Damián Wayne, el adorable hijo más pequeño de nuestro millonario favorito de Gotham, se encontraba muy enojado, él se había ido a quedar unos días con su madre por las fiestas navideñas, llegaba dos días antes de Navidad y se encontraba con que sus hermanos no estaban, y se habían ido con tía Harriet a Disneylandia, ¿A qué era súper injusto, no? Ahora él estaba solo con su padre en la mansión porque sí, Alfred también había tenido unos días libres para visitar a su familia en Londres, así que el pequeño se sentía digamos, bastante miserable.
-Hijo, no te pongas así…-Le insistió Bruce, el niño traía una cara de pocos amigos que bueno.
-Yo quiero ir a Disney con mis hermanos.-Frunció el ceño.
-Lo sé, cariño pero yo tengo unos pendientes en la ciudad, y no podemos irnos.
-Yo sí puedo.
-No, hijo no puedes viajar solo, aparte, tus hermanos llegan pasado mañana, así que ya no te preocupes.-Le acaricio el cabello.
-Yo quiero ir.-Respondió cruzándose de brazos muy enfadado.
Bruce suspiro, ya no sabía que decirle a Damián desde que había llegado no había parado con la discusión.
-¿Qué quieres comer, hijo?-Intento cambiar de tema el caballero de la noche.
-Nada.-Damián puso un puchero.
-Tienes que comer, ¿Quieres que vayamos a algún lado?
-No.-Le dijo tajante.
Bruce comenzaba a cansarse de la actitud del pequeño, entendía que estuviera enojado, pero no es como que lo pudiera mandar en un avión, o que hiciera regresar a sus hermanos.
-Damian, basta ya con esta actitud, necesito que me acompañes a una reunión importante, pero no quiero que vayas sin comer, así que ya dime ¿Qué quieres comer?-Le explico Bruce intentando no perder la paciencia.
-Ya te dije que no quiero nada.-Gruño el chiquillo.
-Hey, basta ya porque me voy a enojar, Damian. ¿Qué quieres comer?
-¡Que nada!-Dio un pisotón.
Bruce lo tomo por el brazo y le regalo tres duras palmadas.
-Te dije que ya basta, no me gusta que me contestes así y ya lo sabes.-Los ojos del niño brillaban enojados apunto de ponerse a llorar- Ahora ya dime que quieres comer.
-Nada.-Dijo el niño empezando a llorar.-Comí con mi mama.
-¿Seguro, Damian?-Le pregunto.
-¡Que sí!-Dijo empezando a llorar más fuerte.
-Eso espero, porque al rato le hablaré a tu madre-Aunque hubiera preferido no hacerlo-Y si es mentira te voy a castigar.-Eso hizo que el niño se pusiera llorar más fuerte.-Ya cálmate, hijo. No me gusta castigarte y lo sabes pero también sabes bien que no me debes hablar mal. Ya cálmate-Se puso a su altura le limpio unas lágrimas y lo tomó en brazos.
-Quiero ir con mis hermanos.-Se quejó el niño recargándose en su padre.
-Lo sé, cariño pero ya será para la próxima.-Le empezó a sobar la espalda.-Ahorita vamos a ir a mi oficina, y te quedas jugando en la computadora, no me voy a tardar, ¿Está bien, hijo?
No le gustaba mucho la idea de dejar a Damián en su oficina solo, pero solo era una hora y no tenía opción.
Bruce y Damián se dirigieron a la oficina, a Damián le gustaba la oficina de su padre, pero solo por unos minutos se aburría.
Llegaron a la oficina,y Bruce dejó al pequeño en el sofá,
-Papa, ¿a qué hora nos vamos? -Preguntó el pequeño un poco impaciente.
-Hijo, acabamos de llegar.-Le dijo tranquilo.
-Es que estoy aburrido, y ya me dio hambre.
-¿Qué quieres comer hijo?-Bruce se levanto de su escritorio y fue con el.
-Pizza-Dijo emocionado.
-No, hijo, pizza no-Respondió
-¿Por qué no?-Pusó un puchero.
-Porque comiste pizza con tu mama. Y no quiero que estés comiendo esas cosas. Mira hay varios restaurantes, de pescado, carne, y venden sopa.-Ya sabía que Damián no quería pero hasta donde le había dicho había comido pura porqueria.
-Quiero pizza-Dijo Damián enojado.
-Damián, ya te dije que no.-Repitió Bruce firme.
-Entonces no quiero nada-Le dijo muy enojado
-Damián, basta de berrinches, dime qué quieres comer o voy a pedir lo que yo quiera y te lo vas a tener que comer.
-Nada! -Damián pego en el sofá.
-Hey, ya, basta, sigue con berrinches y te voy a castigar Damián.
-Pues no quiero nada-Damián seguía con un puchero en la cara.
-Es la última vez que te lo pregunto Damián, ¿Qué quieres de comer? -Le preguntó una vez más. Pero el pequeño no contesto nada solo cruzó sus brazos y los apretó contra su pecho- Conste que yo te pregunté, porque aunque no quieras vas a comer lo que yo te pida, ¿entendiste? -El pequeño negó con la cabeza.-Ah, ¿no me entendiste Damián?
