miércoles, 26 de septiembre de 2018

Integrando una Familia, capítulo 5

-Espero que estés contento-
Aquél tono en la voz de Thea jamás era buena señal, pensaba el joven padre, mirando a su izquierda para verla de pie en el marco de la puerta. 
Oliver le besó la frente a Roy y lo recostó en la cama cuidadosamente para que no despertase, antes de cubrirlo con la cobija y salir de la habitación, pasando de largo a su hermana.
-Claro que estoy contento; al fin mi hijo se durmió- respondió, fingiendo no darse cuenta de lo que presagiaba el tono de la joven.
-¿Qué no tienes vergüenza? ¡No puedo creer que seas tan cínico!- le reclamó, saliendo tras él.
El único motivo por el cuál la furiosa chica se abstenía de gritar era por miedo a despertar a su sobrino.
-¡Demonios, Thea! ¿Qué tiene? Sólo lo castigue porque siempre que está cerca de ti, actúa como si lo que yo dijera fueran puras idioteces y fíjate que no. Es mi hijo, me tiene que obedecer y entender que cuando yo digo no es NO-
Olive tuvo que reconocer que quizás se había exaltado un poco pero de lo que menos tenía ganas en ese momento era de discutir con alguien más. Como si las discusiones con Roy no fuesen ya suficiente…
-¡¿Y?! ¿Para dejar en claro tu estúpida autoridad tuviste que pegarle a un niño pequeño?- insistió, bastante molesta- ¡A ti nunca te pusieron un dedo encima, Oliver, no veo por qué...-
Olivr se detuvo y dio media vuelta para encarar a su hermana.
-¡Basta! Ya basta Thea. En primer lugar, esto no va a matar a Roy y tampoco es tan chico, tiene siete años. Además, tú siempre me haces las cosas más difíciles con él. Yo se cómo educar a mi hijo. Agradezco tu interés pero no dejare que me digas como hago mi papel de padre- objetó, reanudando su caminar. 
-¡Mal! ¡Lo haces muy mal!- le gritó, siguiéndolo hasta la cocina.
Oliver abrió el refrigerador, pero su hermana lo cerró casi de inmediato.
-Además, Roy es un encanto. De seguro si le pidieras las cosas bien, haría caso a la primera-
-Jajaja- Thea se molestó visiblemente ante la risa que soltó su hermano- Sí, mi hijo es un encanto pero, como TODO niño, desobedece a su padre, así que ya basta, no te quiero escuchar Thea. Entiende, hago las cosas para que Roy y yo estemos bien-
-Uy sí. Están muy pero muy bien. Las lágrimas de hace rato lo comprueban- repuso Thea sarcásticamente.
-TE DIJE QUE YA. No te quiero escuchar, ¿de acuerdo? El tutor, es decir, quien mantiene, arropa y cuida de Roy ¡SOY YO! Y no me importa si no te gusta- explotó. El ultimo comentario sí que le había molestado mucho.
-Claro, claro, claro- fingió meditarlo- pero que tonta soy que no me di cuenta antes...Vamos, Oliver, deja de hacer todo un drama al respecto- espetó, volviendo a su voz normal- ni que hacerse cargo de Roy fuera tan difícil-
-Deja de decir estupideces, claro que es difícil. Es un niño, tiene cientos de necesidades y atenciones, ¿pero sabes, Thea? me parece que estás en tu burbuja de tonterías y no lo ves, Roy no es como un perrito al que se le da de comer,  se juega con él y ya. Por favor pon los pies sobre la tierra- dijo molesto el playboy, caminando de vuelta a su recámara.
Thea gruñó con frustración.
-¡ERES UN IMBÉCIL, OLIVER!- le gritó, antes de escuchar el portazo.
.
Al día siguiente, los Queen salieron relativamente temprano del apartamento… bueno, lo que era temprano para un playboy como Oliver, un niño pequeño como Roy y una universitaria en vacaciones como Thea, es decir, casi a la una de la tarde.
