domingo, 30 de septiembre de 2018

Roy y Dinah


Un pequeño pelirrojo se encontraba tras la puerta de la habitación de su padre, se suponía que tenía que llevar ya por lo menos una hora dormido, porque eran las diez y su papá lo había acostado a las nueve
, pero sus planes era llegar hasta la cama de su padre, porque quería dormir con él. Pero antes de eso escuchó algo que definitivamente... no le agradaba mucho.

-No sé, Dinah, ¿Crees que ya sea el momento?-Se escuchó la voz del arquero mayor.-No, no es eso, es que... no sé cómo reaccione Roy... ¿Tú crees?-

¿Con quién diablos hablaba su papá?

-Dinah, es que no estamos hablando de un niño cualquiera de siete años-

Roy no escuchó más que silencio por un instante y no podía evitar que la curiosidad le carcomiera las entrañas.

-Bueno, podría presentarlos y ya después, depende de cómo reaccione, vemos la manera de decirle-

Roy hizo una mueca. No e gustaba cuando los adultos trataban de hacerlo tonto valiéndose de ser como cien años mayores...

-No, no me preocupa que no le agrades, sé que con el tiempo todo se va a dar muy bien-

Roy casi gruñía de frustración, ¿A qué se refería Ollie? ¿Qué se iba a dar muy bien?

-...Sí, la primera reacción es lo que me da pendiente pero quizás tienes razón, lidiará con ello-

-¿Lidare? ¿Lidarie? ¡Bah! como sea... ¿de qué diablos está hablando?- decía el chiquillo para sí mismo, ¿Y con quién hablaba? Estaba fastidiado, así que sin más entró a la habitación.

-Papá...- puso la cara más adorable que pudo.

-Espera- le pidió Oliver a quien fuera que estuviese al otro lado de la línea- Roy, ¿qué haces? ¿No deberías estar dormido?- le preguntó sin estar realmente enojado pero tampoco muy contento.                                                                                                      

El día en la oficina había sido largo para el heredero de Industrias Queen y con muchas reuniones. Gracias a Dios Thea lo había ayudado a cuidar a Roy después de la escuela un par de horas en lo que él llegaba a casa. Lo último que necesitaba eran problemas con Roy por no quererse dormir.

Roy lo vio con una mirada lastimera, se paseó un poco por el cuarto, y se tallo sus ojitos como si quisiera llorar.

-Es que... no puedo dormir- se quejó.

Oliver no supo muy bien que hacer; por un lado, tenía que ponerse deacuerdo con Dinah acerca de cuándo se verían y en dónde para que ella y Roy se conocieran, pero tampoco le gustaba mucho la idea de mandar a Roy a su cuarto como si nada.

-Bueno, ¿qué tal si vas a ver la tele en lo que acabo esta llamada? Pero pon canales de niños-

-No...- dijo Roy- Ya tengo sueño- se quejó -¿Puedo dormir contigo?- quizás lo de ver la televisión era demasiado tentador, pero Roy no quería que siguiera esa odiosa llamada

-De acuerdo- accedió Oliver, poniéndose de pie- Espera aquí en lo que yo acabo de hablar, ¿sí?-                                                                                                                                     

Claro que el "¿sí?" era de pura cortesía porque ni siquiera había terminado de decirle eso aun cuando ya había echado a andar en dirección a la puerta.

-¡No!- exclamó Roy, tomándolo del pants con el que dormía- Ya vamos a dormir...- dijo muy molesto. ¿Por qué no colgaba? Era de mala educación estar hablando tan tarde.

-Ya voy- le contestó, aun sin colgar- Sólo tengo que acordar unos detalles con... -

-¡Que no!- gritó enojado. Estaba irritado por la llamada y porque tenía sueño. Por si aquello fuera poco, la necedad de Oliver no funcionaba -Ya no quiero nada, iré a ver la tele, pero no iré mañana a la escuela- declaró el chico con muchos pantalones y se fue muy ofendido a la sala.

-¡Pues la ves sólo en lo que acabo de hablar y claro que mañana vas a la escuela!- le gritó también. Claro que Roy sólo lo ignoró, pero Oliver no le presto mucha atención, no tenía ganas de comenzar una pelea a esas horas.

-...Ay, perdón, Prettybird, lo olvidé- se disculpó por haberle gritado al teléfono.

Roy se fue al sofá de mala gana, prendió el televisor, y subió todo el volumen que se podía para molestar a Oliver, no era justo, quería que colgara ya.

