De pronto todo olía a medicamento y alcohol, y eso ya no le
gusto a Roy, claro que no... ese olor comenzó a ponerle los pelos de punta, y
esa luz brillante lo hacía marearse, y ese olor... era asqueroso. No era la aguja,
eran los guantes... el olor a medicamento, y esa fastidiosa luz que le estaba
dando dolor de cabeza.
-Claro que no- dijo
Roy muy nervioso. Se había agarrotado a la silla donde estaba sentado, joder...
tenía más miedo del ambiente que de Oliver.
Oliver dejó escapar una risilla tonta, entre nervioso y
avergonzado.
-Roy, haz lo que la doctora dice- le "sugirió".
-No, estás loco- lo único que sentía Roy eran las ganas de
vomitar. No se movía, no quería estaba nervioso, pero veía a esa señora y
quería salir corriendo.
-Si quieren puedo salir del consultorio un segundo- ofreció
la doctora, sintiendo que algo no estaba bien ahí.
-No- replicó súbitamente Oliver, con más fuerza de la que
pretendía- ¡Roy, haz lo que te dijo pero ya!-
-¡Que no! ¡Demonios
Oliver, me quiero largar!- gritó enojado.
Oliver no contestó. Estaba rojísimo y ni siquiera sabía si
era más por pena o por enojo. Fue hasta Roy y lo agarró del brazo con fuerza,
dispuesto a arrastrarlo a la camilla.
-Suéltame, Oliver..- puso toda la fuerza que tenía para resistirse-
Déjame..-
-Es enserio, si quieren yo..-
-¡Que no!- le gritó el hombre a la pobre doctora.
-Roy, deja de hacer rabietas, es una jeringa y ya-
-De hecho son 3- le corrigió la doctora.
-¡No es la jeringa, mierda! Es estar aquí, ME QUIERO IR ¿Qué
es lo que no entiendes?-
-Por qué tanta desesperación en irte, eso es lo que no
entiendo- contestó él, logrando por fin levantarlo y empujarlo un poco hacia la
camilla.
- Porque me da A-S-C-O estar aquí...- replicó él, poniendo toda la fuerza posible.
Oliver se hartó y en un movimiento rápido se lo echó sobre
el hombro. Que no creyera Roy que por semejante escena se le iba a olvidar la
charla que tenían pendiente.
-Pues más razón para obedecer; mientras más rápido hagas
caso, más rápido nos vamos-
-¡OLIVEER! Bájame...
bájame- gruñía Roy- Quiero irme de aquí- Comenzó a patalear inconscientemente.
Una de las patadas le dio a Oliver en la mandíbula, lo cual
le molestó mucho e hizo que se olvidara momentáneamente de la presencia de la
doctora. Le plantó al chico una corta serie de dolorosas palmadas. Ya no le
estaba cayendo en gracia su teatrito.
-Te calmas porque te calmas- le ordenó, dejándolo sentado en
la fea y hospitalesca camilla- Y más te vale hacer caso, que ya no estoy harto
de ti, sino lo que le sigue, Roy, ¡No haces más que dar problemas!-
-Pues lo único que quiero es largarme de aquí- dijo furioso
Roy y muuuy sonrojado por las palmadas que le había dado Oliver- Me quiero ir, entiéndelo-
-¡No! Además, no uses ese tono conmigo- le amonestó- Y más te
vale no armar más escenas porque entonces sí me vas a conocer-
-¿Ya puedo...?- intervino la doctora, casi tan roja como Roy.
Quizás debería pedir cambio a pediatría, así vería escenas de ese tipo sólo con
los niños, quienes tenían derecho a hacerlas.
-Te detesto, Oliver, me quiero ir- dijo enojado.
-¡Yo también te detesto!- gritó Oliver, totalmente fuera de
sus casillas. Roy ya había empujado demasiado por un día....
-Yo no dije que me adoptaras- le gritó, intentando
levantarse.