El plan era muy sencillo: ir al centro comercial, dejar a Thea en las tiendas mientras Ollie llevaba a Roy a la tienda Disney  y reunirse a las cuatro en el área de comidas.
-Thea, ¿ya casi?- le apuró Oliver desde la puerta.
El hombre estaba recargado en la entrada principal del apartamento con la puerta abierta para apresurar a su hermana… cosa que hasta ese momento no estaba funcionando. A lado suyo se encontraba Roy, también recargado en la pared. Con su mano derecha sostenía la de su padre casi inconscientemente mientras pateaba una mancha en el piso. Al menos esperando afuera podías ver hacia el estacionamiento y las áreas verdes, lo cual era mucho más entretenido que observar a Thea terminar de peinarse.
-No- fue la cortante respuesta de la joven, desde el interior de la casa.
Bien, Oliver hizo la nota mental de recordar que Thea seguía enojada con él por haberle pegado a Roy… 
-Y…- habló Roy, aburrido- ¿Entonces puedo mmh… tener un tatuaje?-
-Jajaja- Oliver profirió una sincera risotada- No-
-Aww- se quejó el niño- ¿pero por qué no?
-Porque tienes siete años- replicó Oliver aun sonriendo.
-¿Y cuando sea mayor?- aventuró, esperanzado.
-Ni de chiste-
-Pero…-
-No-
-No eres divertido, Ollie- estableció el chiquillo, rodando los ojos fastidiado. 
-Yo puedo diferir- interrumpió una voz femenina no muy lejos de ellos. Ambos levantaron la vista hacia la escalera del edificio, de donde venía bajando una mujer muy atractiva que no dejaba de ver a Oliver.
-Alice- sonrió éste involuntariamente.
-¿Quién?- replicó Roy, mirando de uno a otro con expresión asqueada.
La mujer y Oliver no dejaban de mirarse entre sí como corderos embobados a medio morir, lo cual a Roy no le gustó para nada.
- Somos viejos amigos. Alice vivía en el piso de arriba cuando Thea y yo veníamos aquí de niños. Jugábamos los tres juntos- explicó finalmente Oliver, antes de dirigirse nuevamente hacia Alice- No sabía que aún estabas en los apartamentos-
-Y yo no sabía que planeaban volver, Ollie… veo que ahora traen compañía- agregó ella, prestándole al fin un poco de atención al niño- Hola, angelito, no nos conocemos, ¿verdad?- inquirió con una voz ridículamente dulce, y bastante falsa.
-Claro, claro- Oliver pareció finalmente salir de su trance. Es sólo que su “vieja amiga” había crecido tanto… - Alice, él es mi hijo, Roy- lo presentó, poniéndole la mano en el hombro. 
A Roy no le agradaba nada la forma en que Oliver y la tal “Alice” se miraban.. parecía que querían comerse el uno al otro o algo así. Además, no le agradaba esa señora, ni siquiera parecía que realmente le gustaran los niños.
-Ah, así que estás casado- asumió, algo decepcionada.
-¿Qué? ¡No!- replicó Ollie de inmediato, pero al reparar en la mirada acusatoria de Roy, rectificó- Digo, sí… ¡Espera, no!-
Dinah y Oliver habían terminado hace como un mes, lo cual a Roy lo había puesto muy triste. Dinah era muy agradable y se preocupaba por él. Le llamaba para preguntar cómo estaba y conversar aún después de haber roto con Ollie… Puede que Oliver no estuviese casado, pero Roy ya tenía mamá.
Alice aun parecía algo confundida, así que Oliver se apresuró a aclarar.
-No estoy en ninguna relación justo ahora- le sonrió.
La sonrisa de Alice se ensanchó en lo que ella debió de haber considerado una manera discreta. Mala señal. 
-Mira qué casualidad- sonrió ella- Yo tampoco-
-Papá- gimoteó Roy en tono quejumbroso, levantando la vista hacia Oliver y jalándole el brazo izquierdo con ambas manos- Ya vámonos, ya me cansé de estar aquí parado-
Oliver bajó la vista hacia Roy, como recordando que estaba ahí.