-Bien, ¿entonces mañana a las 2:30? Perfecto, ahí te veo, pero sólo recuerda lo que te advertí... Está bien, buenas noches-

Una vez que colgó el teléfono fue hasta donde estaba Roy y apagó el televisor.

-¡OYE! Lo estaba viendo- le dijo muy enojado y con los brazos cruzados.

-Te dije que sólo en lo que hablaba- repuso, tratando de tomar su mano para irse a dormir.

Roy jaló su mano enseguida, ¿Qué se creía? ¿Que lo podía ignorar? Pues no… Roy se levantó y prendió de nuevo el televisor.

Oliver la volvió a apagar, no muy conforme con la actitud del niño.

-Vamos, Roy, a dormir-

-No quiero- contestó Roy, cruzándose de brazos muy enojado.

Su papá no le hizo caso y lo cargó, dirigiéndose a las escaleras.

-¡Suéltame! - le exigió Roy, moviéndose como lombriz para que lo dejara.

-Mañana tienes escuela y te tienes que dormir, si ya no quieres dormir en mi cuarto pues te vas al tuyo y se acabó-

-Ya te dije que no iré- declaró Roy- Y ya suéltame, tu llamada era más importante...- dijo con los ojos llenos de lágrimas. A Roy siempre se le había dado el drama con facilidad, había hecho que intentar finalizar una llamada se hiciera toda una novela.

Oliver se sintió algo mal al verlo así y comenzó a acariciarle la espalda.

-Sí irás, no puedes estar faltando. Y créeme que para mí nada es más importante que tú-

-Claro que sí, tu estúpida llamada te importa más- y comenzó a llorar.

-Oye, no digas esas palabras, y ya te dije que no, es sólo que tenía que acordar ciertos... datos- quiso poner las cosas de un modo que ni mintiera ni hablara de más.

Roy lloró más fuerte.

-Me quiero dormir- gimoteo, haciendo todo un teatro a Oliver.

Oliver exhaló con cansancio y apoyó la cabeza de Roy en su hombro.

-Que bueno, así no batallamos, ¿no?-

-Hmm...- Roy se abrazó a su papá- No quiero que hables por teléfono-

-¿No? ¿Entonces prefieres que vaya de casa en casa cada vez que tenga que hablar con alguien?- le dijo de buena gana- Porque justo tenía que hablar con mi madre mañana, entonces podemos ir hasta su casa y...-

-¡NOO! No quiero, sólo puedes hablarle a ella- dijo Roy ofendido

-Bueno, eso nos deja el día de mañana libre para hacer algo divertido-

-Sigo enojado contigo- aclaró Roy.

-¿Por no ser grosero y colgar el teléfono sin despedirme? Discúlpame- se rio Oliver, entrando a su habitación.

-Deja de reírte- le dijo Roy de mala gana, ¿cuál era la gracia, eh Oliver Queen?

-Pero que mal humor, ya mejor vamos a dormir- respondió, dejándolo en la cama.

-Pero no ire a la escuela, eh...- se acomodó en la cama de Oliver.

-Claro que vas- sentenció, cubriéndolo con la cobija y acostándose también él- Ya verás que sorpresa te tengo cuando vaya a recogerte, te va a agradar-

-No iré- dijo sin importarle lo prometido.

-Sí, sí, ya duérmete Roy- se rindió. Claro que Roy iría pero no quería discutir a esa hora.

No iría, era definitivo y Oliver no lo podía evitar, pensaba Roy ya en sus sueños,

Al día siguiente, Ollie se levantó sin muchas ganas pero de todos modos lo hizo. Tomó una ducha y se cambió, antes de regresar a su cama y sacudir el hombro de Roy

-Roy, ya levántate que sino vas a llegar tarde a la escuela-

Roy se escondió bajo la almohada y susurró algo que Oliver no pudo escuchar.

-Roy, despiertaaaaaaaa- le sacudió el hombro con un poco más de fuerza.

-¡NO QUIERO!- gritó desde las profundidades de las almohadas.

-¿Te sientes mal?-

-Tal vez...-

Oliver, oliendose la mentira, lo soltó y comenzó a fingir que buscaba un número en el directorio de su celular.

