lunes, 29 de octubre de 2018

Chema Venegas, capítulo 15


-Pos yo digo que sí lo hagas- Rutila y el Chema estaban debatiendo en el cuarto del tipo- Mira, alguien tiene que dar el brazo a torcer-



-¿Pero yo por qué? Si le fui a hablar hace rato y seguía con su jeta-

-Porque él no lo va a hacer, es un puberto, y se va a cagar más si te ve todo contento con el Humbertito y él a tres metros de distancia. Tú sabes si quieres más broncas-

-Ay chinga, está bien, pero si me vuelve a salir con una grosería, no respondo, Rutila- dijo enojado.

-Pos ahí sí como veas, él tampoco está en la mejor actitud-

-Bueno, voy- se pasó la mano por el rostro y salió hacia el cuarto del morro.

-Mijito- entró sin tocar.

-¿Qué pasó?- preguntó Leo sin muchas ganas .

-Pos quería platicar contigo-

-¿De qué?-

-De que no me gusta que estemos discutiendo- se sentó ahí en la cama- Si hace unas semanas estábamos muy bien-

-Pues sí... pero tú eres un pesado-

-No soy, ¿pero pos qué tiene de malo que te mande a la escuela? Todos los chamacos de tu edad van-

-Sí eres...¿Y  qué tiene de bueno?- respondió- No es justo, sólo iría a perder el tiempo-

-Pero pos puedes aprender, pa que no te quedes burro-

-Ay pues ya qué- él tampoco quería pelear.

-Y de lo que dices que dije…-

-¿Te refieres a lo que dijiste?- lo miró feo.

-Yo no dije nada-

-Claro que sí, no con las mismas palabras, pero lo dijiste-

-A ver, claro que no, nomás dije que había tenido unos pendientes y no había podido ver lo de la escuela-

Leonardo rodó los ojos.

-Pues como sea.

-Pos esque no sé porqué piensas que pienso eso-

-Pues ya no importa, igual ya me metiste a la escuela esa-

-¿Y qué tiene que ver la escuela con que hayas dicho que no te quiero aquí?-

-Pues que no quieres que esté contigo, aunque dijiste que te podía acompañar, aparte hace rato dijiste que no sabía para qué había venido.

-Sí me puedes acompañar, pero pos cuando no tengas nada de la escuela-

-Pero eso no era en lo que habíamos quedado-

-Pos no, pero las cosas cambian. Y lo de venir fue porque pos no quieres hacer caso en nada, a todo le haces jeta, pos ya no sé ni qué hacer contigo-

-Pues porque a ti todo te molesta, si voy contigo me estás grite y grite, si voy con el Victor también te molesta, y luego dices “Ay sí, Humbertito es más tranquilo,” pues me vale-

-Yo no digo esas cosas, y deja de hacerme sonar como un pinche ogro-

-¡Sí las dices! Según tú nunca haces nada-

-Pos esque para empezar sí es más tranquilo, pero no lo ando diciendo a cada rato-

-Ay, claro que sí-.

-Claro que no. A los dos los trato bastante bien, no sé cuál es el pedo-

-¿Porque me dices cosas?-

-¿Qué cosas si casi ni hablamos?- demonios, eso no había sonado bien- Mira, a lo que iba es que tampoco es para que andes pensando esas cosas. Yo sí quiero que estés aquí- podría ser un puberto insoportable, pero a fin de cuentas suyo, y pues tampoco era desagradable cuando no se ponía en su plan.

-Pues como que para qué había venido, no es justo que lo digas y luego te quieras lavar bien fácil-

-Pero eso... No fue lo que quise decir-

-Pues eso no se vio-

-Nomás no entiendo qué esperabas de mi si nada te gusta-

-Pues yo tampoco sabía, sólo quería conocerte-

El Chema exhaló cansado.

-No es que no me caigas bien, nomás llegaste de sorpresa-

-Supongo que sí-

-Yo estoy bien contento de que estés aquí-

-Si no parece...-

-Pero pos sí es, si el Humbertito y tú son lo importante que tengo-

-Pues gracias- era lo primero bueno que le decía el tipo.

-Mira, a lo mejor sí he estado ocupado y eso, o no nos hemos hallado tan bien como con tu hermanito, pero pos a él lo conozco desde siempre y pos a ti no tanto... A veces mejor dime las cosas porque igual y no todo lo sé- y con eso se refería a que le dijera lo que le molestara, no que se pusiera en plan puberto y aparte se cagara con él por no ser adivino.

-Está bien- suspiró triste. Entendía lo que le decía, pero tampoco era tan sencillo, también para él era nuevo- Tienes razón...-

-¿Y ese milagro?-

Leo se encogió de hombros.

-Yo tampoco quiero pelear

-Nos va a ir muy bien, mijo. Vas a ver que igual y hasta te gusta la escuela esa-

-Pues yo creo que sí-

-Ya quita esa cara, mijito, no te achicopales-

Leo lo miró un momento y le medio sonrió.

-Está bien...-

-Eso mijo, ¿qué te cuesta?- lo acercó y le besó la cabeza.

Leo se le recargó y ya no le dijo nada, ya no estaba tan enojado. Por su parte, el Chema se quedó ahí también un rato. Enserio ya no traía ganas de andar discutiendo.

Al siguiente día, las cosas sí estaban mucho más tranquilas, aunque Leonardo seguía sin saltar de gusto.

Y el Chema menos, Rutila había querido que fueran los dos a dejarlos.

-Hiciste los lonches?-

El hombre sacó su billetera y le entregó un billete a cada escuincle.