-Yo también, cachorro- se agachó él, tomando al crío en sus brazos- pero Thea no tiene para cuando salir-
Roy enredó sus brazos alrededor del cuello de su papá y recargó la mejilla en el hombro de éste. Oliver comenzó a acariciar la espalda y parte del cabello de su hijo, bastante aliviado de que el niño estuviese tan afectuoso con él. La verdad es que se había esperado que después de la noche anterior Roy se mostrase más resentido, y realmente se alegraba de que no fuera el caso.
El niño se sentía satisfecho de haber acaparado gran parte de la atención que Oliver le estaba brindando a su “amiga”, lo único malo era que a esa altura podía ver mejor la plástica sonrisa de la dichosa “Alice”   
-¡Ay, este pequeñito es de lo más adorable!- chilló ella, estirando la mano para tocar su mejilla y darle un pellizco de esos que arrancan pellejo, pero Roy se volteó lo más rápido que pudo y escondió el rostro en el cuello de su papá.
-Debe tener sueño aún- Oliver quiso excusar a Roy, algo apenado.
-Seguro es eso- forzó una tersa sonrisa disque comprensiva- Oye, hay que vernos alguno de estos días-
Fue entonces cuando Oliver dijo lo que para Roy sonó como la peor propuesta del año.
-Podrías venir hoy en la tarde a cenar con nosotros-
-¡No!-
Las miradas de ambos adultos se posaron inmediatamente en Roy, quién al final tuvo que asomar el rostro e intentar explicarse. Sin embargo, dirigió la mirada solamente a Ollie.
-Hoy me ibas a llevar a la tienda Disney- le reprochó, poniendo una mirada triste pero sin exagerar mucho para darse credibilidad.
-Todavía vamos a ir, Roy, pero yo digo que para las 5 ya habremos regresado-
-No creo que 4 horas sean suficientes para recorrer un centro comercial- se escuchó finalmente la voz de Thea, acercándose hasta quedar a lado de Oliver- Hola, Alice- le saludó con una sonrisa falsa también pero mil veces más natural que la de su vecina.
-Hola, Thea, que gusto verte-
-Igualmente- respondió ella- Disculpa que no nos quedemos a conversar pero ya habíamos quedado en sacar a Roy-
-No te preocupes por eso, ya me invitó Oliver a cenar hoy con ustedes-
La expresión de Thea se distorsionó de falso encanto  a una de estupefacción mal disimulada. La idea no le había parecido muy atractiva, al parecer.
-¿Ah, eso hizo?- salió por fin de su asombro- Bueno, Ollie nunca ha podido pensar primero con su cabeza de arriba-
Oliver volteó a ver a su hermana aun con la encantadora sonrisa Queen marca registrada pero hizo una nota mental de vengarse más tarde.
-Papi, ya vámonos- insistió Roy.
-Sí, Ollie, ya es tarde-
-Eres tú quien acaba de salir de la casa, Thea- le recordó él.
-Lo que digas, hermanito. Vámonos, Roy-
Roy se bajó de los brazos de su papá y le dio la mano a su tía, quien le sonrió con ternura.
-Ven, cariño. Nos vemos en la cena, Alice- se despidió de ella con la sonrisa que utilizaba para los medios, después se volteó con su hermano y su expresión cayó en una mueca aborrecida- Te esperamos en el auto, Ollie. No te tardes mucho, por favor-
Oliver rodó los ojos a su hermana pero se agachó y atrapó a Roy en sus brazos.
-Ahorita voy, campeón- le dio un beso en la mejilla y Roy se abrazó a él con su brazo libre.
-Te veo más tarde, criaturita- se despidió Alice, acercando la mano para revolverle el cabello a Roy pero el crío se desapareció en un abrir y cerrar de ojos.
Thea y Roy se alejaron lo suficiente antes de que la chica pudiera comenzar a despotricar a gusto.