-Entonces no te levantes. Pobrecito de mi hijo, no tienes que ir a la escuela si no quieres-

-Bueno- dijo Roy, asomandose a ver su papa, ¿Qué planeaba? Vio como jugaba con ese bendito celular- Deja tu celular,yaaaaa...-

-No, como crees, si necesito llamar a tu abuela para que venga en este preciso instante- le contestó como si fuera lo más natural del mundo- Ya sabes que Thea está en la escuela y ni Felicity ni Diggle te pueden cuidar porque trabajan conmigo. Además de que Tommy no es confiable. Le llamaré a Moira para que venga a cuidarte, es más, le diré que ni siquiera salga de la habitación en la que estés-

Roy le aventó una almohada a Oliver.

-No le hables, deja tu celular ya- dijo muy molesto levantándose, arrebatándole el celular y,no feliz con eso, aventandolo. No quería que hablara con nadie, y menos con quien hablaba ayer. Eran celos medio irracionales.

Oliver frunció el ceño y recogió el aparato.

-Pues a alguien le tengo que hablar para que venga a cuidarte, ¿no? Nimodo que te lleve a la oficina si estás enfermo-

-No vayas a la oficina- dijo Roy, sentándose en la cama.

-Lo siento, tengo una reunión importante hoy y un compromiso a las 2:30. No puedo faltar, así que si me disculpas debo llamar a mi madre para que venga lo más pronto posible-

-¡Que no!- le arrebató de nuevo el celular y lo aventó una vez más. Para mala suerte de Roy, ahora se había estrellado con la pared-Upss…-

Oliver lo tomó pronto del brazo y le soltó tres palmadas, después fue a levantar el celular y se lo metió al bolsillo.

-Además, ahora tengo que ir a cambiar este celular- Oliver tomó el teléfono de la casa y volteó a ver a Roy-¿Ya te sientes bien o le llamo a tu abuela?-

Roy todavía sentía las palmadas en sus posaderas y estaba realmente enojado por la llamada tan importante de anoche. Vio a Oliver fijamente y le brillaron los ojos, luego se tiro a la cama boca abajo y empezó a llorar.

Oliver revisó su reloj antes de ir a sentarse en la cama junto a Roy.

-Ya Roy, no llores- le pidió, acariciándole la espalda- No puedo dejarte solo en la casa. Vamos, métete a bañar para que te lleve a la escuela-

-No, no quiero... sólo te importa tu celuar, pues vete con él y dejame en paz-

-¿Por qué dices eso? Lo necesito por el trabajo. Ya, deja la rabieta y levántate- le pidió, aun con paciencia- No puedes quedarte aquí-

-¡Sí puedo!- gritó Roy sin levantarse- ¡Te dije que no iría!-

Y en ese momento la alarma comenzó a sonar, anunciando que ya faltaban tan sólo 45 minutos para que las clases comenzaran.

-Bien- cedió- Pero me vas a acompañar a la oficina, te vas a portar bien y además te vas a llevar un buen castigo llegando a casa- se levantó. Al menos ya era viernes...

Roy lloró un poco más fuerte.

-¿Castigo, por qué?-

-Por berrinchudo y desobediente- le contestó- Y tú mismo le vas a pedir a Felicity que si puede cuidarte en lo que dura la reunión- le avisó, sacando ropa para que el niño se pusiera y metiendo unas cuantas cosas en una mochila de Roy, como juguetes, cuadernos, su caja de lápices y libros para colorear.

Roy se sentó satistfecho.

-No es justo...- respondio bajito- Y no necesito quue me cuiden-

-¿Qué parte de "tienes 7 años” no has entendido? Y no puedes salir solo de mi oficina tampoco, ya lo sabes así que ni lo vayas a intentar. Tendré a Diggle vigilando la puerta- agregó la última parte entre dientes.

-Báñate y cámbiate ya, que la reunión empieza en dos horas-

Roy bajó de la cama y se dispuso a ir al baño.

-Eres grosero- soltó antes de cerrar la puerta.

-No tanto como para ir por ahí arrojando teléfonos ajenos- musitó, dirigiéndose a la cocina a preparar el desayuno.

Cuando Roy por fin estaba bañado y cambiado, fue a la sala a prender la telvisión, pasaban buenos programas a esas horas. Su padre estaba haciendo de desayunar, cosas nutritivas seguro, eugh.

Pasado un rato, Oliver fue y apagó la televisión. Tomó la muñeca de Roy y comenzó a jalarlo hacia la cocina, donde lo esperaba un plato de fruta, otro de avena y otro de huevos revueltos.

