.
-Nooo, no quiero, yo sí confío en ellos- se agarró fuerte.
-Pues yo no- discutió Oliver, tratando de hacerle cosquillas
para que se soltara.
-Señor Queen, somos un equipo competente de..-
-Señor guardia- replicó Ollie al tipo. La verdad es que no
recordaba su nombre...- Por favor no se
meta, ¿que no ve que estoy tratando de hacer algo aquí?-
-¡Ya déjame!- le grito de malas Roy- No quiero entrar, hablo
enserio-
-¿Por qué no? Roy, no seas grosero con Walter, Dinah y Thea-
-No me importa ser grosero, yo te dije que no quería venir- Roy
alzó un poco (mucho) la voz para que los que estaban en el comedor lo
escucharan.
Oliver gruñó, pero le picó las costillas para que se soltara
de una vez.
-Pues a mí sí me importa que seas educado y es sólo una
noche. Velo como una compensación por tu mal comportamiento de todo el día de
hoy- lo jaló más, por fin soltándolo y sosteniéndolo con fuerza para que no se
soltara.
-¡YO NO ME PORTÉ MAL!- le gritó ofendido, forcejeando para
que lo soltora- ¡Déjameee!-
Oliver se sintió muy apenado porque sabía que todos estaban
escuchando los gritos. Se exasperó un poco con Roy e hizo algo que casi nunca
hacía; lo pellizcó. Claro que no fue muy fuerte, pero de todos modos eso
siempre lo hacía escuchar.
-¿Y cómo le llamas a salirte de la oficina sin permiso,
hacer un berrinche para faltar a la escuela y arrojar mi celular en más de una
ocasión?-
-¡AUUUU! ¡Me
pellizcaste!- gritó muy indignado- ¡Ya déjame! ¡No quiero ir, no hice
berrinches y no me porté mal!-
-Claro
que sí, y si no te calmas y te comportas lo vas a lamentar mucho llegando a casa-
le advirtió en voz baja- ¿Estamos?-
Roy sabía a qué estaban jugando, a Ollie le daba pena que
los escucharan, así que berreó tan fuerte como pudo.
-¡Deja de amenazarme!- Roy no era tonto, o bueno, quizás un
poco por jugar con su suerte.
Oliver se puso rojo, pero no lo soltó.
-Es enserio, Roy, y me voy a quitar el cinturón. Tú decides-
-¡THEEAAA!- lloró todavía más fuerte.
-Roy, si le sigues, te juro que te castigo aquí mismo....-
-¡Pues ya déjaameeee!- lloró más fuerte.
-Oliver, ¿qué crees que haces?- los interrumpió de pronto la
voz de Thea a tan sólo unos metros de ellos.
-¡No me quiere dejar!- Roy por tercera vez en el día mordió
a su padre.
Pero ahora sí Oliver le soltó tres fuertes palmadas sin
importarle o no si su hermana veía.
-¡Pórtate bien, Roy!- le amonestó enojado porque, quisiera o
no, los dientes del niño eran afilados- ¡No estoy jugando!-
-¡Ollie,
déjalo!-
-¡AUUUU! -Roy soltó un berrido más que un sollozo- Yo no
quería venir... Yo te dijeee, ¡Au!-
-Pero no siempre se va a hacer lo que tú quieras- le regañó-
¿Te vas a portar bien o no?-
-Ya, Oliver, déjalo- le ordenó Thea indignada- No sé qué te
pasa- pero Oliver la ignoró.
Roy se tiró al suelo de sentón y pegó con los puños en el
suelo.
-¡Quiero que me lleves a casa!- eso era más una orden que
una petición.
-Pues te esperas, porque yo sí quiero tener una cena
tranquila-
-Cariño, si quieres puedes llevarte la comida y cenamos en
mi cuarto-
-Thea- le reclamó Oliver- Estoy tratando de dejar claro un
punto-
-¡No! ¡Yo
me quiero ir a mi casa!- gritó Roy muy emberrinchado.