-¡Y yo no te dije que te tatuaras, que desobedecieras y que
además te drogaras como un Hooligan de mierda!- explotó antes de que pudiera
pensar en lo que decía.
-Si tanto te molesta, déjame ir y ya, Oliver, tú eres el que
me detiene, me voy a la mierda y YAAA- dijo Roy levantándose.
-Ni de chiste, niño, no te vas a zafar tan fácil de todo-
replicó, jalándolo del brazo y regresándolo a la camilla.
-Disculpe, pero si usted y el pequeño angelito necesitan
hablar..- comenzó la doctora, tan sólo
para ser interrumpida por el adolescente.
-¿Y por qué no? Si tanto te saco de quicio para que jodidos
me quedo contigo, si tanto te pesa Oliver, ya déjame ir-
-Mira, mocoso, aquí no se va a hacer tu santa voluntad- le advirtió
sin soltarlo del brazo y sentándose a lado suyo en la camilla. Oliver comenzó a
jalar a Roy hacia sí, pero no como si lo fuera a abrazar o algo, sino...
diferente...
-¿Qué
haces? Déjame..- forcejeó Roy.
hombre no le hizo caso y unos cuantos forcejeos después, ya
había logrado medio tirarlo sobre su regazo. La cosa era difícil porque Roy no
dejaba de retorcerse e intentar ponerse de pie, pero Oliver utilizó una pierna
para pasarla sobre la parte trasera de las rodillas de Roy.
-¡Suéltame,
Oliver! ¡Déjame!-
Oliver hizo caso omiso y utilizó su brazo derecho para sostenerlo
del torso para arriba. Después le bajó un poco los pantalones de un tirón.
-¿Lo puede inyectar ya?- le dijo a la doctora un poco
desesperado.
-Ehm... sí, ya voy- titubeó ésta, acercándose un poco con
una de las jeringas en la mano.
-Oliver...-
La doctora caminó hacia ellos y empapó un algodón en
antiséptico. Se acercó, esperando con todo su corazón que el joven no la fuese
a patear. Con toda la precaución que pudo, se dispuso a desinfectar la zona en
la que quería insertar la aguja y...
-¡OLIVEER!- justo cuando Roy gritó, la doctora enterró la
aguja- Ayyyyyy, suéltame joder, joder...-
el medicamente iba entrando y ardía.
-Roy, ya basta. Me consta que no tienes problema con las
agujas- habló, ahora sí cansado. ¿Qué demonios le pasaba al chico?- Y no seas
grosero, que hay una dama presente-
-Listo- la doctora sacó la jeringa
La verdad es que Roy contenía las lágrimas, entre el asco
del hospital, las riñas con su padre, y el dolor de la inyección estaba harto,
y sabía que Oliver no lo dejaría.
-¿Ya me puedo levantar?- preguntó entrecortadamente.
Antes de que Oliver pudiese responder con un frío
"No", la doctora habló, acercándose con otro algodón empapado.
-No, cariño, pero no te preocupes que ya nada más faltan
otras dos-
.
Cuando por fin los Queen pudieron salir de ahí, el ofendido
era Roy. Sólo miraba furioso a Oliver, pero no hablaba ni aunque Oliver le
estuviera regañando, solo estaba haciendo una rabieta (no le digan que dije
eso) tipo Jason, porque estaba rojo, rojo, y sin poder hablar. Sólo quería
llegar a la casa.
-¿Estás siquiera escuchando lo que digo?- le recriminó
Oliver, abriendo el auto.
Roy se metió al auto sin decir nada, estaba ofendido,
indignado con Oliver, y no quería hablarle jamás.
Oliver rodó los ojos y entró al auto también. El camino a la
casa fue tan silencioso que el Arquero de la Liga consideró la opción de que el
chico se hubiese dormido, pero desgraciadamente no...
-Ve a la recámara, que tú y yo aún tenemos que hablar- le
ordenó sin siquiera mirarlo una vez que se estacionó.