-Humm... ¡Oye! Yo quería seguir viendo la tele- se quejó Roy cuando Oliver lo hizo sentarse a la mesa- No tenías que traerme a la fuerza-

-Roy, ya basta que no me tienes muy contento que digamos. Come para que te laves los dientes y podamos irnos-

-Pero no hice nada- se quejó Roy- ¿Y qué como?-

-¿Cómo que no hiciste nada? Desde ayer en la noche estás insoportable. Te comes los huevos, la avena y después la fruta-

-¡Tú eres el insoportable!- contestó indignado Roy y tomó el tenedor- Y no me comeré todo-

Oliver comenzó a marcar un número en el teléfono de la casa. 

-Lo harás a menos que quieras que te de las nalgadas que te mereces- le advirtió, levantándose de la mesa.

-¡Que no hables!- le gritó muy enojado. Eso era lo que lo tenía tan irritado, Roy no quería que volviera a hablar con la persona que hablaba anoche- Si no cuelgas no comeré, nunca jamás de los jamases-

-Es enserio, Roy, si cuando regrese no estás comiendo vas a ser un niño muy triste- le dijo muy serio, saliendo a la sala de estar-¿Hola?... Sí, sé que quedamos a las 2:30 pero Roy no va a ir a la escuela hoy y estarémos libres como a la 1.... No, no está enfermo, tan sólo anda de berrinchudo-

-¡OLIVER!- le gritó, bajándose de la silla- No quiero...-

Roy se imaginaba las peores cosas con la llamada; que lo llevaría con su abuela, o el medico pero con trampas, o que se lo quería dar a los extraterrestres… se imginaba tantas cosas, y él no quería.

-¡Roy, ya me estoy enojando! ¡Come ya o voy a llegar tarde a la reunión!-

-Pues cuelga- le reclamó Roy- No quiero que hables por telefono-

Oliver rodó los ojos y continuó con su llamada. 

-...¿Entonces crees poder a la 1?... Muy bien, te vemos ahí... Claro, hasta entonces, Prettybird- colgó lo más pronto que pudo, pero fue para apurar a Roy, no para darle gusto. 

Cuando regresó a la cocina, encontro a un Roy llorando afligido, ¿Y si su papá lo quería regalar? Lo haría  a la una de la tarde, no a las dos... Pero él no había hecho nada malo, seguro era otra cosa… O claro que no lo era, porque sino ¿por qué lo ocultaría?

Al verlo así, Oliver no pudo evitar pensar que a lo mejor Roy sí se sentía mal después de todo.

-¿Qué tienes, Roy? ¿Te duele algo?- le preguntó, cargándolo y observando la comida intacta.

Roy se abrazó de su padre como si la vida dependíera de ello y siguío llorando, porque Roy ya se había hecho su novela sin saber qué iba a pasar.

Oliver se preocupó aún más y lo sostuvo cerca.

-¿Te sientes mal? Quizás podría llamar a alguna doctora y...-

Roy nego con la cabeza.

-N…n…o quiero que hables por telefono- rogó llorando todavía más fuerte.

-¿Por qué? ¿Qué tiene de malo?-

-Porque no quiero- Roy se hundió en el pecho de Oliver.

-Bien, ¿y si prometo no hablar por teléfono a menos que sea Thea o el trabajo, comerás, te lavarás los dientes y te portarás bien en la oficina?- de acuerdo, Oliver sabía que estaba pidiendo demasiado pero Roy estaba tan raro que quizás aceptase.

Roy asintio más tranquilo sin soltar a su padre.

-Bueno...-

Oliver se sintió tan aliviado que no pudo evitar sonreír. Besó la cabeza de su hijo y  lo dejó en la silla.

-Entonces no se diga más. Vamos, Roy que tenemos que ir a la oficina, después a cambiar mi celular y a la una tengo una sorpresa-

Roy de pronto abrió mucho los ojos y empezó a llorar de nuevo con la mención.
Oliver también se le quedó viendo muy sorprendido, ¿acaso había dicho algo malo?

-Roy, enserio, ¿qué tienes?-

Roy negó con la cabeza y empezó a medio comer. Por lo menos no hablaría con esa persona y podrían llegar tarde.

-Bieeen- fue lo único que dijo el joven hombre, bastante extrañado por el comportamiento de su pequeño hijo.

Pero a la mitad del desayuno Roy dijo:

-Ya no quiero-

Oliver normalmnete hubiera replicado pero ya no tenía mucho tiempo antes de la reunión, así que se echó la mochila de Roy al hombro.

-Bueno, ve a lavarte los dientes y ya vámonos-

Roy obedecío, seguro Felicity sabía algo y le diría...

1 comentario:

  1. Que lindo! Te sigo de fanfiction.net. haha. Adoro esta historia!

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