-No.-Contestó apretando los brazos.
-Ya te calmas, y si no comes bien, te voy a castigar.
-Pero... Yo quiero pizza, no lo que tú quieras
-Ya te dije que pizza, no. Y no voy a discutir
Damián lo vio muy enojado, y le dio la espalda a su papá, era tan injusto. Bruce por otro lado, no quiso continuar discutiendo, así que fue a pedir la comida, y pidió comida que Damian comía sin problemas.
Ya sabía que Damian se estaba comportando así porque estaba enojado porque sus hermanos habían ido a Disney y el no, pero no quería hablar más del tema, porque ya se lo había intentado hablar con el, pero Damián muy necio.
Se quedaron en silencio debido a que El Niño estaba muy enojado y emberrinchado.
Pasaron veinte minutos y la comida llego, y olía bien, Bruce la había pedido en un buen restaurante no en un restaurante de comida rapida, de esos horribles.
Bruce quito todos los adornos y cosas de la mesa de café, para poner la comida de Damián y la suya, Damián estaba en un rincón mirando a la ventana.
-Ven a comer hijo.-Le pidió Bruce.
-Te dije que no quiero-Replicó Damián.
-Ven acá-Le ordenó Bruce.
-No.
-Si voy por ti, no te gustara Damián, ven acá
-Pero...-intento replicar El Niño pero su padre se levanto. -No quiero...
-No es de que quieras o no, vamos a comer -Bruce lo tomo del brazo y lo llevó a la mesa -Come ya.
-No quiero-Damian miro la comida con cara de pocos amigos.
-No te estoy preguntando, y ya mejor dime si quieres que te castigue o me vas a hacer caso.
Damián se sentó resignado frente a su comida.
-Mira es sopa, y pollo con papas, si te gustan. -Damián hizo una mueca enojada, pero no le dijo nada a su padre.-Anda, hijo
-No quiero...-Respondió El Niño mirando hacia el otro lado.
-Ya te dije que tienes que comer.- Bruce se levanto y se sentó junto a él, tomó la cuchara, sirvió una cucharada y se la acerco a Damián-Anda prueba está roca hijo.
-Ya te dije que no quiero-Y Damián de un manotazo le tiro la cuchara a Bruce, y no siendo suficiente lanzó otro manotazo al aire y tiro la sopa.
Claro que Bruce ahora sí que perdió la poca paciencia que le quedaba, y se levanto enojado y levanto al niño de un brazo y le regaló cuatro pesadas palmadas en el trasero.
-Ya tuve suficiente de groserías, Damián.-Le dijo regalándole otra palmada.
-Fue un accidente-Dijo El Niño comenzando a sollozar.
-No, no lo fue.-Afirmó Bruce -Voy a buscar a alguien para que venga a limpiar, y ahorita tú y yo vamos a hablar muy seriamente.
-No, papi, si fue un accidente-Sollozo Damián.
Pero Bruce no le hizo caso y salió de su oficina en busca de alguien de limpieza una vez que dio la orden, pasó por el escritorio de su secretaria, que tenía un cepillo en su escritorio.
-¿Me lo prestas?-Le preguntó Bruce y la chica sin mucho que decir asintió.-Gracias.
Bruce avanzó a su oficina, y entro donde su hijo estaba hecho un mar de lagrimas, pero aun así sin mediar palabra, Bruce lo tomo del brazo y lo arrastró hasta la silla del escritorio, se sentó, y colocó al niño en su regazo, y aunque no le gustará castigar al niño, comenzó al soltar varias series de cepillazos en el pobre trasero de su hijo menor.
-BUAAAA, ya no me pegues!-Damián pateaba y se revolvía en el regazo de su padre.
Bruce a pesar de sentir muy mal por su hijo, continuó con el cepillo en la mano, y su hijo llorando con muchas ganas.
-¡Au! Ya papa, BUAAAA.
Terminando con uno más fuerte que los anteriores, Bruce lo sentó en su regazo, Damián estaba llorando aún muy fuerte, así que espero a que se calmara un poco.
-Escucha, hijo, ya sé que estás enojado porque tú no te fuiste con tus hermanos, pero eso no quiere decir que puedes estar de grosero, porque ya sabes que eso no me gusta, y me gusta aún menos que tires la comida, y ya sabes.
-Fue un accidente-Siguió llorando.
-No lo fue Damián y lo sabes, si no hubieras estado haciendo berrinche la sopa no se hubiera caído.
-Perdón...-Dijo El Niño hundiéndose en el pecho de su padre.
-Si, te perdono pero no lo hagas de nuevo,¿Entendido?-Le preguntó.
-Si papa...-Respondió Damián sin moverse.
-Muy bien, ahora tienes que comer. -Le beso el cabello.
-Ya sé...-Contestó el chiquillo con un puchero adorable.
Bruce le sonrió y le beso la frente:
-Te quiero mucho hijito.
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