-De todas las mujerzuelas que hay en la ciudad y Oliver tenía que escogerla a ella- musitó, recordando con fastidio cómo su hermano y Alice habían tenido algunas citas durante un verano cuando ambos eran adolescentes.
-Yo no quiero que Ollie y esa señora se hagan novios- comentó Roy, caminando con el ceño fruncido.
-Ni yo- le apoyó la joven con tanta naturalidad como si estuviese hablando con uno de sus amigos de la escuela- Nunca me cayó tan bien la tipa pero al parecer nuestro Romeo tiene un pésimo gusto para escoger a sus amiguitas, así que mejor nos vamos acostumbrando a ver su plástica y falsa sonrisa en casa- se resignó, revolviéndole el cabello.
Bastó con un momento pensándolo para que Roy decidiera que no le gustaba la idea… No se imaginaba verla a ella todos los días como con Dinah, no creía poder soportarlo.
-Pero no podemos dejar que eso pase, tía- expresó al fin- Yo quiero que Dinah sea mi mamá, no ella- le informó, refiriéndose a Alice como si el sólo pensarlo le dejase un mal sabor de boca.
Quizás fue el sentimiento en la voz del crío o la propia opinión de Thea, pero al poco rato ella asintió también.
-Tienes razón, cariño: Dinah debe ser- acordó- Además, estoy segurísima de que esa… mona me robó una muñeca cuando tenía 6 años-
.
-Y éste ruge-
Roy apretujó el estómago del juguete, provocando que una grabación de rugido resonase a su alrededor y mostrándole lo que debió ser el centésimo peluche que veía esa tarde. Ahora era un Simba del Rey León pero el niño ya había pasado por casi todos los personajes y juguetes Disney existentes hasta entonces y aún no escogía ninguno… Maldito el momento en que Oliver le había dicho que le compraría un juguete.
-Que bien, hijo- le respondió lo más animadamente que pudo en ese momento… es decir, casi apáticamente.
Ya llevaban en ese lugar casi 3 horas y Roy no parecía querer salir de ahí pronto. Ollie comprendía muy bien que le gustasen las tiendas Disney pero aquella no era la primera vez que iba a una y en las ocasiones previas no había durado dentro ni una hora entera. Además, Ya faltaba muy poco para las 4 y había quedado con Alice a las 5 en el apartamento. Realmente esperaba que el chico se decidiese por ese mentado peluche y pudiesen pasar por Thea de una vez.
-Aunque por otro lado…-
Maldición.
-… éste otro eructa- levantó ahora un Pumba que al apretarle el estómago emitía un potente eructo.
Oliver hizo una mueca.
-¿Por qué querrías un juguete así?-
Roy volteó a verlo atentamente con una mirada que gritaba “¿Qué no es lo más obvio del mundo?” y después volvió a apretar el estómago del animal de peluche como si aquello explicase todo.
-Ah- fue lo único que el joven hombre atinó a decir.
-Lo sé- se emocionó, pero después se volvió a poner serio. Dejó a un lado al Pumba y tomó un Koda de Tierra de Osos- Pero éste habla- 
Roy apretó el estómago del animal de felpa y enseguida resonó una voz infantil diciendo “Hola, mi nombre es Koda y me duermo una hora después del ocaso”.
-Que… interesante-
-Aunque también están esos carritos de Cars con pista de carreras y aquellos Sables de Luz de Star Wars y…-
Oliver volteó a ver el enorme reloj de Mickey Mouse colgado en la pared y casi suelta una palabrota. Ya eran las 3:57 pm. Si seguían así ni de chiste iba a alcanzar a sacar a Thea de las tiendas de ropa, llegar a casa, preparar la comida y poner la mesa antes de que Alice llegara.
-Roy- lo interrumpió de pronto- ¿Por qué no te llevas todos?-
Cualquier otro día, el niño hubiese aceptado al instante pero justo hace algunas horas él y su tía habían quedado en algo, no podía simplemente mandar al diablo su parte por algo así.