Roy, como seguía enfadado, solo se bajó, azoto la puerta tan
fuerte como pudo y entró y subió a la habitación. Estaba harto de Oliver.
Oliver, por otro lado, se quedó estupefacto. ¿De dónde
sacaba Roy los cojones para tener esa actitud después del show que había
armado? Ni idea...
Lo siguió hasta la habitación y entró sin tocar la puerta.
-Oye, bájale a tu actitud, Roy, que la paciencia la perdí ya
hace rato- le ordenó.
Roy solo lo miro enojado, pero no le contestó nada.
-Ahora que ya no te vas a enfermar- estableció con cierto sarcasmo
en la voz- Dime en qué rayos estabas pensando cuando decidiste fumarte esa
porquería-
-No quiero hablar contigo-
declaró Roy.
-No me importa- replicó- ¿Qué no consideraste los problemas
que esas cosas te trajeron la última vez?-
-No quiero hablar contigo, Oliver, entiende-
-Deja tu berrinche de una buena vez- le ordenó, levantando
un poco la voz. Gracias a Dios Connor había decidido dormir esa noche en la
otra habitación con Artemis, sino de seguro se hubiese despertado.
-¿Qué
berrinche? Solo no te quiero hartar más- sonrió Roy.
-Muy bien, Roy, estás tentando a la suerte- le advirtió-
Quita esa sonrisa arrogante de tu rostro antes de que te la quite a bofetadas-
Roy soltó
una risita.
-Nada te gusta, ¿Qué hago entonces? ¿Qué qué pensé al fumar
marihuana? Nada, Oliver, nada de nada, solo quería hacerlo y ya. Ya sé que está
prohibido por el empresario Olliver Queen, pero no pensé que me descubrirías-
-¡¿Cómo no te iba a descubrir si llegaste más estupidizado
que de costumbre?!- gritó- Además, no, no te lo prohibe el empresario Oliver
Queen, sino tu padre Oliver Queen- enfatizó
-Bueno,
ya... Yo no sabía que Jason se desataría y ustedes estarían abajo, me
escape, no se supone que lo supieras, pero me salío mal. En el momento no lo
pensé Oliver, son cosas que haces en caliente-
-Esque ni siquiera se supone que fueras, ¿no lo entiendes?
Te pudo haber pasado algo- se desesperaba Oliver- Fumarte eso fue el más grave
error, pero no el primero, ese fue desobedecerme; no debiste de haber ido a esa
fiesta-
Roy rodó
los ojos.
-Ya
sé, pero ya lo hice, y enredé a Dick, lo lamento, es lo único que puedo decir… Digo,
no somos ni los primeros, ni los últimos adolescentes en escaparnos de fiesta-
-Lo único inteligente que hicieron fue dejar a Dick conducir
de regreso- musitó, pero luego enarcó la ceja- Porque así fue, ¿no?-
-Si, papá- mintió secamente
Oliver se sintió un poco más tranquilo con la mentira.
Bueno, ojos que no ven, corazón que no siente...
-Y el teatro que armaste en el hospital.... ¿Qué rayos pasa
contigo? Actuar así sólo para salirte con la tuya..-
-No quiero hablar de eso- pensar en lo ocurrido le daba vergüenza.
-No te pregunté si querías o no, Roy, ¿en qué estabas
pensando? ¿Tienes idea de lo vergonzoso que fue?-
-DEJAME; no quiero hablar de eso, Oliver-
-¿Qué te está pasando? Cada día es más difícil lidiar
contigo-
-Pues ya te dije: no lo hagas, y deshazte de mí, no te
odiaré- se cruzó de brazos.
-¿Ves? Es esto de lo que hablo. Quiero que dejes esa actitud
pedante y por lo menos te disculpes-
-Ya te dije que lo lamento-
-Sí, Roy, pero te vale. Lo dices como si no hubieras estado
tan jodido la última vez que te drogabas.
No le estás dando la importancia
debida- le recriminó- ¿Y sabes qué? Si vas a conservar esa actitud, mejor
pasemos de una vez al castigo-
Roy estaba asustado pero no dijo nada más, no podía cambiar
nada, hablando o no hablando lo iban a castigar.