-Para que se compren algo- perra escuela que abría a las 7...

-Woah- Humbertito revisó el dinero a contra luz. Nunca había tenido un billete de mil pesos en la mano.

-¿Cómo le vas a dar dinero al Humbertito? Y un billete de mil, te mamas, guarda eso, hijo-tampoco se lo iba a quitar, pero lo que no que no querían era llamar la atención- Ahorita te hago algo rápido-

-¿No hay tienda ahí en su escuela o qué?-

-Pues sí, pero no mames, ¿cómo un billete de mil?-

-¿No son de 100?- tomó los billetes de vuelta, ni siquiera los había visto- Ya, ahí está- les dio otros.

Rutila rodó los ojos.

-Bueno, niños ya vámonos porque sino se hace tarde-
 
-Son como las cinco, Rutila- el Chema rodó los ojos pero se levantó. Esa vieja loca lo había dejado dormir como tres horas solamente- ¿Cómo fregados puede ser tarde?-

-Son las cinco cuarenta y Leo entras a las siete, así que es tarde- rodó los ojos.

El hombre estaba de muy mal humor, pero se acercó al muchacho y se puso de cuclillas frente a él, quién seguía sentado.

-Te va a ir muy bien, mijito. Échale ganas, ¿sale?-

Leo se sonrojó, no era un niño pequeño pero aun así sólo dijo:

-Gracias...-

El Chema le acarició el cabello y se levantó. Él no había tenido chance de estudiar tanto como quizás hubiera querido.

-Córrele, trágate eso y vámonos, que ya es "tarde"-

Leo le sonrió y siguió comiendo.

-Es tarde- lo miró feo Rutila.

-Sí, pero pos deja que termine para que pueda pensar-

-Sólo hay que apurarnos-

-Yo ya acabé- el Humbertito se fue a lavar los dientes.

-Yo ya casi- dijo Leo.

Mientras, en la casa del Chacorta, no todos estaban igual de animados.

-¿Y no me puedo quedar aquí hoy?- Victor traía mucha hueva.

-No empieces, Victor, te vas a la escuela y no lo voy a discutir-

-Pero ni vamos a hacer nada, y es un fastidio con estas chingaderas- aventó las muletas.

-Bueno, pues, ya quédate-

-¿Y te vas a quedar conmigo?-

-Pos yo creo que sí, un rato-

-¿No puedes quedarte esta mañana?- quizás era mucho tiempo, pero tampoco es como que el Chacorta tuviera jefe- Ándale-

-Está bueno- esa mañana igual Chacorta no tenía pendientes.

-Gracias, pa, sí te quiero mucho- estaba muy aburrido y de malas de no poder salir ni hacer nada más que ir a la tonta escuela.

-Y yo a ti, mijo- le acaricio el cabello- Voy a dejar a tu hermano y vengo contigo-

-No te tardes- ni hambre traía de lo fastidiado que estaba.

-No, pórtate bien- le dijo levantándose de la cama.

-Siempre hago eso- repeló sin saber a qué venía la advertencia.

-Pos estos días no tanto, eh, pero ya no pasa nada, ahorita regreso-

Victor hizo una mueca de inconformidad pero se quedó esperando. Que fastidio...

Su padre regreso una hora más tarde y entró sin tocar.

-¿Cómo te sientes?-

-Con mucha hueva. ¿Cuándo se supone que me puedo quitar esto?-

-Pos el doc dijo que en como una semana-

-¡Falta un buen!-

-Pos nimodo-

-No pos sí, que gran ayuda-

-Ya, no estés con tu cara. Mira, ahorita lo único que podemos hacer es descansar-

-Pos esque que hueva, ni siquiera hay nada en la tele-

-Pos sí, mijo, pero no puedes hacer nada, tienes que descansar-

-Que pinche hueva-

-Pos sí, mijo, pero nimodo, eso te pasa por hacer tarugadas-

-Gracias eh, ayudas bastante- pero qué manera de animar a la gente, que bárbaro.

-Pos es nada más que la verdad, mijo. Pero oye, aquí me quedo un ratote contigo pa que no te aburras tanto-

-Pos de perdido, esto es una joda-

-Pos sí, pero es lo que toca-  se acostó junto a él.  

-No es justo- el chamaco se le recargó. Era una friega andar así.

Esperemos les guste, porfis comenten para que pronto haya más ;)

4 comentarios:

  1. Pues parece que el Chema va cambiando con la ayuda de la Rulita ,algún día llegará a ser como el Carola pero me parece que le queda mucho

    Un beso y no tarden en actualizar más

    Terry

    ResponderBorrar
  2. Qué alegría ver ese lado más paternal del Chema. Ya les hace falta un poco de paz, jejeje... Pero también un poquito de palmadas al Chemita Jr. ���������� Jijiji... Me encanta su historia. Es tan cool!!

    Ojalá pronto Chema y Leo se lleven tan bien como los Chacorta ������

    ResponderBorrar
  3. Me encanta mucho el giro que está tomando la historia, adoro el lado paternal del Chema y su personalidad por supuesto, es un triple papasito divino! Me encanta el Chacortita junier, ya lo vi en las imagines otro papito. Lo mismo el Leo. En espera del próximo.

    ResponderBorrar
  4. Jaja! Gracias por recomendar las historias de Chema, Konohaflameninja, me encantan! Chema es tan... salvaje? jaja, pero me cai bien. LOL. Me gusta la actitud de Leo tambien, pero mi favorito es el pequeno Humbertito. Update soon :)

    ResponderBorrar