-Pero tú me lo dijiste muy claro “Nada más uno, Roy, que ya tienes muchos juguetes”-
-Sí, pero te has portado muy bien estos últimos días- mintió- Así que…-
-Si me he estado portando tan bien, entonces ¿por qué me pegaste ayer en la noche?-
-¿Quieres dejar de interrumpirme? Además, si piensas que te has portado mal entonces no nos llevamos nada y se acabó-
Auch. Golpe bajo…
-¡No! Tú dijiste que me ibas a comprar algo- gimoteó Roy. Eso de hacerle ilusiones a un niño y luego romperlas todas no estaba nada bien.
-Bueno, entonces no me rezongues y ya tráetelos todos-
Roy quería que el plan funcionara, claro, pero de eso a quedarse sin ningún juguete…
Hizo caso a Oliver y tomó los juguetes que le había mencionado antes de echar a andar hacia la caja nada contento, deseando que ojala Thea tuviera más suerte. 
Una vez en la caja, un trabajador puso una sonrisa ridículamente enorme y se agachó un poco en dirección a Roy.  
-¡Hola, pequeñín!- le saludó con una irritante voz chillona- ¿Vas a comprar eso?-
Roy entrecerró los ojos y le dirigió una mirada bastante irritada. Su plan estaba fallando y el tipo ese no dejaba de sonreír como bobo.
-Nooooo, ¿cómo crees? Si yo solo venía a enseñártelos fíjate, ahorita los regreso a su lugar- 
Oliver puso una mueca apenada pero el empleado no pareció notarla en lo absoluto.
-Pues están muy lind..- y entonces comprendió. Borró un poco la sonrisa de su cara- Oh, ya veo. Alguien amaneció del lado izquierdo de la cama, ¿eh?-
-Y alguien se le cayó a su mamá de bebé, ¿no?- 
-¿Quié…- 3..2..1..- Ah- entrecerró los ojos, dirigiéndole lo que quiso hacer como una mirada amenazante- Ya me di cuenta de lo que insinúas-
-Pues ya era hora- le contestó el niño en un tono no muy agradable.
Oliver dejó caer su mano abierta en el mostrador con sólo la fuerza suficiente para llamar la atención del joven cajero. El muchacho volteó a verlo algo asustado, ya que el ruido no se lo había esperado para nada.
Oliver, en cambio, tomo los juguetes de las manos de Roy, los puso en el mostrador y sonrió educadamente como si nada pasara.
-Buenas tardes, ¿Cuánto va a ser?- 
.
-¿Y entonces cuál se ve mejor?- preguntó Thea, dando una vuelta para que vieran bien el vestido de fiesta que llevaba puesto- ¿Este o el de hace rato?-
-Todo se te ve bonito- contestó su hermano en un tono de aburrimiento puro que tan sólo le ganó una mirada reprobatoria por parte de la chica.
-Ollie, lo aprecio cuando lo dices enserio pero justo ahora pareciera que prefirieses estar en cualquier otra parte del mundo menos aquí con nosotros-
Oliver rodó los ojos. No era precisamente eso sino que ya les quedaba casi nada de tiempo para llegar a casa, preparar la cena y recoger un poco, y Thea no dejaba de probarse vestidos.
-Es sólo que no entiendo para qué rayos quieres un vestido largo si no se acerca ninguna fiesta- respondió, haciendo uso de su fuerza de voluntad para no perder la paciencia.   
-Nunca sabes cuándo se te pueda ofrecer- replicó ella, como diciendo “Duh!”- Hombres…- musitó, antes de voltear a ver a Roy con una gran sonrisa- ¿Y tú qué me dices, cariño? ¿Cuál se me ve mejor?-
Roy fingió pensarlo por un momento. La verdad es que todos le daban lo mismo pero quería tardarse mucho para que la Alice esa pensara que Oliver la había dejado plantada, se enojase y se fuera.  
-No lo sé, tía… Quizás si te vuelves a poner el otro…-
-¡No!- se levantó Ollie- Escúchenme muy bien los dos: Yo ya me voy, si alguien quiere regresar a casa en el auto conmigo, ¡se viene pero ya!-

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