Oliver se comenzó a quitar el cinturón. La verdad que no
quería dejar las cosas así, pero parecía que a Roy ni le importaba lo que había
hecho
-Papaaa...- dijo Roy mirando sus pies.
-¿Qué?¿Ahora sí me dices papá? ¿Qué pasó con “Jódete,
Oliver, te detesto”?- replicó sin siquiera mirarlo, doblando el cinturón para
sostenerlo de ambos extremos.
-Papaa... no me pegues- supo lo ridículo que sonó, como
Connor o Jason, pero vamos ¿A quién le gustaba una paliza? Y si con alguien
podía dejar salir su lado voluble era con Oliver.
-¿Que no te pegue? ¡Ja! Mas bien agradece que no te envío a
la militarizada o a algún lugar así de lejos donde aprendas a comportarte de
una vez por todas- replicó, sentándose en su cama- Ven-
-Papá... por favor- se quejó Roy levantándose, pero sin
acercarse a Oliver.
-¡Que vengas, Roy, no estoy jugando! No estoy enojado
contigo, sino lo que le sigue, así que ven porque capaz y me harto y
reconsidero las cosas-
Roy se acercó lentamente a su padre. No quería que le
pegara, pero tampoco quería meterse en problemas, vaya no era tonto, solo muuuy
rebelde
-Por
favor...-
-Por favor nada. Mejor no hables si no es para decirme en
qué diablos pensabas al hacer semejante berrinche en el hospital-
Roy rodó los ojos. Eso no lo diría, le daba vergüenza… sólo
se quedó frente a su padre callado, algo arrepentido, molesto y con ganas de
que todo terminara.
-¿No me vas a decir? Bien, yo lo haré: lo único que querías
era salirte con la tuya para que olvidara el castigo y regresáramos a casa-
asumió- Ahora, si no tienes nada productivo que decir, ven aquí-
Roy prefirió obedecer antes de decir que tenía miedo a los
hospitales, doctores, etc… así que obedeció sin replicar.
Una vez que el joven estuvo frente a él, Oliver lo tumbó
sobre sus rodillas sin mucha gentileza que digamos. Vaya que hace buen tiempo
que no lo castigaba sobre su regazo, pero si Roy se había empeñado en actuar
como un niño, bien podría castigarlo como a uno.
-Esto es humillante, Oliver- se quejó muy enojado.
-Esto no es nada- replicó, dejando caer el primer correazo-
Si insistes en actuar como un niño, pues perfecto, te trataré como a uno-
continuó descargando el cinturón sobre el trasero del joven sin importarle
realmente que recién hubiese recibido 3 inyecciones- Puedes irte olvidando de
salir de mi vista de aquí a que madures-
-Yayaya,
dejame- se quejaba.
-Duele,
Oliveeer-
-Menos mal, quizás así se te quede de una buena vez: no
tolero el uso de drogas- repuso, remarcando cada palabra con un correazo a los
muslos del joven- Al menos espero que así sea, porque ya no me basta con tu
palabra Roy, yo ya no confío en tí-
-YAA, Oliver, hace rato me pegaste- gruñó.
-Y aun así te diste el lujo de mandar a la mierda mis órdenes-
contestó inflexible, repartiendo cinturonazos como pan caliente.
-¡AUUU! Ya,
por favor…- comenzó a llorar silenciosamente.
-Ya deja de chantajear- se exasperó Oliver, deteniéndose y
pasándose una mano por el rostro. Ya ni
siquiera sabía si creerle al chico. Era
tan probable que estuviese llorando enserio como que estuviese derramando
lágrimas de cocodrilo para librarse de todo y hacerlo sentir mal.
-Ya déjame, ¿Crees que no me duele, o qué?- se quejó
intentando no llorar.