-Bien, eso es todo- declaró Oliver, fingiendo que iba a
quitarse el cinturón.
-¡OLIVER, NO!- bramó Thea, más fuerte de lo que su hermano
esperaba... tanto que de pronto Moira estaba también ahí pensando que Oliver y
Thea estaban peleando o algo así que la pusiera en ridículo frente a Dinah.
Roy no notó la presencia de nadie ni los gritos. Él estaba
concentrado en su berrinche, porque ahora sí era un berrinche, porque Oliver lo
había obligado a ir y él no quería, y quería demostrarle que con él no podía.
-Cálmate, Thea- le dijo Moira viendo la escena algo
impactada.
-¡Pues esque tu hijo es un salvaje!- chilló ella.
-Mamá- comenzó Oliver, tomado por sorpresa- No es... no es
lo que parece-
-No te entiendo, ¿Qué se supone que es lo que parece?- puso
sus manos en la cintura.
-¡Quiero irme a la casa!- de repente los gritos de Roy
irrumpieron en toda la sala, y en los pensamientos de Oliver.
-Cállate ya, Roy- le ordenó Oliver muy enojado- Ya todo el
mundo te escuchó-
-Mamá, tú nunca nos pusiste un dedo encima- siguió abogando
Thea- ¿Te parece lógico que Oliver lo haga con mi pobre bebé?-
Moira suspiró con cansancio e intentó no sonar hostil.
-Lo que creó, Thea es que no nos podemos meter. Vamos a la
mesa- fue lo que contestó, encaminándose al comedor.
Thea estaba que echaba humo con las palabras de su madre,
pero no se quedó de brazos cruzados. Caminó hasta Oliver y le plantó una
bofetada que le hubiera dolido al mismísimo Superman.
-Debería darte vergüenza- declaró, dando media vuelta y
saliendo de ahí.
Oliver no pudo evitar sentir mucho coraje, ni siquiera iba a
usar enserio su cinturón para pegarle a Roy...
-Levántate y vamos a la mesa. Ya- le ordenó muy
terminantemente apenas controlandose.
-¡Que no!- Roy daba por ganada la batalla, o quizás no tanto,
pero tampoco estaba tan perdida.
Más rápido de lo que planeaba, Oliver levantó a Roy del
brazo, se quitó el cinturón ahora sí y lo descargó una sola vez en la parte
trasera del niño.
-Que sí-
-¡AUUUU! !NO
ME PEGUES!- lloró con mucha angustia.
-¿Te vas a comportar?- repitió la pregunta con el cinto en
la mano, pero sin pegarle.
-Pero es que... coff, coff…- Roy se llevó las manos al
trasero.
-¿Sí o no? Y también quiero que comas-
-Pero... pero no quiero... quiero irme a la casa- contestó
entre balbuceos, pero ya sin gritos estridentes.
Oliver se encogió de hombros e hizo como si fuera a darle
otro cintarazo.
-¡Noooooooo!
Sí me voy a sentar- prometió Roy asustado.
-¿Qué te costaba obedecer desde el principio?- Oliver lo
soltó y se agachó para limpiarle las lágrimas.
-Es que... yo me quiero ir a la casa- insistió Roy.
Roy lucia chamagoso entre las lágrimas y mocos que se
embarraba en la sudadera, y no le había ayudado el tirarse al suelo. Oliver
debería considerar no comprarle ropa blanca como la sudadera que traía, pues ya
estaba toda sucia y su cara llena de lágrimas tampoco mejoraba su aspecto.
-Pero tienes que comer algo porque si no te vas a poner de
mal humor y te va a doler la cabeza. Además, ya sabías que íbamos a venir- le
contestó, haciendo lo mejor que pudo para limpiarle el rostro- Anda, Roy, vamos
que ni tú ni yo hemos comido nada-
Que le pasa a ese loco como se atreve a pegarle con el cinturón
ResponderBorrarSigue pronto
Awww. I'm so glad I checked out your blog! This story is so sweet. Oliver's a little intense. LOL
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