-Sí, sí duele y que bueno, porque parece que las palabras
nada más no funcionan contigo. Te dije que no salieras, te pedí que te
comportaras en el hospital, te pedí que me contaras qué te pasaba y al parecer
todo lo que yo digo te entra por un oído y te sale por el otro- determinó,
reanudando la paliza con un correazo particularmente fuerte cerca de donde lo habían
inyectado.
-¡AUUUU! Dejame...Oliver,
ya- Roy se intentó levantar y comenzó a llorar un poco más fuerte.
-Mira, Roy, he tratado de ser paciente aunque no te lo
merezcas pero si no dejas los chantajes de una buena vez, entonces los
pantalones van abajo- le amenazó.
-¡Oliver! Pues
me duele- se quejó Roy.
-Suficiente- musitó, descargando una nueva y potente seria
de correazos antes de bajar un poco los pantalones del joven de un sólo jalón.
-NOOO, Oliver, ya déjame, no te estoy chantajeando-
-¿Y cómo lo voy a saber? Ya te lo dije, Roy: yo ya no confío
en tí- le dio otro cinturonazo, ahora en los muslos por sobre los boxers del
joven- Cuando empieces a decir la verdad, quizás te escuche-
-¡YAAAA!
-lloró más.
Oliver puso los ojos en blanco. Por más que trataba de
hacerse de oídos sordos, la posibilidad de que Roy estuviese llorando así
enserio... Se detuvo y puso su mano con la que sostenía el cinturón en la
espalda del joven
-Bien. Tienes una última oportunidad- cedió- ¿Me vas a decir
qué demonios pretendías haciendo tal berrinche en el consultorio? Porque si no
me quieres decir significa que lo fingiste y si pretendiste todo eso ¿qué me
asegura que no estas fingiendo esto para chantajearme?-
Roy se quedó callado unos minutos.
-No pretendía nada, solo quería irme- intentó de contener aún
las lágrimas.
-¿Por qué?- insistió. Normalmente no era nunca tan frio con
ninguno de sus hijos, pero Roy ya le había hecho pasar suficiente por esa
noche.
-Porque no me gustan los hospitales- dijo en un murmullo
apenas audible.
-Ahora resulta- bufó Oliver- ¿Y desde cuando, según tú, no
te gustan los hospitales?-
-Déjame levantar- se quejó Roy, no le gustaba estar viendo
las colchas de la cama.
-Contéstame, Roy, que aun puedo seguir-
-Ay,
Oliver... Pues siempre me han asustado, deberías saberlo- intentó que no
sonora a reclamo.
Bien, pensándolo un poco en retrospectiva, Roy nunca había
sido muy fanático de los hospitales, pero siempre lo atribuyó a cosas de niños
o terquedad, ¿Cómo rayos iba a saber que les tenía miedo miedo?
-¿Por qué no me dijiste?- le preguntó, tratando de sonar tan
firme como hace un instante, pero la verdad es que aquel nuevo dato lo hacía
sentir un poco culpable acerca de no haber sido un poco menos duro con él en el
consultorio de la doctora.
-Porque no, porque no es algo que quiera publicar- dijo Roy
enojado- Déjame levantar ya-
Oliver, sin embargo, no lo dejó levantarse. Al contrario,
reanudó la serie de correazos. No los descargaba con más fuerza, pero sí más
velozmente, asegurándose de no tardar mucho entre uno y otro.
-¡AUUU! Ya,
Oliver, ya te contesté, déjame- Roy intentaba no llorar, ¿pero estamos de
acuerdo que ya era suficiente? Bueno, según Roy.
Su padre no le contestó, sino que continuó y por un largo
rato. La verdad es que comenzaba a sentir algo de lástima por el joven, pero no
planeaba darle gusto hasta que su hijo dejara de dar ordenes y comenzara
mostrar un poco de arrepentimiento.
-Ay, ay, ay, ay, ay YAAA papá- lloró con fuerza Roy.
De pronto Oliver se detuvo. No estaba seguro si Roy sonaba
arrepentido o desesperado, pero ya no le importaba. Dejó el cinturón a un lado
y le acomodó los pantalones al joven, casi sin reparar en el siseo de dolor. A
continuación, hizo algo que hace mucho no hacía y, antes de que su hijo pudiese
protestar, lo sentó en su regazo, sosteniéndolo muy fuerte contra él.
Roy siguió medio llorando, porque no quería hacerlo, pero le
dolía ¡Enserio! mucho, su trasero y sus muslos. Sollozó un poco al estar en el
regazo de Oliver y se cubrió la cara.
Ollie le comenzó a acariciar la espalda con un brazo
mientras con el otro lo atraía más contra su pecho.
-Mira, Roy, no me
gusta hacer esto, pero ¿cómo se supone que no suceda si te la pasas
desobedeciendo? Todo lo que te ordeno es para que estés bien- le aseguró, antes
de hacer una pausa y exhalar pesadamente- Lamento si fui muy duro o
intransigente en el consultorio, pero tu también lo fuiste al no querer
explicarme tus razones. Si quieres que vuelva a confiar en ti, vas a tener que
trabajar en ello y eso incluye no ocultarme las cosas-
Roy sólo asintio en verdad no
quería que lo viera llorar, y tampoco le quería explicar porque lloraba, era
estupido... y estaba enojado, por estar llorando
De algún modo que ni él supo, Roy logró controlarse lo
suficiente como para articular cierta duda que lo aquejaba.
-¿Crees que algún día dejes de detestarme?-
Hasta a él le pareció que sonaba patético, sí, pero igual le
había calado cuando Oliver lo había llamado problemático, difícil de tratar, mal
ejemplo, Hooligan de mierda...
Oliver
suspiró.
-Roy, no te detesto, y perdón por todo lo que dije en el
consultorio, ¿de acuerdo? Estaba muy molesto, y tu parecía que no me querías
escuchar... y dije que cosas que no siento, perdón, quizás no arregle lo que
dije, pero son palabras sin una estructura- le consoló, mientras le sobaba la
espalda.
-Pero... lo de enviarme lejos y... ¿enserio piensas que soy
un Hooligan de mierda?... Dijiste que no daba más que problemas y que estabas
harto de mi… no quiero dejar de ver a Connor.. ni a la arpía de Artemis y. ..- musitó apresurado, sin levantar la mirada y hundiéndose
más en Ollie.
-Lo de enviarte lejos debo admitir que lo he pensado, pero
no sería capaz de hacerlo, sé que tú te acostumbrarías y yo sería el único
sufriendo- le sonrió- Y no creo lo de
Hooligan de mierda ni que sólo des problemas o me hartes, al contrario, tú y
tus hermanos me hacen muy feliz- le aseguró- Perdón Roy, estaba molesto, a
veces debemos medir las palabras, y tú y yo debemos aprender eso- lo abrazó.
Roy lo dudó un poco, pero no mucho después se abrazó también
a Oliver como si la vida dependiese
en ello, mientras que más lagrimas suyas
comenzaban a derramarse en el hombro de su padre.
-Papá, no me quiero ir- confesó, aun algo aterrado con la
idea. Ya una vez había estado separado de Dinah, Ollie y Connor, y no le había
gustado mucho que digamos... quizás ahora hasta extrañase al reempla... a
Artemis.
-No te enviaré a ningún lado, pero de todos modos tienes que
comportarte, Roy- le consoló su padre.
-Lo intentaré- musitó, implicando "Lo que tú digas pero
no me corras".
-Eso espero en verdad, que sino juro que estarás en una peor
posición que la de hace rato- le advirtió Oliver.
Roy hizo una nota mental de recordar eso.... El episodio de
hace rato no había sido muy de su agrado... ¡No volvería a probar ninguna sustancia
ilegal en su vida!.... bueno, ¿a quién engañaba? tan sólo trataría ser más
cuidadoso la próxima vez, es decir, él era Roy Harper, a él no deberían de
descubrirlo en nada...
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